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MOSCU, Rusia, 3 de agosto.- El asilo político que otorgó Rusia al estadounidense Edward Snowden asesta un duro golpe a las relaciones entre Moscú y Washington, que podría llevar incluso a la anulación de la próxima visita del Presidente Barack Obama, pero tanto el Kremlin como la Casa Blanca no tienen interés en romper definitivamente su cooperación, han estimado varios analistas.
Para muchos expertos diplomáticos, el asilo otorgado por Moscú al ex analista de la NSA, Edward Snowden, implicará una reacción de distanciamiento de la Casa Blanca con el Kremlin.
Estados Unidos reclamó a Rusia en varias ocasiones la expulsión del ex consultor de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA). El jueves el portavoz de la Casa Blanca expresó la extrema decepción de las autoridades estadounidenses y añadió que se evaluaba la “utilidad” de una Cumbre bilateral a principios de septiembre entre el Mandatario estadounidense y Vladimir Putin antes del G-20 de San Petersburgo.
“La decisión de Moscú tendrá consecuencias negativas a corto plazo. Estados Unidos presionó a Rusia para que no recibiera a Snowden, Rusia no respondió a la altura de lo esperado por Estados Unidos y ahora Washington no puede ignorarlo”, subraya el politólogo Fedor Lukianov, jefe de redacción de la revista Rusia en la política mundial.
“Obama no podrá hacer como si no hubiese pasado nada y reunirse con Putin en especial cuando ya se lo critica en Estados Unidos por su débil posición hacia Rusia”, asegura Lukianov, que estimó además que hay “pocas probabilidades” de que la visita a Moscú se mantenga.
El caso Snowden se suma a una larga lista de diferendos que son la causa del desgaste de las relaciones bilaterales en los últimos meses.
“Las relaciones son muy malas”, constata Maria Lipman del Centro Carnegie, que cita la prohibición para los estadounidenses de adoptar niños rusos votada en represalia a la “lista Magnitiski”, una ley que prohíbe el ingreso a Estados Unidos de responsables rusos implicados en la muerte del abogado ruso Serguei Magnitiski, o también “el tema sirio” en donde los dos países jamás hallaron un compromiso.
“Existe un riesgo de que el Presidente Obama, ofendido, pierda su interés sobre Rusia, pero incluso así no sería fatal”, estima la experta.
“Rusia no quiere romper definitivamente sus relaciones con Estados Unidos. Las declaraciones de Putin sobre el caso Snowden muestran bien que estas relaciones representan para él cierto interés”, agrega.
El Presidente Obama está por su parte interesado en la colaboración con los servicios de inteligencia rusos, luego de los atentados de Boston cuyo principal sospechoso es oriundo del Cáucaso ruso, o sobre el desarme, subrayan los analistas.
El Presidente ruso declaró que “privilegiaría” las relaciones bilaterales en el caso Snowden y subrayó que el fugitivo podría quedarse en Rusia si cesaba sus actividades perjudiciales para Estados Unidos.
El jueves, apenas se conoció que Rusia le otorgaba asilo a Snowden, el influyente consejero del Kremlin, Yuri Ushakov, intentó minimizar el impacto de la decisión estimando que el caso era “muy insignificante como para influir en las relaciones bilaterales”.
Mientras, Ushakov se reunió con el embajador estadounidense Michael McFaul para discutir con él sobre el nuevo estatuto de Snowden.
El parlamentario Alexei Pushkov, presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Duma, respondió ayer al senador estadounidense John McCain que calificó la decisión de Moscú de “bofetada” y de “intento deliberado de contrariar a Estados Unidos”.
“No es cierto. Ha sido Estados Unidos el que privó a Rusia de poder escoger al cortar a Snowden las rutas para dejar Moscú”, reviró Pushkov.
Un punto de vista que comparte Valeri Garbuzov, experto del instituto EE.UU.-Canadá.
“Rusia no necesitaba del caso Snowden. Pero una vez ante los hechos el Gobierno tuvo que reaccionar. Extraditar no sería humanista y acordar el asilo significa agravar las relaciones que son más importantes que Snowden”, comentó.
Los expertos concuerdan no obstante al estimar que el pragmatismo se impondrá de ambos lados y tras una pausa las relaciones se reanudarán de una manera o de otra.
“Las relaciones ruso-estadounidenses siempre fueron movidas, alternando el diálogo constructivo y las tensiones y confrontaciones”, concluyó Garbuzov. (Agencias)