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Artículo publicado por el servicio de inteligencia y espionaje StratFor
Viernes 16 de noviembre.- Para comenzar a comprender la escalada del conflicto en Gaza, tenemos que recapitular la noche del 23 de octubre en Jartum. Aproximadamente a las 11p.m., la fábrica de armas Yarmouk, en la capital sudanesa, fue atacada por la Fuerza Aérea israelí. Había indicios de que Irán usaba dicho lugar para almacenar y posiblemente ensamblar armas, entre ellas misiles antiaéreos, misiles antitanque;de largo alcance y cohetes Fajr-5, capaces de alcanzar Tel Aviv y Jerusalén desde Gaza.
Uno de los principales motivos de la campaña de Israel es la creencia de que Hamás tiene una gran reserva de cohetes Fajr-3 y Fajr-5 de largo alcance. La meta primordial de Israel en esta campaña militar es eliminar la capacidad de Hamás de usar estos cohetes o mantenerlos como una amenaza constante para Israel. Esto probablemente explica por qué a principios de octubre, cuando los ataques con cohetes de corto alcance desde Gaza estaban todavía en un nivel bajo, las autoridades israelíes comenzaron a acostumbrar al público a la idea de una "inevitable" intervención israelí en Gaza. Israel sabía que Hamás tenía esas armas en su poder y que podría necesitar una guerra para terminar con la amenaza de cohetes Fajr. Las acciones de Israel comenzaron con el bombardeo a la planta militar en Sudán, se extendieron con el asesinato del comandante militar de Hamás, Ahmed al-Yabari (el arquitecto del programa de cohetes Fajr), y ahora el peligro inminente de una incursión terrestre en Gaza.
El 23 de octubre no fue la primera vez que Israel atacó arsenales en territorio sudanés por estar destinados a Gaza. En enero de 2009, Israel efectuó un ataque aéreo contra un convoy de armas al noroeste de Puerto Sudán con dirección a Gaza. El convoy llevaba cohetes Fajr-3 y era inusualmente grande, con más de 20 camiones. El envío apresurado fue organizado supuestamente por Irán para reforzar a Hamás durante la Operación 'Plomo Fundido'. Irán también fue acusado de llevar armas a Gaza a través del Mar Rojo.
Aunque los palestinos hicieron esfuerzos para ocultar el escondite de armas en Yarmouk, es obvio que éste no escapó a la detección israelí. Hamás corrió, por lo tanto, un riesgo importante en el contrabando de las armas a Gaza, pensando que podía salirse con la suya al haberlo hecho antes con sistemas de armas menos sofisticados. Antes de que Hamás respondiera al asesinato de Yabari el 14 de noviembre, hubo dos series importantes de ataques con cohetes y morteros. La primera fue del 8 al 10 octubre y la segunda, del 22 al 24. Cuando se tomó la decisión de llevar a cabo estos ataques, Hamás puede haber ignorado que Israel había detectado los Fajr de largo alcance y lanzó sólo morteros Grad y Qassam, en un intento de engañar a Israel para que creyera que ni siquiera tenían los misiles Fajr, porque, de actuar con lógica, los hubiera utilizado. Hamás también puede haber supuesto erróneamente que lanzar los morteros y cohetes de corto alcance, lo que periódicamente hace cuando la situación se pone tensa con Israel, no daría lugar a una respuesta israelí importante.
Cuando Israel atacó las instalaciones de Yarmouk, Hamás tuvo que asumir que Israel sabía de la transferencia de armas a Gaza. Entonces, Hamás rápidamente aceptó un cese el fuego mediado por Egipto el 25 de octubre. Cuando los ataques contra Israel comenzaron de nuevo, aproximadamente el 10 de noviembre (incluyendo un ataque anti-tanque contra un jeep militar israelí, reivindicado por el Frente Popular para la Liberación de Palestina, y docenas de ataques con cohetes de la Yihad Islámica Palestina y grupos salafistas menores), Hamás actuó con más cautela, llamando el 12 de noviembre a los principales grupos militantes de Gaza a trabajar en conjunto con el objetivo de conseguir otra tregua. Para entonces, ya era demasiado tarde. Ya habían dado a los israelíes el motivo que necesitaban para justificar ante la opinión pública su campaña para destruir el programa de Hamás de cohetes de largo alcance.
El 14 de noviembre, Yabari fue asesinado y Hamás tenía que trabajar bajo el supuesto de que Israel haría lo que fuera necesario para poner en marcha una amplia campaña militar a fin de eliminar la amenaza de los cohetes Fajr. Es en este punto que Hamás probablemente se resignó a una estrategia de "úselo o piérdalo" y lanzó cohetes Fajr hacia Tel Aviv, a sabiendas de que iban a ser atacados de todos modos y utilizar la amenaza como palanca en un posible intento futuro de otra tregua con Israel. Una fuerte respuesta de Hamás también aumentaría su credibilidad entre los palestinos. Hamás trató de sacar el máximo provecho de una situación que ya era difícil y ahora trabajará, probablemente a través de Egipto, para llegar a una tregua y evitar una campaña terrestre israelí en Gaza, la cual podría socavar aún más su autoridad.
En Teherán, los funcionarios iraníes deben de estar muy complacidos con estos eventos. Irán necesitaba una distracción del conflicto en Siria; ya la tiene. También tenía que revisar sus relaciones con Hamás y demostrar que conserva influencia con grupos militantes en los territorios palestinos, como parte de su estrategia de disuasión contra un potencial ataque a su programa nuclear. Hamás decidió el año pasado alinearse con una organización matriz en auge, la Hermandad Musulmana, que permanecer atados a un rival ideológico como Irán, que debe ponerse a la defensiva en la región. Irán todavía podría captar la atención de Hamás a través de la venta de armas, aunque haya anticipado que Israel detectaría los cargamentos de Fajr.
El resultado es una campaña militar israelí en Gaza que pone en duda la credibilidad de Hamás y podría crear más espacio para la Yihad Islámica, que tiene estrechos vínculos con Irán. El conflicto probablemente también ocasionará tensión en la relación de Hamás con la Hermandad Musulmana en Egipto, Jordania y Siria, debido a que la Hermandad, especialmente en Egipto, no está preparada ni dispuesta a enfrentar a Israel más allá de la retórica, pero tampoco quiere hacer frente a la reacción negativa de la opinión pública por no hacer lo suficiente para defender a los palestinos de las Fuerzas Armadas de Israel. En general, esto puede llegar a ser una maniobra de bajo costo y alta ganancia para Irán.