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CIUDAD DE GUATEMALA, Guatemala, 11 de mayo.- Ovaciones, gritos, aplausos, insultos, llanto... todo estalló al tiempo cuando la jueza Jazmín Barrios anunció la condena a 80 años de prisión contra el ex dictador Efraín Ríos Montt, por genocidio y crímenes contra la humanidad cometidos durante su régimen entre 1982 y 1983.
La líder indígena guatemalteca Rigoberta Menchú (d), Premio Nobel de la Paz 1992, no podía contener el llanto. "Este es el precedente que hoy sienta Guatemala al sistema legal a nivel mundial, también sentamos un precedente para dignificar a todos los pueblos indígenas del planeta, especialmente de América Latina", dijo.
"¡Sí hubo genocidio, sí hubo genocidio!", coreó un millar de personas, entre familiares de las víctimas de las masacres y activistas de derechos humanos que abarrotaron la sala principal de la Corte Suprema de Justicia, en el centro de Ciudad de Guatemala.
En medio del júbilo se escuchó un solitario "¡Jueza estúpida!", que gritó una mujer joven, partidaria del General.
Ríos Montt fue hallado responsable de 15 masacres a manos del Ejército de 1,771 indígenas mayas-ixiles en el departamento de Quiché, durante su régimen de hierro entre 1982 y 1983, en tanto que su ex jefe de inteligencia militar, José Mauricio Rodríguez, también enjuiciado, fue absuelto de los mismos cargos.
Una mesa destruida y los audífonos que el ex dictador utilizó para escuchar la audiencia quedaron en el suelo, luego de que reporteros y fotógrafos se abalanzaron sobre él para captar su reacción en el momento del anuncio de la condena.
"Esto es un show político internacional", dijo Ríos Montt, asediado por decenas de cámaras, micrófonos y grabadoras, mientras que abogados defensores, guardias y policías resguardaban al octogenario militar, quien saboreaba un caramelo.
Pasada la lectura de la sentencia, esperó en la sala varios minutos antes de ser llevado a un cuartel militar que funciona como cárcel en el centro histórico capitalino.
Sonriente, su ex jefe de inteligencia militar abandonó el recinto en una silla de ruedas y regresó al hospital militar donde es atendido por varias afecciones médicas.
Afuera de la Corte, indígenas ixiles celebraron la sentencia frente a un altar de ramas de pino y claveles rojos. "Aquí estamos más vivos que nunca", gritaba una mujer en medio de una canción de protesta.
Mientras, Ríos Montt estaba aún en la sala, los activistas, que no querían retirarse hasta ver que lo condujeran apresado, cantaban "Solo le pido a Dios" y "Aquí sólo queremos ser humanos".
"Aquí no lloró nadie, aquí sólo queremos ser humanos", cantaban los asistentes que no paraban de abrazarse y agradecer al tribunal por la resolución condenatoria.
"No creíamos que esto iba a suceder", dijo a la AFP Elizabeth Osorio, ataviada con una blusa blanca de tejidos indígenas, mientras lanzaba besos a la terna de jueces.
La líder indígena guatemalteca Rigoberta Menchú, Premio Nobel de la Paz 1992, no podía contener el llanto y las palabras no le fluían para responder las preguntas de los periodistas.
"Este es el precedente que hoy sienta Guatemala al sistema legal a nivel mundial, también sentamos un precedente para dignificar a todos los pueblos indígenas del planeta, especialmente de América Latina", indicó.
Menchú recordó el esfuerzo que hizo para llevar a Ríos Montt ante las instancias internacionales de justicia y valoró que sea un "tribunal nacional" el que juzgó y condenó el genocidio contra la población ixil y que dejó "un precedente muy grande".
"¡Muchas gracias!", le dijeron en idioma maya-ixil a la jueza un grupo de indígenas que estuvieron en el juicio desde su inicio el pasado 19 de marzo. "Agradecemos los aplausos, únicamente hemos cumplido con nuestro deber", respondió Barrios.
Ríos Montt estaba aún en la sala mientras los activistas no querían retirarse hasta ver que lo condujeran preso.
Afuera de la Corte, en la Plaza de los Derechos Humanos, varios activistas e indígenas ixiles celebraron la sentencia frente a un altar de ramas de pino y claveles rojos. "Aquí estamos más vivos que nunca", gritaba una mujer en medio de una canción de protesta.
María Raymundo, quien perdió a su padre en una de las incursiones militares en la región ixil, en Quiché, saltaba junto a otras mujeres indígenas que observaron los 1,771 globos que fueron soltados al cielo para representar a las víctimas mortales de las masacres.
El gobierno de facto de Ríos Montt, que inició el 23 de marzo de 1982 y concluyó el 8 de agosto de 1983, fue uno de los más sangrientos de la guerra civil que sufrió el país de 1960 a 1996 y que dejó 200,000 muertos o desaparecidos, según la ONU.
Así, la histórica sentencia por genocidio contra el ex dictador guatemalteco Efraín Ríos Montt, la primera contra un jefe de facto en Latinoamérica por un tribunal local, provocó reacciones encontradas entre víctimas y familiares que estallaron en algarabía y los seguidores del militar que consideran injusta la pena de 80 años de cárcel.
"Es un fallo histórico, la prueba fue contundente y se condena al jefe del alto mando del ejercito de entonces", dijo a la AFP el abogado del querellante Centro para la Acción Legal en Derechos Humanos (CALDH), Héctor Reyes, tras el veredicto en la sede de la Corte Suprema de Justicia.
"Se puede observar la felicidad de todas las víctimas. Siempre, cuando vinieron a declarar, pidieron justicia y esto es lo que están obteniendo", aseveró.
"¡Muchas gracias!", le dijeron en idioma maya-ixil a la jueza un grupo de indígenas que estuvieron en el juicio desde su inicio el pasado 19 de marzo.
"Se hizo justicia porque es primera vez que se reconoce el genocidio en América latina, no creíamos que esto iba a suceder", comentó a su vez Elizabeth Osorio, una activista que lanzaba besos hacia el tribunal.
En tanto, Amnistía Internacional (AI) consideró el veredicto como "un paso histórico en la larga lucha del país por la justicia".
"Con esta condena, Guatemala lidera con su ejemplo en una región donde la arraigada impunidad de los crímenes del pasado sigue siendo lamentablemente la norma", dijo Sebastián Elgueta, investigador de Guatemala de AI.
Asimismo, consideró que Guatemala debe ahora "dar continuidad a este momento histórico, garantizando que todos los que participaron en el asesinato, la tortura, la violación y desaparición de decenas de miles de personas sean llevados ante la justicia"
En contraparte, la defensa del General arremetió contra el tribunal, presidido por la jueza Jazmín Barrios.
"La sentencia demuestra el fracaso de la justicia porque se han violado los derechos humanos de un procesado. Es una monstruosidad política", consideró Francisco García, uno de los abogados del dictador, informó la Agencia France Press.
"Es injusta, porque no hay razón para condenarlo, en todas las audiencias que se dieron se vio que la jueza estuvo apegada a su interés personal", consideró Carlos Tax, originario del municipio de Totonicapan (oeste) Y que acudió a varias audiencias para apoyar a Efraín Ríos Montt.
Por su parte, Human Rights Watch (HRW) celebró la "emblemática" decisión de condenar a 80 años de prisión por genocidio al ex dictador guatemalteco José Efraín Ríos Montt, al tiempo que urgió a la Justicia guatemalteca a evitar un "uso abusivo" del derecho al amparo o apelación del acusado, informó a su vez la agencia EFE.(AFP/Univision)