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BRASILIA, Brasil, 16 de junio.- La magia en el fútbol fue inventada por los brasileños y reproducida a placer por Neymar y sus secuaces para golear a Japón, ayer.
Obras de arte para hacer tres goles que sólo la verdeamarelha con su etiqueta de pentacampeón puede plasmar en el terreno de juego. Tantos con aroma de Brasil.
Su festejo estuvo secundado por un coro abierto de su afición que entonaba: “Neymar, Neymar”, con el ritmo brasileño que suele “quebrar” las cinturas de las mujeres. Llegó temprano la felicidad a casa.
La magia en el fútbol fue inventada por los brasileños y reproducida a placer por Neymar y sus secuaces para golear a Japón, ayer.
El primero, madrugador, al minuto tres, para despejar cualquier incomodidad que pudiera generar la selección de los samuráis:
Trazo perfecto de Fred al pecho de Hulk, quien mata el esférico a los pies de Neymar. El nuevo futbolista del Barcelona acomoda el cuerpo, mientras el balón bota, empalma la pelota con un efecto ascendente y la incrusta en el ángulo de la portería japonesa; un tiro que ni siquiera el portero de los Supercampeones (caricutara nipona), Benji Price, hubiese atajado.
Neymar rompió así el ayuno de nueve partidos sin anotar.
Obras de arte para hacer tres goles que sólo la verdeamarelha con su etiqueta de pentacampeón puede plasmar en el terreno de juego. Tantos con aroma de Brasil.
Era el inicio del festín brasileño. Goles con aroma de Brasil.
Su festejo estuvo secundado por un coro abierto de su afición que entonaba: “Neymar, Neymar”, con el ritmo brasileño que suele “quebrar” las cinturas de las mujeres. Llegó temprano la felicidad a casa.
Era el inicio del festín brasileño en la inauguración de la Copa Confederaciones, de la que el combinado verdeamarelha es local y está obligado natural a ganar el certamen.
Luiz Felipe Scolari tuvo el suspiro de tranquilidad. Brasil comenzó sin contratiempos. Su equipo dio el primer paso en el Grupo de la Muerte sin riesgos de caer en el fracaso. Samba en la tribuna, al tiempo que la verdeamarelha controlaba la pelota sin muchos aspavientos. Japón quedó muy lejos de las expectativas que generó antes del torneo.
Brasil se vio obligada a divertir aún más a su torcida. Un solitario gol nunca es suficiente para el peso histórico que carga a cuestas con los cinco títulos de Copa del Mundo que posee en sus vitrinas.
Y se decidió. El segundo gol fue un latigazo con una media vuelta en el borde del área a los 48 minutos, vía Paulinho.
El último tanto brasileño cayó por la vía de Jõ, quien aprovechó un pase filtrado de Dani Alves. Otra estampa digna del país que respira, vive y ha hecho del futbol una obra de arte en la que cabe la alegría.
Un 3-0 lapidario a Japón, donde la selección canarinha lució su magia, divirtió y brilló en el inicio de su Copa Confederaciones, tal y como su leyenda le demanda. (El Universal)