Se dan escenas y paisajes nunca antes vistos

Mérida, Yucatán, 19 de junio de 2011.- En la explanada conocida popularmente como "La Plancha", cientos de manos, de palas, de frentes sudorosas, unidas en un ánimo febril, desalojaron en un mes la basura, las alimañas, las yerbas, la inmundicia y los vándalos para dar lugar a la esperanza, a un nuevo espacio de convivencia.

Era el lugar del olvido, del peligro. El pasto seco, los desechos de animales muertos, los escombros, la oscuridad, las ratas y la incertidumbre reinaban en esa ex estación de ferrocarriles.

Era el lugar del miedo, de los perros y sus ladridos de alerta ante presencias extrañas que dieron lugar a crímenes y asaltos.

De la estación y sus trenes, hoy sólo quedan resabios de una época de progreso cuando el ferrocarril era el medio por excelencia del transporte. Entre la crecida vegetación y las sombras del día y de la noche quedaron las vías oxidadas, los durmientes desechos y los vagones desvencijados por el tiempo.

Era La Plancha el sitio paradójico, oscuro, sucio, abandonado e inhóspito de la blanca Mérida.

La zona era una mancha oscura en pleno corazón del Centro Histórico. Hoy ha vuelto a la vida ante la incredulidad y asombro de los meridanos. Firme y radical fue la decisión de las autoridades municipales de poner fin a los años de abandono y olvido.

Hoy La Plancha luce diferente, distinta, con nubes en arreboles y un sol que le da un matiz diferente, un color definido. Por las noches, la luna se mira mejor en esta planicie.

En este enorme patio de maniobras, entre los rieles, señales y algunas góndolas en movimiento, prevalece una limpieza que a los ojos de los propios parece increíble. Después de décadas, años de descuido, de temores fundados de los vecinos, el sitio quedó listo para su uso y disfrute.

Por fin, escenas y paisajes nunca antes vistos: un niño con su triciclo, una niña con su mascota, un adulto en bicicleta, una mujer con sombrilla, un madre con su hijo en brazos y un joven que se ejercita, meridanos que disfrutan de la explanada, mientras las nubes de junio nos regala un retazo de cielo. Boletín del H. Ayuntamiento de Mérida.