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RIO DE JANEIRO, Brasil, 15 de junio.- Paradojas del fútbol: la Selección Mexicana tendrá durante la Copa Confederaciones de Brasil la "fortuna" de poder verse las caras contra dos gigantes mundiales, sus rivales predilectos.
El equipo azteca se enfrentará en el Grupo A nada menos que a Italia, cuádruple campeón mundial, y a Brasil, selección local y pentacampeón del mundo, rivales que en lugar de amedrentar significan un estímulo para poder aprovechar mejor sus armas.
El equipo azteca se enfrentará en el Grupo A nada menos que a Italia, cuádruple campeón mundial.
"Cuando enfrentamos a este tipo de selecciones con más potencial internacional y futbolístico, estos rivales buscan ir al frente, te dejan más espacio y nos permiten crear más opciones de juego", analizó el portero José Corona.
El poderío indiscutido que posee el Tri junto a Estados Unidos en la CONCACAF condujo a que la mayoría de sus partidos oficiales, sea en eliminatorias para Mundiales o en la Copa de Oro, se desarollen ante rivales que se encierran en su propio campo y renuncian al ataque.
Por ende, la condición de candidato muchas veces significó un arma de doble filo para los aztecas, no sólo por la imposibilidad de elevar su jerarquía futbolística, sino también por la necesidad constante de disponer de un ataque aceitado.
"En la Copa Confederaciones, los periodistas van a decir que México juega contra Brasil e Italia y pondrán que estos son grandes. El futbolista mexicano se sentirá liberado, ya que se le enviará un mensaje de que si pierde, no pasa nada", afirmó el argentino Ricardo La Volpe, ex entrenador del Tri.
"Ese mensaje, el jugador mexicano ya lo entendió, así es que las mejores actuaciones de esta selección son contra los grandes", añadió el técnico.
Si bien México todavía no pudo siquiera alcanzar las semifinales de un Mundial, su historial reciente ante grandes potencias del fútbol desliza un balance más que aceptable.
Los aztecas se consolidaron como una suerte de verdugos de Brasil a lo largo de los últimos 20 años.
Victorias como el 4-3 en la final de la Copa Confederaciones 1999, el 1-0 en la fase de grupos de la edición 2005, los dos triunfos en las finales de la Copa de Oro 1996 y 2003 y el 2-1 en la final olímpica de Londres 2012 en Wembley convirtieron al equipo norteamericano en una de las mayores pesadillas de la Canarinha.
"Los jugadores mexicanos ya saben que es viable ganarle a Brasil, precisamente, desde aquella Copa Confederaciones 1999. Esa victoria marcó la pauta para el fútbol de nuestro país y permitió que se cambiara la mentalidad. El fútbol está evolucionando a pasos gigantescos y hoy en día las diferencias no son tan grandes", dijo el Chepo De la Torre el jueves.
El equipo azteca se estrenará mañana contra el gigante italiano, con el que posee un historial muy desfavorable, aunque su única victoria en los nueve enfrentamientos se dio en el último choque entre ambos: 2-1 en un amistoso disputado poco antes del Mundial 2010 en Bruselas.
Los duelos contra los multicampeonesmundiales, en las dos primeras jornadas de la Copa, le podrán abrir las puertas a los mexicanos para poder romper el maleficio ofensivo en el que se encuentra inmerso.
Los dirigidos por De La Torre empataron sin goles en cinco de los nueve partidos disputados en el 2013, casi todos ante selecciones de nivel muy inferior.
"Ante rivales de la CONCACAF tenemos muy pocos espacios y eso nos complica nuestro juego. Entonces, cuando juegas contra otras selecciones que también están obligadas a ganar, a atacarte, yo creo que eso nos permite poder hacer un juego diferente", confió Andrés Guardado.
El Maracaná será escenario de la primera cita de gala para los de Chepo De la Torre. Italia será entonces el parámetro para analizar si el "Tri" está capacitado para protagonizar más hazañas. (Joaquín Cavanna/DPA-Reportajes)