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MADRID, 27 de febrero.- Para memorizar una tarea aprendida lo mejor es consultar con la almohada, asegura la bioquímica suiza Verena Steiner, experta en estrategias de concentración y en herramientas efectivas para fijar el aprendizaje, en una entrevista.
"Numerosos estudios científicos avalan que el sueño no solo sirve para descansar, sino también para poder distanciarnos de los problemas y que afloren nuevas ideas, ya que la creatividad es tres veces mayor por la noche", subraya Steiner, férrea defensora del "arte de dormir".
Autora del ensayo Concentrarse mejor (Plataforma Editorial, 2012), Steiner resalta también la importancia que tienen las pausas en los periodos de máxima concentración y propone breves espacios de descanso cada 90 minutos, "que es cuando disminuye el ritmo de trabajo", argumenta.
En el recuadro, la bioquímica suiza Verena Steiner, experta en estrategias de concentración y en herramientas efectivas para fijar el aprendizaje, durante la entrevista con EFE. Los descansos dan tiempo a nuestro cerebro para consolidar los contenidos.
"Las pausas son como el agua para los corredores, hay que suministrarlas precoz, regularmente y en pequeñas cantidades para evitar la deshidratación mental y el tambaleo anímico", resalta en su ensayo, el primero que publica en lengua española.
En su opinión, una pausa no sirve tan solo para regenerar y relajar la mente, sino que también ayuda en el proceso de reflexión y memoria, "porque el cerebro sigue en marcha, se toma perspectiva y se contemplan luego los temas con una visión más fresca".
"Nuestra mente continúa trabajando durante las pausas, esclarece lo incomprensible y complicado, aporta ideas suplementarias y consolida los contenidos de la memoria", subraya Steiner, para quien la siesta española, "de unos quince a veinte minutos", es "ideal".
Esta bioquímica, que se transformó en profesora de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (Suiza) para enseñar estrategias de estudios a sus alumnos, explica que una buena concentración pasa por "dar órdenes al cerebro, establecer prioridades, fragmentar el trabajo, apagar el móvil, olvidarse del ordenador y programarse pautas".
Para concentrarse mejor, lo ideal es fragmentar las tareas pesadas, ponerse objetivos a corto plazo ("me dedicaré una hora a ello"), memorizarlo todo como si se lo fueras a contar a tu abuela, ocupar por entero tu mente en un asunto y optar por las horas en las que cada uno sienta su máxima energía, enumera Steiner.
Como experta, aboga por olvidarse de todo y, por un instante, dirigir la atención de forma intencionada hacia una única actividad, ligarse a ella e ignorar todo lo demás, algo que se puede conseguir "con introspección y adiestramiento mental".
"La compensación que obtiene una persona cuando alcanza su máximo nivel de concentración se denomina 'flow', una sensación maravillosa en la que todo fluye, en la que la persona está absorta por completo en su actividad, se olvida del tiempo y de sí mismo y se siente relajada y mentalmente despierta", describe Steiner.
Para "fluir", tienes que disfrutar con tu tarea, hacer una actividad que te requiera cierta exigencia, ejercer un trabajo que desarrolle tus capacidades, como la escritura, explica la experta.
"Cuando 'fluimos' con un trabajo mental, en esos bellos momentos, parece como si la tarea que desarrollamos, por exigente que sea, se realizase por sí sola", precisa Steiner, que ahora ejerce como asesora independiente y que sueña en convertir en "súper-ventas" uno de sus ensayos sobre "aprender a aprender".
Durante la entrevista, confiesa que ella "fluye" escribiendo libros, pedaleando en bicicleta por la montaña, esquiando o dedicándose a su jardín, con cuyas flores hace distintas creaciones en su casa de Zúrich.
"Concentrarse es dedicarse por completo a una sola cosa, no dejarse interrumpir, procurarse sosiego interior, hacer una cosa después de otra, fijarse un objetivo a corto plazo, permitirse una pausa de vez en cuando y...experimentar el 'flow'", ejemplifica Steiner en un trabajo para sus alumnos. (EFE)