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México (16 de febrero).- Por el día, María José trabaja en una oficina. Por las noches, usa sus audífonos, que le dan una pinta de aviadora. Y se deja llevar por la estridente música electro y progressive house.
María José también es DJ. Disfruta sentir en sus oídos la vibración del bajo, la batería y los sintetizadores cuando hace sus mezclas. “Después de horas frente a la consola -cuenta sin despegarse de los auriculares-, a veces siento un zumbido en los oídos pero ya estoy acostumbrada”, dice, sin poner ‘stop’ a la pista, que traspasa la barrera de las bocinas que recubren sus orejas.
Para los jóvenes, los audífonos son un escape. Pero esa fuga momentánea de los sonidos del mundo real puede causar un daño irreparable al sistema auditivo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que la pérdida de la audición por exposición excesiva al ruido es una de las enfermedades irreversibles más frecuentes entre los chicos.
Los reproductores de música y los teléfonos celulares conectados a auriculares pueden emitir un estruendo directo al oído interno que se compara con el paso de un avión o una fuerte detonación.
De colores oscuros o fosforescentes, con cables o con Bluetooth (inalámbricos), con acceso a tarjetas de memoria y sistemas “noise cancelling” para aislarse por completo del exterior. En el país circulan al menos 12 marcas. Sus precios van desde USD 20 hasta más de 300.
Un estudio de Deafness Research UK, organización británica dedicada a la prevención de la sordera, revela que los jóvenes de hoy podrían perder la audición 30 años antes que generaciones anteriores.
Geoconda Pulla, licenciada en Audiología del Hospital Guayaquil, asegura que el oído interno lleva la peor parte. “Hay una pérdida neurosensorial. Se deterioran las células ciliadas (23 mil células nerviosas en cada oído) y ya no se las puede recuperar”.
El año pasado, investigadores de la Universidad de Leicester, en Inglaterra, verificaron que la mielina se afecta. Esta es la capa que recubre las neuronas y que lleva las señales de sonido al cerebro. Su deterioro puede causar pérdida total o parcial de la audición.
Otro organismo británico, el Real Instituto Nacional para Sordos, evidenció que dos de cada tres jóvenes que usan reproductores de mp3 (que puede superar los 120 decibeles), corren el riesgo de padecer trastornos auditivos.
Esos trastornos pueden ir desde zumbidos (tinitus) hasta sordera, como explica Priscila Vallejo, técnica del área de Otorrinolaringología del Hospital Guayaquil. Para determinar el daño es necesaria una audiometría, examen que mide la percepción de sonidos agudos y graves.- (Agencias)