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En Yucatán hoy en día vivimos tiempos realmente turbulentos, aunque las autoridades insistan en llamar a Mérida la ciudad de la Paz y digan que el rumbo es el correcto. En efecto, la turbia aplicación de los recursos generados por los impuestos pagados por las empresas y los ciudadanos, deja muchas dudas sobre la planeación y la congruencia de la titular del Poder Ejecutivo y su equipo de trabajo. Constantemente ocurren contradicciones entre las declaraciones del Ejecutivo, sus funcionarios y los diputados de su partido, que se comportan como verdaderos empleados de la gobernadora.
Así transita este sexenio entre la contradicción y el desconcierto en el gobierno; siendo el otro tipo de concierto, el musical, el único argumento fuerte de gobierno, tratando de reutilizar la arcaica técnica romana de "pan y circo" aunque esta vez escasee el pan y abunde el circo.
Y si nos referimos estrictamente a la seguridad que existe en Mérida, la gobernadora ha estado atribuyéndose "la paz social" que hay en el estado a la habilidad de su Jefe de Policìa y a un programa cultural que inhibe el crimen, según presentó en un programa televisivo en la ciudad de México, no queda más que contestarle a la señora que ostenta el Poder Ejecutivo, que la paz de Yucatán es un fenómeno de hace muchísimos años. Las causas son diversas: vivimos en una sociedad que todavía preserva valores y su religión católica en gran medida; por otra parte, el hecho de ser un estado donde la gran mayoría de la población tiene pobres ingresos pero es muy disciplinada en el trabajo, no hay dinero para otras drogas que no sean el alcohol y el cigarrillo y si bien ya la policía federal dice que hay 800 tiradores de drogas caras, no es para nada comparable esa cantidad con la que existe en nuestro vecino estado de Quintana Roo o la que hay en los
norteños estados de Chihuahua, Nuevo León y Tamaulipas, que además de ser el trampolín de la droga hacia los Estados Unidos ya consumen tremendas cantidades de drogas fuertes localmente y
por eso son mercados muy disputados.
En cambio la inseguridad campea en el ámbito del tránsito de vehículos, grave también por la cantidad de accidentes que existen en el estado proporcionalmente al número de autos y de habitantes. En efecto, sólo una de las compañías aseguradoras, GNP, reporta en voz de uno de sus ajustadores que hay 25 choques diarios tan sólo de sus clientes... ¿cuántos serán en total entre los que incluso no son reportados a la policía entre las otras varias aseguradoras que existen en Yucatán? ¿No es responsabilidad de la policía vigilar que la gente guarde sus distancias, respete los señalamientos y semáforos y los límites de velocidad, que incluso en vehículos de transporte urbano de pasajeros se violan a diario creando zozobra y hasta pánico entre los carros pequeños y en los mismos usuarios de estas líneas de transporte que viven situaciones de extrema inseguridad todos los días al subir, caminar en los pasillos y bajar de los autobuses e incluso al esperarlos como ocurrió recientemente al señor que fue atropellado por un camión de la Alianza que lo arrolló estando en la acera?