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WASHINGTON D.C., 22 de marzo.- Tras dos años de intentar obligar a la industria tabaquera estadounidense a poner imágenes gráficas muy explícitas en los paquetes de cigarrillos, en lo que era la campaña más dura en 25 años, la Administración Obama ha tenido que tirar la toalla. Los tribunales han indicado que una cosa es educar al consumidor sobre los riesgos de fumar y otra poner un anuncio en cada cajetilla que trata de impedir que el comprador adquiera el producto, cuando en realidad este es legal.
Las fotos de la nueva campaña de la Food and Drug Administration (FDA), la agencia pública que se ocupa de estándares alimenticios y otros aspectos de protección del consumidor, causaron ya cierto debate en Estados Unidos cuando fueron presentadas públicamente. Entre ellas, la de un fumador que le sale el humo por el agujero de una traqueotomía; la de un cuerpo con una enorme raja en el pecho, cosida con puntos; la de un cadáver metido en el ataúd, o la de un niño rodeado de humo. Las imágenes iban a ir acompañadas del número de teléfono de una “línea caliente” para dejar de fumar.
De plácemes tabacaleras y fumadores; indignación en el sistema de salud y no fumadores.
El fiscal general estadounidense, Erick Holder, anunció esta semana que la Administración no recurrirá la sentencia de un tribunal federal en contra de la campaña, y que la FDA estudiará otras maneras de alertar a los ciudadanos sobre los perjuicios de fumar. La sentencia fue dictada a raíz de la batalla legal presentada por varias tabaqueras del país. Según las compañías, las imágenes eran demasiado grandes y violaban sus derechos recogidos en la Primera Enmienda constitucional, relativa a la libertad de expresión.
De acuerdo con la sentencia del juez Richard Leon, que ya aplazó la campaña de la FDA a finales de 2011 y en febrero de 2012, los requerimientos de la Administración iban demasiado lejos, porque “ni estaban diseñados para proteger al consumidor frente a confusión o engaño, ni para incrementar la conciencia del consumidor sobre los riesgos de fumar”. Para el juez, la campaña estaba dirigida a provocar respuestas emocionales. “Aunque informar o educar al público sobre los peligros de fumar puede ser algo obligatorio, no lo es abogar simplemente para que el público no compre un producto legal”, indicó la sentencia. (ABC)