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CIUDAD DEL VATICANO, 26 de febrero.- El cardenal italiano Angelo Scola, arzobispo de Milán, es el segundo favorito en las apuestas para ser el próximo Papa, sólo detrás del canadiense Marc Ouellet.
Aquí el Purpurado habla sobre la renuncia de Benedicto XVI.
La decisión de Benedicto XVI de renunciar al Pontificado el 28 de febrero fue tomada «en consciencia ante Dios, en total libertad y motivada únicamente por el bien de la Iglesia»: el arzobispo de Milán, el cardenal Angelo Scola lo subrayó en una carta a los fieles que fur leída el primer domingo de la Cuaresma.
«A través de esta decisión –explica el cardenal Scola–, tomada en consciencia ante Dios, en total libertad y motivada únicamente por el bien de la Iglesia, Benedicto XVI también continúa confirmando nuestra fe». Según el arzobispo, «el testimonio del Papa nos ha mostrado qué significa una vida plena, capaz de presentarse ante Jesús, destino del hombre». Y «a cada uno, personalmente, y a todos nosotros nos toca, ahora, la responsabilidad de acompañar al Colegio de los cardenales para acoger la iniciativa del Espíritu Santo para la elección del nuevo Papa».
Un intelectual hijo de un camionero, que recita a Rielke, y que actualmente es arzobispo de Milán, figura hoy entre los favoritos para suceder a Benedicto XVI. Quienes lo conocen lo describen como un hombre amable y próximo. Su infancia humilde la asume con orgullo, refiriéndose habitualmente a su padre camionero. En este aspecto, se ríe de sí mismo diciendo que carece de "brillo".
Durante las misas del domingo 17 de febrero también habrá dos intenciones dedicadas a Benedicto XVI (con el «reconocimiento de todos los que desde su magisterio han recibido ayuda para caminar en la fe») y a la Iglesia («que viva este tiempo unida en la oración, en la caridad y en la esperanza para preprarse a acoger al nuevo Pontífice, la guía que Tú le ofrecerás para continuar con su misión de anunciar el Evangelio a cada criatura»).
A partir del primero de marzo, un día después de la renuncia al Pontificado por parte de Benedicto XVI, durante las celebraciones no se mencionará al Papa. El 4 de marzo será posible usar el formulario de la misa para la elección del Papa, tanto en las Iglesias de rito romano como en las Iglesias de rito ambrosiano (a excepción del viernes).
El papable reconoce cuatro figuras señeras: primero, la de su familia, con padres que formaban un matrimonio ejemplar. Luego, la figura del teólogo suizo Hans Urs von Balthasar. Y, quizás el más marcador para él, Juan Pablo II. Fue ese Papa quien lo nombró patriarca de Venecia en 2002, dándole así una de las posiciones más prestigiosas y poderosas de la Iglesia italiana. También le otorgó la birreta cardenalicia en 2003, dejándolo tácitamente señalado como posible candidato.
Gerard O’Conell entrevistó en junio de 2011 al cardenal Angelo Scola para la revista mensual “Inside the Vatican”. He aquí un fragmento sobre el diálogo interreligioso:
«La Iglesia católica, a mi parecer, y sobre todo tras el Concilio Vaticano II que subraya la importancia del ecumenismo, está afrontando la cuestión del diálogo interreligioso con gran realismo. Pero se necesita tiempo para encontrar un equilibrio justo.
«Recuerdo la afirmación del cardenal Ratzinger que más o menos decía así: “el diálogo interreligioso es una experiencia intrínseca de la Iglesia cristiana, no es nada contingente o impuesto por el exterior. No está impuesto por el hecho de que hoy tengamos 15 millones de musulmanes en Europa, aunque esto haga más urgente, para nosotros, el empeño del diálogo interreligioso.
Interrogado sobre temas sociales, como las parejas homosexuales, Scola se ha mostrado prudente: "La flor y nata de los juristas afirma que las leyes actuales permiten respetar todos los derechos y responder a todas sus peticiones", ha dicho. Y ha acotado: "Pero no veo por qué en un periodo de transición y de reflexión deberíamos debilitar la noción de familia".
«La necesidad de un diálogo es intrínseca a la experiencia cristiana. Esto es porque la experiencia cristiana es un encuentro con el Cristo Resurrecto que suscita la fe, pero la fe en un ser humano que tiende, por su naturaleza misma, a la religión. El hombre se expresa mediante los ritos, el culto, la tradición. Entonces, ya desde dentro de la fe cristiana tiene esta relación constante entre fe y religión, en el que la religión acoge la fe y la religión debe ser acogida y purificada por la fe.
«En este sentido no estoy de acuerdo con la tesis de Karl Barth, que sostiene que el cristianismo es sólo fe y no religión, porque cada fe tiende a ser una fe del pueblo y tiende de esta manera a convertirse en una religión. Por ello mi fe de cristiano tiene que ajustarse con la religión.
«Una dimensión fundamental de la religión es la Tradición (con “T” mayúscula), que para mí se expresa, sobre todo, mediante la Eucaristía iluminada por la Palabra de Dios, auténticamente interpretada por el Magisterio de la Iglesia (Magisterium), en el que se han insertado tradiciones contingentes, y aún hoy, pero que pueden ser modificadas». (Vatican Insider)