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MADRID, 26 de enero.- Ingenieros biomédicos de la Universidad de Cornell (Estados Unidos) han descubierto el cambio natural entre la respuesta inflamatoria del cuerpo y cómo las células malignas del cáncer de mama utilizan el torrente sanguíneo para propagarse, según la investigación, publicada en Plos One.
Moléculas proinflamatorias de señalización en la sangre llamadas citoquinas constituyen un "interruptor" que induce el mecanismo por el cual las células de cáncer de mama circulan y se adhieren a la superficie del vaso sanguíneo. Las células de cáncer eventualmente se pegan al recipiente y se infiltran en él.
El profesor Michael R. King, de la Universidad de Cornell, y su equipo desarrollaron en el laboratorio una cámara de flujo que imita un endotelio inflamado (la pared del vaso sanguíneo) y lo utilizaron para investigar la cascada metastásica.
Para entender el comportamiento adhesivo de una línea de células metastásicas en particular, Geng, estudiante de posgrado en el campo de la ingeniería biomédica, descubrió inesperadamente que estas células eran capaces de interactuar con las selectinas (sitios receptores en el endotelio), un paso clave en la cascada metastásica. Este mecanismo es idéntico a cómo las células blancas de la sangre se infiltran en los vasos sanguíneos para alcanzar el sitio de la inflamación.
El cáncer ha sido asociado con la inflamación, el mecanismo de defensa natural del cuerpo, pero ahora los investigadores han demostrado un vínculo definitivo. Estos científicos encontraron que la presencia de moléculas proinflamatorias, las citoquinas IL-6 y TNF-alfa, permiten a las malignas, las células resistentes a la terapia de cáncer de mama usadas en el estudio, adherirse a la pared endotelial, lo que conduce a la metástasis.
Antes de que el cáncer se haya extendido, las células tumorales tienen un primer encuentro con IL-6 y TNF-alfa en el microambiente del tumor primario. Estas citoquinas inducen la proliferación y la agregación de las células cancerosas, la activación de otras células cancerosas para secretar más citoquinas, lo que resulta en un bucle de retroalimentación positiva.
Los bioingenieros pasaron a diseñar varias configuraciones diferentes de cultivo celular a las células cancerosas de cultivo con el plasma humano IL-6 y TNF-alfa para poner a prueba sus hipótesis de que las moléculas inflamatorias en la sangre pueden inducir capacidad de adhesión. Para confirmar los resultados, los científicos utilizaron esferoides tumorales en 3-D, que son fisiológicamente más precisos y exhibieron un aumento más significativo en la interacción entre las células cancerosas y el vaso sanguíneo.
También trataron algunas de las muestras con un fármaco antiinflamatorio conocido como metformina, que bloquea la IL-6, y encontraron que estas muestras no fueron capaces de hacer metástasis, lo que acentúa aún más sus resultados. La mejora del tratamiento del cáncer para combatir la metástasis a través de la corriente sanguínea dependerá de "deshacer este mecanismo de rodillo y palo de células cancerosas", concluye Geng. (EUROPA PRESS)