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El ayuno y la abstinencia no han pasado de moda, aunque muchas veces su práctica suele ser ambigua. En la antigüedad sólo se conocía el ayuno religioso; hoy existe el ayuno político y social (las huelgas de hambre), el ayuno saludable o ideológico (vegetarianos), el ayuno patológico (la anorexia), el ayuno estético (para mantener la línea), pero, sobre todo, existe el ayuno impuesto por la necesidad, que se manifiesta en millones de seres humanos que carecen de lo mínimo indispensable y mueren de hambre.
¿Qué enseña la Iglesia?
El ayuno y la abstinencia son formas de mortificación que nos ayudan a aprender a dominarnos a nosotros mismos y a dedicar nuestra atención a las cosas de Dios y no a las del mundo, recordándonos que no sólo de pan vive el hombre. Con estas prácticas hacemos también reverencia a Dios, nos reconocemos pecadores y mostramos solicitud y solidaridad hacia los más necesitados, pues no hay que olvidar que el cristiano, mediante estas mortificaciones, ahorra un poco para ayudar -con alimento o dinero- a los más pobres.
¿En qué consisten estas prácticas?
El ayuno consiste en hacer sólo una comida al día, aunque se permite tomar un poco de alimento por la mañana y por la noche. La abstinencia -también llamada vigilia- consiste en abstenerse de comer carne.
Los días específicos para cumplir con el precepto de la abstinencia son: todos los viernes de Cuaresma, mientras que el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo es obligatorio cumplir con los dos preceptos: ayuno y abstinencia.
¿Quiénes están obligados?
Ayuno: todos las personas mayores de 18 años y menores de 60; quedando exentos los enfermos que necesitan de una dieta específica.
Abstinencia: todos aquellos que hayan cumplido catorce años. Los ancianos, aunque no están exentos de esta ley, pueden compensar con otras obras de caridad, de piedad o algún sacrificio voluntario.
Otros tipos de ayuno y abstinencia
Existen formas alternativas al ayuno y abstinencia. Podemos practicar, por ejemplo, el ayuno del tabaco, del alcohol y bebidas de alta graduación, un ayuno de las imágenes violentas y sexuales que televisión, revistas e internet nos echan encima a diario. También podemos evitar hablar mal del prójimo; dejar de ver televisión y pasar ese tiempo con algún anciano o enfermo o privarnos de algunos gustos y dar el dinero ahorrado a quién más lo necesite.
Motivos para cumplir estos preceptos
El cumplir con estos preceptos solamente porque los demás lo hacen, no tiene sentido; la costumbre no nos lleva a ningún lado, es decir, no favorece el crecimiento del hombre. En cambio, cuando estas mortificaciones se ofrecen por amor a Dios y al prójimo, encuentran un sentido pleno de esperanza y de comunión con el creador y brindan a quien los practica el precioso fruto del espíritu para enfrentar las adversidades.
LA PASCUA PAGANA
La antigua costumbre del ayuno precede al festival de
primavera. Este periodo de cuarenta días antes de la Pascua, se conoce como Cuaresma. En tiempos pasados estos cuarenta días eran observados con llantos, ayuno y maceraciones por Tammuz -a fin de renovar sus favores-para que saliera del centro de la tierra, terminara el
invierno y causara el principio de la primavera. De acuerdo a las antiguas leyendas, Tammuz tenía cuarenta años cuando fue muerto por un cerdo salvaje. Así que cuarenta días -uno por cada año que vivió en la tierra-fueron designados para llorar por Tammuz. La observación de este
periodo en honor de Tammuz no solamente era conocida en Babilonia, sino también por los fenicios, los egipcios y por un tiempo, incluso entre el pueblo escogido por Dios cuando cayó en apostasía.
¿Práctica demoniaca?
Los cuarenta días de abstinencia o Cuaresma eran conocidos y practicados por los adoradores del demonio en el Kurdistán, quienes heredaron la costumbre primaveral de sus maestros, los babilonios. Esta costumbre era conocida también entre los paganos mexicanos, los cuales acostumbraban a tener ayuno de cuarenta días en honor al sol.
Entre los paganos -dice Hislop- la Cuaresma parece haber sido indispensable antes del gran festival anual en memoria de la muerte
y resurrección de Tammuz.
Incorporación de la cuaresma y sus prácticas al cristianismo
Cuando el paganismo y el cristianismo fueron mezclados, poco a poco la cuaresma pagana fue unida a la Iglesia profesante. Se decía, que era para dar honor a Cristo y no a los dioses paganos.
Durante el siglo VI, el papa instituyó oficialmente la Cuaresma, llamándola Fiesta Sagrada y ordenándola al pueblo. Mandó que se abstuvieran de comer carne durante este periodo. Naturalmente la gente que no entiende el misterio de todo esto, piensa que el periodo de la Cuaresma y los días de abstención son de origen cristiano. La realidad es que la Biblia y la historia antigua enseñan todo lo contrario.
Para conciliar con los paganos e incorporarlos al cristianismo nominal, la iglesia siguiendo su política usual, tomó medidas para obtener que las fiestas paganas y cristianas se amalgamaran y por un complicado, pero habilidoso ajuste del calendario, esto fue realizado sin dificultad, consiguiendo que el paganismo y el Cristianismo ahora sumido en la idolatría, se dieron la mano. El instrumento para cumplir esta amalgama fue el Abbat Dionisio el pequeño (525 D.C.) a quien nosotros debemos, como los modernos cronólogos han demostrado, que la fecha de la era cristiana o del nacimiento de Cristo, fuera movida cuatro años después de su nacimiento.
Los Cristianos debieron siempre pensar que introducir la abstinencia pagana de la Cuaresma era una señal del mal. Revelaba cuán bajo habían caído, inevitablemente a una profunda degradación. Originalmente en Roma, la Cuaresma, con los jolgorios precedentes del carnaval fue totalmente desconocida y aun cuando ayunar en la pascua cristiana era una necesidad, esto solo vino a confirmar los orígenes del paganismo.
El Concilio en Aurelia en el tiempo de Hormisdas, obispo de Roma, alrededor del año 519, decretó que la Cuaresma debiera ser solemnemente observada antes de la pascua.
Tal es la historia de la pascua. Las observancias populares que todavía concurren al período de su celebración confirman el testimonio de la historia en cuanto a su carácter y origen babilónico.
La cuaresma
En la iglesia Cristiana, es un período de preparación penitencial para la Pascua. En iglesias Occidentales comienza el Miércoles de Ceniza, seis y media semanas antes de la Pascua e implica un periodo de 40 días de ayuno (los Domingos están excluidos), en imitación del ayuno de Jesucristo en el desierto. En las iglesias Orientales comienza ocho semanas antes de la Pascua.
Desde tiempos apostólicos el período de preparación y el ayuno se ha observado antes de la Pascua . Era un tiempo de preparación de candidatos para el bautismo y un tiempo de penitencia para los pecadores. En los primeros siglos las reglas de ayuno eran estrictas, como todavía sucede en las iglesias Orientales. Una comida al día era permitida por la noche.
En el Oeste en lo concerniente a los ayunos las reglas se han relajado gradualmente. La obligación estricta de ayunar entre católicos romanos se dispensó durante la segunda guerra mundial y el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo se guardan ahora como ayunos de cuaresma. Pero el énfasis en la práctica penitencial permanece aún.
En las iglesias Anglicanas El Libro del Rezo Común prescribe la cuaresma observando el ayuno. Los luteranos y muchas otras Iglesias observan la cuaresma con diversos servicios y prácticas.