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LONDRES, 20 de noviembre.- El nuevo arzobispo de Canterbury, Justin Welby, pedirá hoy el voto a favor de las mujeres obispo en el sínodo de la Iglesia Anglicana. "Uniré mi voz a la de tantos otros que están urgiendo el cambio", anticipó el "Papa" anglicano horas antes de la votación que se anticipa tan calurosa y apretada, como la que permitió -hace veinte años- la ordenación de las primeras mujeres sacerdotes.
Se trata de la primera prueba de fuego de Welby, diez días después de haber sido designado como sucesor del teólogo y poeta Rowan Williams, que también apoya la decisión histórica, junto al arzobispo de York John Sentamu y otros destacados miembros de la curia anglicana.
El prelado y su esposa Caroline.
La aprobación requiere sin embargo un voto de dos tercios no sólo entre los obispos, también entre los clérigos y los "laicos" que componen las tres "cámaras" que representan a los 77 millones de fieles.
Justin Welby, el ex ejecutivo del petróleo de 56 años que sintió la "llamada de Dios", pondrá hoy en práctica todas sus dotes de persuasión y reconciliación que le han llevado ante el puesto más alto de la Iglesia Anglicana. El arzobispo hará una llamada a la unidad en la abadía de Westminster y pedirá que se eviten los enfrentamientos verbales de 1992 con motivo de la ordenación de mujeres sacerdotes: "Quiero que la iglesia sea un lugar donde podamos disentir en paz".
La jamaicana Rose Hudson-Wilkin, la primera capellán negra de la Cámara de los Comunes, figura en la lista de aspirantes a la primera mujer obispo, junto a la decana de la catedral de Salisbury June Osborne, la decana de York Vivienne Faull y la sacerdote de la abadía de Westminster Jane Hedges.
Los partidarios y partidarias de la ordenación de mujeres obispo han lanzado una ofensiva en redes sociales con la campaña 'Yes 2 Women Bishops', con la intención de vencer las resistencias de última hora que han ganado inusitada fuerza entre los laicos. El grupo tradicionalista Forward in Faith ha lanzado un contraataque y ha acusado directamente al "movimiento feminista" de tergiversar el debate y convertir el "no" a las mujeres obispo como un rechazo de la igualdad. (EL MUNDO)