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RIO DE JANEIRO, Brasil, 15 de junio.- Pasó hace poco menos de un año y prometió ser la huella que cambiaría la mentalidad del fútbol mexicano de cara al futuro: el espíritu del oro olímpico conseguido en el 2012 es la base que sustenta la esperanza de gloria del conjunto azteca en la Copa Confederaciones 2013.
“Nos hemos superado y cada vez estamos mejor. Se ha trabajado muy bien con los equipos base y eso ha sido una ganancia que se reflejará el día de mañana”, analizó Manuel Lapuente, entrenador del conjunto campeón de la Copa Confederaciones 1999.
El equipo conducido por José Manuel De la Torre, que mañana debutará contra Italia, cuenta con ocho de los 18 campeones de los Juegos de Londres: Jesús Corona, Carlos Salcido, Hiram Mier, Héctor Herrera, Giovani Dos Santos, Javier Aquino, Raúl Jiménez y Diego Reyes.
La Selección Mexicana se encerró en el Estadio de Sao Januario, un par de días antes de su debut en la Copa Confederaciones, mañana ante Italia.
El delantero Oribe Peralta, que fue la gran figura del torneo de Londres, también estaba entre los convocados, pero se cayó de la lista a último momento por una lesión en su rodilla derecha.
La idea de Chepo De la Torre no sólo es apostar a la calidad técnica de quienes lograron la hazaña en el torneo olímpico, sino también apela a la unión del grupo lograda en tierras británicas y al abandono de la postura derrotista ante potencias del fútbol mundial.
“Mi hijo siempre me decía ‘fíjate mamá que en Londres me he encontrado con un grupo que me encanta’. Siempre se trataba de ayudar unos a otros y todos luchaban por un mismo objetivo”, relató Liliana, la madre de Giovani Dos Santos, en el documental Oro: el día que todo cambió.
Durante los Juegos de Londres, la plantilla mexicana terminó de sepultar los resabios del escándalo previo a la Copa América 2011, cuando ocho futbolistas habían sido separados de la convocatoria por protagonizar una fiesta privada en el hotel de concentración.
La misión de emular el espíritu olímpico reposa también en la conducción del equipo. Además de los ocho futbolistas de Londres 2012, la Federación Mexicana de Fútbol decidió que Luis Fernando Tena, entrenador del equipo campeón olímpico, abandonara inmediatamente su gestión como técnico del conjunto que afrontará la próxima Copa de Oro y se sumara a la delegación de la Copa Confederaciones como asistente técnico del Chepo De la Torre.
Tal como sucedió en las semanas previas a los Juegos de Londres, el conjunto azteca llega a la competición oficial sin haber reflejado una buena imagen en las citas previas.
Dos empates al hilo contra Panamá y Costa Rica en la última semana fueron suficientes como para poner en duda la capacidad de reacción en duelos antes gigantes mundiales como Italia o Brasil.
El gran desafío de los mexicanos, por ende, será el de demostrar que el oro olímpico les sirvió para dar el paso adelante y abandonar un espíritu derrotista que persiguió al “Tri” durante décadas.
“México siempre llega con un buen equipo, pero a la hora de clasificarse no lo logra. Si comparamos con otros equipos que sí se han clasificado, México ha sido mucho mejor, pero hay un problema psicológico, que les hace tener problemas a la hora de definir la clasificación. Creo que es lo único que les falta: perder este miedo”, dijo la leyenda Pelé, respecto a las posibilidades de los aztecas de acudir a las semifinales de la Copa.
Por lo contrario, Ricardo La Volpe, ex seleccionador, auguró un mejor desempeño en la Copa Confederaciones respecto a las eliminatorias mundialistas de la CONCACAF.
“Yo creo que sí puede pelear. Va a jugar con menos presión porque va a jugar contra potencias como Brasil e Italia. Es una cuestión mental, México no sabe jugar con presión y ese es el problema que tenemos”, dijo el argentino.
Todos los involucrados en la aventura mexicana sueñan con que el 30 de junio se viva en el Estadio Maracaná algo similar a lo que se protagonizó el 11 de agosto del 2012 en Wembley. Esta vez los ocho campeones olímpicos tendrán la ayuda de los más calificados de la plantilla: Javier Chicharito Hernández y Andrés Guardado.
A diferencia de Italia, cuya estadía en Brasil por momentos ha parecido un periodo vacacional, la Selección Mexicana se encerró en el Estadio de Sao Januario ayer, un par de días antes de su debut en la Copa Confederaciones.
A pesar de que la práctica estaba programada a las 11:00 horas locales, el plantel azteca salió de su hotel de concentración hasta cerca del mediodía.
Casi tres horas y media después volvió del entrenamiento, al final del cual el portero Guillermo Ochoa recibió una camiseta del Vasco da Gama, que fungió como anfitrión del Tricolor al ser quien juega en Sao Januario. (DPA)