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Por: Juan Carbajal Rosas
Desde Mérida, la de Yucatán, 11 de diciembre de 2012.
¿Alguien puede creer que una reforma educativa, con la importancia y trascendencia que ello implica, se puede discutir, debatir y consensar en solo ocho días?
Esta es una muestra más, en apenas 10 días de esta administración federal que encabeza EPN, de cómo se trata de engañar al pueblo; de cómo los partidos políticos de oposición, PAN y PRD, en su descocada aspiración por reivindicarse y lavar su descompuesta imagen pública ante el grueso de la sociedad mexicana, aceptan sin ningún tapujo sumarse irreflexivamente a la iniciativa que les ha propuesto el “nuevo” PRI en el marco de su deslucido Pacto por México, sin darse cuenta de que en ello están entregando la plaza, pues dicha iniciativa de reforma para el sistema de educación en México solo aborda cuestiones políticas y administrativas y deja de lado lo más importante: el fomento, desarrollo y consolidación académica.
El problema de la deficiente calidad y eficacia de la educación básica en el país, no solo es la gestión educativa, las mafias sindicales, el número de maestros y el estado de los edificios. Lo sustancial, son los instrumentos pedagógicos y didácticos con que cuenten los mentores en cada uno de los niveles de educación.
Pero antes de eso, lo toral y significativo, son los contenidos y programas de conocimiento a adquirir por parte de los alumnos por medio de las materias y asignaturas, que se les imparta, las cuales deberán ser acordes a las necesidades sociales y económicas que se requieren en cada región del país.
Esta propuesta de reforma educativa se torna totalmente inocua al soslayar el incremento y grado de la preparación académica de los educandos, que es en última instancia la única herramienta viable y real para preparan, adiestrar y capacitar adecuadamente a las generaciones de mexicanos en la competitividad de conocimiento.
Pareciera que solo existe la intención del gobierno federal de disputar el control de las plazas, por medio de la carrera magisterial, y someter a la red de la mafia sindical que se ha incrustado en el sistema educativo.
EPN y la inocua levedad de la reforma educativa, que tampoco aborda el costo económico que habremos de pagar los mexicanos ¿De dónde saldrá el dinero para realizar esta reforma?