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LONDRES, 27 de abril.- La fotógrafa noruega Andrea Gjestvang, de 32 años, ha sido nombrada 'L'Iris d'Or' (El iris de oro) y ha ganado el prestigioso premio Sony World Photography Award al fotógrafo del año 2013 gracias a una serie de imágenes sobre la masacre en la isla de Utoya (cuando murieron 69 personas en un ataque en 2011).
Los jueces votaron por unanimidad por la serie de retratos que hizo Gjestvang de niños y jóvenes que sobrevivieron a la masacre del 22 de julio 2011 en la isla de Utoya, en las afueras de Oslo, titulada 'Un día en la historia'. Esta serie capta a los jóvenes con una gran sensibilidad y pretende ser un testimonio permanente de la tragedia.
Gjestvang tomó las imágenes seis meses después de la masacre: "Quería saber cómo habían cambiado, cómo habían cambiado sus vidas. Quería descubrir lo que les hicieron", cuenta al diario 'The Guardian'.
"Tienen pesadillas constantes. Han perdido amigos, hermanos, novios, novias", relata la artista, quien recuerda que algunos jóvenes "estaban muy tristes". Lo que está claro es que ninguno de ellos volverá a ser el mismo que era antes: "Algunos dijeron que habían sobrevivido a esta experiencia tan fuerte, pero muchos otros se han quedado con una sensación de inutilidad de por vida".
Historias del drama
Breivik le disparó a Cecilie Herlovsen, de 17 años, en el brazo, el hombro y la barbilla. "Hay momentos en que estoy triste por lo que pasó. Pero en general soy más positiva, más social y aprecio la vida".
Ylva Helen Schwenke, con solo 15 años, logró sobrevivir a las balas del ultraderechista Anders Behring Breivik, quien la disparó en el hombro, el estómago y en las dos caderas mientras ella intentaba esconderse. La imagen de esta joven, tomada en su casa de Tromso, al norte de Noruega, muestra su piel quemada en el hombro.
Una de las primeras en ser fusiladas fue Eirin Kristin Kjaer, quien recibió cuatro disparos en el abdomen. Anders Breivik utilizó balas de punta hueca para causar el máximo daño a sus víctimas mientras se abrió paso en la isla de Utoya. Kjaer recuerda que se sentó a la orilla y esperó a morir: "Estaba segura de que me desangraría o de que él iba a iba a regresar y disparar contra mí".
En el caso de Kjaer, de 21 años, ha conseguido una notable recuperación física: hace deporte y estudia teoría política en la universidad. La magnitud del horror, dice ella, hace que sea imposible de procesar: "Es como una película. Puedo ver todas las caras, la sangre, las heridas, pero no puedo conectar con ese día emocionalmente. No entiendo qué me pasó".
El mejor amigo de Marius Hoft, de 18 años, cayó y murió delante de sus ojos; Cecilie Herlovsen (17) trató de esconderse pero Breivik le disparó en su brazo, hombro y barbilla; Iselin Rose Borch (15) sufre constantes pesadillas desde aquel día; e Ina Libak (21) buscó refugio en la cafetería de la isla, donde recibió impactos de bala en sus manos, cadera y pecho.
Una fotógrafa emergente
Tras ser reconocida como fotógrafa del año, Gjestvang afirmó sentirse "muy honrada, agradecida y orgullosa de recibir este fantástico premio. Agradezco que las historias de estos jóvenes estén llegando y motiven a la gente".
La presidenta del Jurado de Honor, Catherine Chermayeff, se mostró "encantada" de que la artista noruega ganara el 'L'Iris d'Or': "Todo el jurado fue unánime en la selección de este trabajo. 'Un día en la historia' es una voz tranquila, reflexiva y de gran alcance para los supervivientes de la masacre. Todos estábamos conmovidos por la dignidad y la belleza de estas imágenes".
En pocos años, Andrea Gjestvang se ha erigido como uno de los más jóvenes fotógrafos con más talento del mundo.
Su trabajo ha sido publicado en 'Newsweek', 'Le Monde' y 'Stern', entre otros. Recientemente, fue galardonada con el premio a la Mejor Fotografía del año en Noruega su retrato de la superviviente de Utoya Ylva Helen Schwenke.
Doble atentado
Breivik le atinó tres veces a Mohamad Hamed Hadi, de 21 años. Mohamad estuvo en coma casi dos meses. Tuvieron que amputarle la pierna y el brazo izquierdos.
Hace casi dos años, una potente bomba explotó en el barrio gubernamental de Oslo (Noruega). El resultado fueron 8 víctimas mortales. La confusión de este atentado permitió a su autor, el ultraderechista Anders Behring Breivik, alcanzar su segundo objetivo, la isla de Utoya, donde se reunían las juventudes laboristas y donde fue disparando uno por uno a quien encontraba a su paso, con el resultado de 69 fallecidos más.
A Hanne Hesto Ness, de 20 años, Breivik le disparó en un brazo, el meñique izquierdo y en el cuello. Una vértebra le estalló y le amputaron el dedo.
Breivik, que colgó en la plataforma YouTube un manifiesto de 12 minutos de duración en el que describía los ataques que iba a perpetrar, fue condenado en agosto del año pasado a un máximo 21 años de cárcel, de los que al menos tendrá que cumplir 10 años.
El tribunal declaró que Breivik padece trastornos de personalidad, pero no una psicosis que justifique su internamiento en un psiquiátrico, tras lo que el autor confeso de los crímenes dijo no reconocer "la sentencia emitida contra él" y pidió perdón a "los militantes nacionalistas por no haber matado a más gente durante los ataques". (Daily Mail / Terra / El Mundo / AFP/ EFE)
El 17 de abril de 2012, ante la Corte, Anders Behring Breivik dijo que lo volvería a hacer.
Torje Hanssen, de 14 años, era el más joven de quienes se reunieron en Utoya. Cuando Breivik le disparó a su hermano Viljar, se fue nadando.
Breivik le atinó cinco veces a Viljar, de 18 años, el hermano de Torje. Viljar perdió la visión del ojo derecho y le amputaron tres dedos.
Antes de partir a Utoya, Breivik dejó una camioneta-bomba en Oslo, que al explotar mató a ocho personas. Todo, el 22 de julio del 2011.
Utoya, isla noruega.
Breivik le disparó a Ylva Schwenke, de 15 años, en el hombro, el estómago y en los muslos.
Iselin Rose Borch, de 15 años, y su perro con el que duerme todas las noches para alejar las pesadillas.
Alexander Sandberg, de 16 años, se escondió debajo de un sofá en la escuela. "Pensé sobre lo que ocurrió y lo que habría ocurrido si yo hubiera hecho algo distinto. Después de un rato, tuve que obligarme a pensar en otras cosas".
Utoya era considerada el 'paraíso' del Partido Laborista Noruego.
Aina Helgheim, de 19 años, se escondió detrás de una roca con tres compañeras, hasta que el tiroteo acabó.
Prableen Kaur, de 19 años, se tendió en la hierba y permaneció inmóvil fingiendo estar muerta. Mientras Breivik estaba cada vez más atareado, Prableen se fue nadando. Un bote la rescató.
Tuva Elise Bo, de 17 años, se escondió en el bosque con una amiga. Luego se metieron a la cafetería hasta que las rescataron las fuerzas especiales.
Emilie Bersaas, de 20 años, se escondió debajo de una cama durante dos horas hasta que la Policía sometió a Breivik.
La llegada de la Policía a Utoya.
A Eirin Kristin Kjaer, de 20 años, quien se escondió en una cueva, Breivik le disparó en el estómago, un brazo y una rodilla.
Jorid Holstad Nordmelan, de 21 años, se escondió bajo una cama. La rescató la Policía.
Sebastian Johansen Pereau, de 15 años, escapó con otros 11 jóvenes en una canoa. Breivik les disparó, pero bajaron el cuerpo y salieron ilesos. Pero Breivik sí logró matar a Christian, el hermmno mayor de Sebastian.
John Magne Pedersen Tangen, de 19 años, se escondió en un granero hasta que llegó la Policía.
Victoria Froyd, de 18 años, y Sofie Caroline Nilsen, de 17, se escondieron en la escuela hasta el final de la masacre.
Breivik le atinó cinco balazos a Ina Libak, de 21 años. Siete compañeros la escondieron en el bosque, contuvieron el sangrado con rocas y se pegaron a ella para que conservara el calor.