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CIUDAD DEL VATICANO, El Vaticano, 21 de abril.- El Papa Francisco ha ordenado hoy a diez nuevos sacerdotes de la diócesis Roma en una solemne ceremonia muy emotiva celebrada en la Basílica de San Pedro, en la que los jóvenes se han presentado uno a uno ante el Pontífice argentino.
Se trata de seis italianos, dos indios, un argentino y un croata, quienes al comienzo de la liturgia de ordenación se han presentado ante el papa Francisco diciendo: "Aquí estoy".
El cardenal Agostino Vallini después pidió al papa su ordenación, a lo que el Francisco preguntó "¿Es cierto que son dignos?".
El Papa ordenó a diez nuevos sacerdotes de la diócesis Roma en una solemne ceremonia celebrada en la Basílica de San Pedro.(EFE)
"De la informaciones recogidas cerca del pueblo cristiano y según el juicio de los que han guiado su formación puedo afirmar que son dignos", respondió el cardenal.
Durante la homilía que improvisó el Papa les instó a dar la palabra de Dios que "vosotros mismos habéis recibido con alegría, recordad a vuestras madres, a vuestras abuelas, a vuestros catequistas, que os han transmitido el don de la fe".
El único objetivo de los sacerdotes "debe de ser satisfacer a Dios no a vosotros mismos", advirtió el Papa.
Al final de la ordenación, los nuevos sacerdotes, muy conmovidos, se colocaron la estola y la casulla, y el Papa ungió sus manos con el santo crisma.
Tras la homilía del Pontífice, se pronunciaron los compromisos de los elegidos, se cantó la letanía de los santos con los diez presbíteros postrados en la tierra y la oración de ordenación.
Al final de la ordenación, con nuevos sacerdotes muy conmovidos, se colocaron la estola y la casulla, y el Papa ungió sus manos con el santo crisma.
Después de entregarles la hostia en la patena y el cáliz con el vino para la celebración de la Misa, el Papa intercambió con cada uno de ellos un abrazo y el beso de la paz entre los aplausos de los fieles. Por último, el canto el Credo.
Así, la gratitud a Dios por toda una vida de servicio a las almas afloró el domingo en las palabras y los gestos del Papa Francisco en su primera ceremonia de ordenación de sacerdotes en la basílica de San Pedro. El Santo Padre estaba conmovido en cada uno de los pasajes de la ordenación sacerdotal de diez «hermanos míos e hijos queridísimos».
Tras la homilía del Pontífice, se pronunciaron los compromisos de los elegidos, se cantó la letanía de los santos con los diez presbíteros postrados en la tierra y la oración de ordenación.
En su homilía, Francisco les invitó a recordar en ese momento único en sus vidas, «a vuestras madres, abuelas y catequistas, que os transmitieron el don de la fe». Al mismo tiempo les advirtió que «la Palabra de Dios no es propiedad vuestra, es Palabra de Dios y de la Iglesia».
Pero, sobre todo, les suplicó «en nombre de Cristo y de la Iglesia, por favor, no os canséis de ser misericordiosos». En esa misma línea, les aconsejó «no tener miedo a la ternura con los ancianos».
Eran consejos vividos en primera persona, que Francisco resumía en frases breves y claras: «Sois pastores, no funcionarios; sois mediadores, no intermediarios».
Su último consejo fue: «Tened siempre ante los ojos el ejemplo del Buen Pastor, que vino a servir y no a ser servido, y a buscar a aquellos que estaban perdidos».
Los diez diáconos que recibieron la ordenación sacerdotal pertenecen a seminarios la diócesis de Roma, cuyos estudiantes proceden de muchos países. Entre los nuevos sacerdotes hay seis italianos, dos indios, un argentino y un croata.
El Papa realizaba de modo vigoroso y decidido cada uno de los gestos como la imposición de manos sobre la cabeza de los candidatos o la unción de las manos de cada uno de ellos con el óleo. Estaba muy emocionado, casi tanto como las personas que recibían el sacramento.
La emoción y la alegría se contagiaron al público, y toda la basílica rindió homenaje a los nuevos sacerdotes con un gran aplauso. (EFE/Informador/ABC)