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WASHINGTON, D.C., EE.UU., 25 de abril.- El Departamento de Justicia de Estados Unidos han difundido este jueves los cargos criminales contra Marta Rita Velásquez, una puertorriqueña de 57 años a la que se acusó en el 2004 de espiar para el Gobierno cubano. Velásquez reside fuera de EE.UU. desde el 2002 y, en la actualidad, vive en Estocolmo, Suecia. De ser hallada culpable, podría ser condenada a cadena perpetua.
En el comunicado publicado por el Departamento de Justicia no se explica por qué se ha mantenido el secreto de sumario hasta ahora, cuando los cargos se presentaron hace nueve años. El documento sí explica las causas de la acusación. A Velásquez se la considera responsable de reclutar para el servicio de inteligencia cubano, conocido como G2, a Ana Belén Montes, una ciudadana estadounidense que está cumpliendo una condena de 25 años de prisión, tras declararse culpable en el 2002 de espiar para Cuba durante los 16 años en los que trabajó como analista para la Agencia de Inteligencia Militar de EE.UU. (DIA, en sus siglas en inglés).
A Velásquez se le considera responsable de reclutar para el servicio de inteligencia cubano a Ana Belén Montes, ciudadana estadounidense que cumple 25 años de prisión tras declararse culpable de espiar para Cuba.
Durante todo el tiempo en el que permaneció en EE.UU. como colaboradora del G2, recibió instrucciones del servicio de inteligencia castrista mediante mensajes encriptados, con comunicaciones a través de frecuencia de onda corta o con encuentros personales con agentes en el extranjero La historia de espionaje que detalla el Departamento de Justicia podría haberla escrito Graham Greene o John le Carré.
Velásquez, también conocida como Marta Rita Kviele y Bárbara, comenzó a colaborar con el G2 en 1983, justo un año después de haberse graduado en Derecho por la Universidad de Georgetown. En 1989, la portorriqueña entró a formar parte del Departamento de Estado como asistente legal especializada en asuntos centroamericanos, un cargo que le permitió tener acceso a información restringida.
Velásquez colaboraba con agentes del servicio secreto cubano facilitándole documentos relacionados con la defensa y la seguridad nacional estadounidense.
En diciembre de 1984, Velásquez presentó a Montes a un miembro del G2 en Nueva York, que se presentó como diplomático de la misión de Cuba ante Naciones Unidas y que fue el encargado de reclutarla. Un año después, la primera acompañó a la segunda en un viaje clandestino a Cuba en el que ésta recibió entrenamiento del los servicios de inteligencia de la isla.
Poco después, Velásquez ayudó a Montes a entrar como analista en la DIA, desde donde reveló a las autoridades castristas la identidad de cuatro agentes estadounidenses encubiertos, además de otro tipo de valiosa información clasificada.
Montes fue detenida en el 2001 y, un año después, cuando transcendió que la espía estaba colaborando con el Gobierno estadounidense, Velázquez cesó de su cargo en el Departamento de Estado y abandonó el país.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos.
Durante todo el tiempo en el que la puertorriqueña permaneció en EE.UU. como colaboradora del G2, recibió instrucciones del servicio de inteligencia castrista mediante mensajes encriptados, con comunicaciones a través de frecuencia de onda corta o con encuentros personales con agentes en el extranjero, al más puro estilo de George Smiley. (El País)