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MORELIA, Michoacán, 16 de febrero.- América no perdía dos partidos seguidos desde el Clausura 2012, cuando cayó de forma consecutiva ante Monarcas y Monterrey. Y es que vivir sin Rubens Sambueza, suspendido, no es vida.
Antonio Mohamed no le encuentra la cuadratura al círculo. Sin Sambu en la cancha, América se vuelve un equipo enjundioso, de lucha, pero sin claridad.
La calidad de la gente que le queda no es suficiente para levantar al equipo, un equipo que ya no es el del Piojo Herrera, no juega como el del Piojo.
Y eso Morelia lo aprovechó. Los Monarcas, que venían de tumbo en tumbo, al fin vieron la luz y Yayo de la Torre le salva, por el momento.
Un gol nada más, del Recodo Valdez, cambió la perspectiva. Morelia resucitó y América comenzó a entrar en crisis. Y es que es difícil vivir sin Sambueza.
Mucho ruido de parte de ambos cuadros durante un primer tiempo bien jugado, con emociones, con aproximaciones, pero sin lo más importante: el gol.
América, urgido, y Morelia todavía más. Ambos salieron a hacer lo posible, a agradar y ganar, pero ante la similitud de ideas, el bloquearse el uno al otro, fue la consecuencia natural.
América jugó a lo largo, como siempre, explotando las bandas, explotando la enjundia de Miguel Layún y Raúl Jiménez. Morelia a lo ancho, al ritmo que impuso Aldo Leao, apoyado por la juventud de Armando Zamorano y Jorge Zárate.
Y hubo emociones. Porque las Águilas aprovecharon la lentitud de la central michoacana, donde Héctor Reynoso cada vez se ve peor. Jiménez intentó rematar de todas formas, hasta de taquito, pero el joven canterano salió con la mira desviada.
Morelia necesitó más toques para inquietar la portería de Moisés Muñoz. Mucho juego por las bandas de los Monarcas, que sin Héctor Mancilla, lesionado en la semana, perdieron referente en el ataque.
América mereció irse con ventaja en el primer tiempo. El gol al Topo Valenzuela estuvo bien anulado y la más clara la tuvo Jiménez, pero fue vencido en el mano a mano por el joven cancerbero Felipe Rodríguez, primo de Moy.
Morelia tuvo más la pelota, pero la bien plantada defensa americanista le impidió tener un tiro claro y -cuando lo hubo- Riascos, o lo que queda de la llamada Culebra, lo echó por un lado.
Porque la historia obliga, el América salió a comerse el balón en la segunda mitad y Morelia, asustado por la agresividad del rival, le cedió iniciativa y campo. El bombardeo sobre la cabaña de Rodríguez era incesante; Reynoso seguía siendo el punto flaco en la defensa, pero el gol no llegaba.
Pero llegó, y no de parte del América. El equipo del Yayo de la Torre, gracias a los esfuerzos de Arévalo y Leao, se había quitado el dominio azulcrema, pero quien hizo la jugada de crack fue Armando Zamorano, quien recortó de la izquierda hasta el centro, hasta encontrar una rendija por donde pasó el balón por lo alto a Christian Valdez y el Recodo, con dos defensas encima, sólo punteó el balón para vencer a Muñoz (61').
La reacción de Mohamed fue inmediata. Rompió la formación a lo Piojo y jugó a lo Turco en busca del empate. Pero sin balón, es difícil comenzar una reacción.
La reacción americanista la propició el mismo Morelia. Tres lesionados de los Monarcas: Reynoso, González y Valdez, tres cambios que quería hacer el Yayo y que le echaron a perder, aunado esto al empuje de los capitalinos.
Aquivaldo se va al frente, todos se le echan encima y sacan el balón del área. Responde Morelia con un tiro de Riascos que atrapa Muñoz.
Última jugada. Tiro de esquina. Va Muñoz. Como en la final. No se cumple el milagro. Y es que la vida sin Sambueza no es vida. La buena noticia, dentro de lo malo, es que regresa contra Pumas. (El Universal)