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Resulta profundamente preocupante comprobar que al actual gobierno del estado le importa muy poco nuestro patrimonio cultural o histórico. En repetidas ocasiones lo ha demostrado Ivonne Ortega al realizar diferentes actividades en la zona de Chichén Itzá que no solamente es un sitio arqueológico importantísimo, considerado una de las maravillas del mundo contemporáneo, sino patrimonio cultural de la humanidad.
Primero fue el concierto de Plácido Domingo, después el de Sarah Brightman, prosiguió con Elthon John, continuará con Paul Mc Cartney, sin importarle en lo más mínimo el deterioro que sufran las edificaciones, debido a los trabajos de instalación de cuanto sea requerido para efectos del montaje de los escenarios, la iluminación y la escenografía, sin importarle los daños causados a las estructuras, inadecuadas para soportar tal cantidad de visitantes simultáneamente: fumando, tirando basura, utilizando cámaras con flash y en general, con tantos agentes potencialmente destructores para el entorno.
Lo peor del caso es que la gobernadora no es una apasionada de la música. En honor a la verdad es realmente ignorante de los géneros, principalmente en cuanto concierne a los géneros clásico y la ópera. Sin temor a equivocarnos podemos asegurar que desconoce las secciones en que se compone una sinfónica, quienes son los principales intérpretes o los principales subgéneros en que se divide el bel canto y otras minucias por el estilo. Es un hecho que desconoce la trayectoria de Elthon John y que de lo que sí debe estar bien enterada es de su condición de homosexual, gracias a su preferencia por la prensa amarillista, difusora de las intimidades de los famosos. Apostaría que sería portentoso que identificara a Mc Cartney como integrante del legendario cuarteto de Liverpool. Nada más se puede esperar de alguien que creció en un municipio del interior del estado, carente de importancia y criada en medio de las actividades propias de una granja porcícola y con amistades igual de rústicas.
Lo peor no es eso. Lo peor es que la gobernadora ha generado una copia al carbón de si, como es Angélica Araujo, que posee las mismas evidentes limitaciones culturales y la misma falta de sensibilidad o quizá hasta peor, porque si bien mucho puede imputarse a la gobernadora, no fue sino hasta que comenzó su ascenso político que se preocupó por adquirir cierto barniz intelectual, en tanto que la otra oficialmente es arquitecta y tal cual lo plasmamos, toda vez que se entiende que un profesional de la arquitectura conoce a cabalidad respecto de resistencia de materiales, se supone está enterada de la conformación de los monumentos de interés histórico y lo requerido para su mantenimiento y conservación, entiende su grado de deterioro y conoce lo altamente oneroso que resulta preservarlos y que es debido o no, hacer en ellos.
Por todo lo anterior, resulta inexcusable que Angélica Araujo haya autorizado el cambio de sede al festejo tradicional del inicio de la independencia, para trasladarlo al Monumento a la Patria, merced a que como arquitecta se supone debe ser consciente del potencial deterioro que podría afectar la magna obra y menos aun, se explica, que haya autorizado que ahí mismo se efectuara la grabación del video promocional de la campaña TOCATE, contra el cáncer de seno, a cargo de la intérprete campechana María Teresa Gómez y un hatajo de zarrapastrosos, que con su solo aspecto, denigraron la obra cumbre del gran escultor y compositor colombiano, Rómulo Rozo. Inexcusable igualmente resultó la presencia y complicidad resultante al avalar con su participación, la grabación efectuada, de la regidora panista Claudia Canto Mézquita, portando una prenda de la marca Ibónica, de notorio mal gusto en su diseño.
Nada dijo tampoco la flamante regidora de la falta de respeto al monumento, demostrando también su escaso nivel cultural.
Es francamente una vergüenza que las dos mujeres encargadas de dirigir
los destinos de nuestra ciudad y el estado, exhiban tan supina ignorancia y
carencia de sensibilidad, degradando nuestro patrimonio cultural más valioso
al nivel de simple escenografía. Es una verdadera pena que ninguna asociación cultural, que ninguna agrupación artística, que ningún artista o el Instituto de Cultura de Yucatán protestaran por la agresión y los ataques a la herencia de todos los yucatecos.
Estamos en medio de los dos gobiernos más vulgares, más ignorantes, de
peor gusto, de la más ínfima educación y con los personajes más atrabiliarios de nuestra historia, a través de todos los tiempos. Ojalá los meridanos y los yucatecos seamos capaces de recapacitar. Aún es buena hora para hacerlo.
Dios, Patria y Libertad