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Rebeca Oas informó sobre un nuevo estudio de una prestigiosa revista médica que critica a la Organización Mundial de la Salud por recomendar una droga abortiva para las mujeres pobres de todo el mundo.
Un nuevo estudio que critica la efectividad de una droga en el parto desencadenó la reacción violenta y maliciosa del lobby abortista esta semana, acentuándose así la inquietud en torno a la politización de la investigación internacional en materia de salud materna.
Un estudio publicado en la prestigiosa revista de la Royal Society of Medicine investiga con cuánta efectividad el misoprostol previene el sangrado que pone en peligro la vida de las mujeres que acaban de dar a luz un hijo. Este revela que la investigación existente es insuficiente para justificar la inclusión del misoprostol en la lista de medicamentos esenciales de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La profesora Allyson Pollock y sus colegas de la Universidad de Londres llegaron a la conclusión de que los recursos se utilizarían mejor si se los destinara a mejorar la asistencia médica básica para las embarazadas y a reducir factores de riesgo como la anemia, en vez de aceptar un estándar de atención inferior. En un comunicado de prensa, la dra.
Pollock afirmó que a los países desarrollados ni se les ocurriría suministrar a las mujeres misoprostol durante el parto teniendo en cuenta la evidencia actual; no obstante, la industria y los profesionales de la salud lo están promocionando mucho en los países en desarrollo.
Aunque tales estudios son rutinarios en el campo médico, el artículo desató inmediatamente la polémica debido al debate más amplio sobre el aborto. A pesar de que los médicos provida también han reconocido la utilidad del misoprostol para prevenir la hemorragia posparto en ciertas circunstancias, el repudio provino principalmente de agrupaciones que promueven el aborto.
Creo que los autores de este trabajo ingenuo y distorsionador deberían arrastrarse de rodillas y suplicar el perdón de estas mujeres por sugerir que les neguemos el acceso a una medicación que se ha demostrado que salva vidas, llamada misoprostol, dijo el dr. Malcolm Potts, profesor de Población y Planificación Familiar de la Universidad de California (Berkeley). Potts anteriormente fue Director Médico de la Federación Internacional de Planificación de la Familia, uno de los proveedores de aborto más grandes del mundo.
Pathfinder International, organización cuyas metas incluyen el acceso al aborto, pidió encarecidamente a la OMS que dejara el misoprostol en la lista y propuso un enfoque que haría frente a necesidades inmediatas y acuciantes mientras se desarrollan soluciones a largo plazo.
La agrupación abortista Women on Waves ofrece en su sitio web instrucciones para el uso del misoprostol con el objeto de inducir el aborto. En una entrevista con Alternet, la dra. Rebecca Gomperts dijo: hemos estado capacitando a las organizaciones de mujeres sobre cómo utilizar el misoprostol para abortos y nacimientos seguros. Menos preocupada por las leyes que restringen el aborto, Gomperts dijo que medía su éxito en términos de acceso y educación y añadió: El problema será asegurarse de que los medicamentos sigan estando disponibles, lo cual pretende garantizar la inclusión en la lista de la OMS.
En 2011, la OMS añadió el misoprostol a su lista de medicamentos esenciales como tratamiento para las mujeres que padecen hemorragias posparto. La inclusión en esta nómina indica que la droga debe hacerse accesible y asequible en todo el mundo.
Al principio, el misoprostol, también conocido por el nombre comercial de Cytotec, se designó como tratamiento para las úlceras gástricas, pero tiene un uso no aprobado para la hemorragia posparto y el aborto. Debido a esta última función, la adición del misoprostol a la lista de la OMS fue controvertida.
La dra. Pollock tuvo palabras particularmente enérgicas para la presión que se ejerce en pos del acceso mundial al misoprostol. En una entrevista para The Guardian, se refirió a esas campañas en términos de ideología y creencia y fe al decir: Es como dar una poción milagrosa a las mujeres y decir que eso es mejor que nada.