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Desde Mérida, la de Yucatán, 5 de octubre de 2011.- El problema de proferir una mentira, es que, quien miente, después tiene que seguir mintiendo; inventando, cada vez, otras mayores mentiras. Esto con el fin de no ser descubierto y por consecuencia se crea una realidad que no existe.
Pero, si quien miente y no es capaz de ser creíble, o simplemente pronto se descubre su mentira, en automático esa persona pierde toda credibilidad y pasa a ser tildada de ladina, tramposa, oportunistas, abusadora, aprovechada, marrullera, bellaca, bribona, estafadora, etc, etc.
Este fenómeno psicosocial, es común, que causa en ocasiones serios problemas a las personas en su vida privada. Hasta aquí, no creo que haya mayor problema, porque los desencuentros y aprietos que causen las mentiras, se quedan ahí, en el ámbito privado. El problema serio y grave, es cuando las mentiras las manifiestan personas que cumplen una función pública. Recordemos que todo funcionario o servidor público, de cualquiera de los tres Poderes y de los tres niveles de gobierno, juran actuar y conducirse de acuerdo a las leyes y cualquier mentira, por muy inocente que parezca en apariencia, es una violación a la legislatura vigente que conforma el Estado de Derecho.
Este es el caso que le sucede cotidianamente a Angélica Araujo Lara, quien en el desempeño de su función como primera regidora del Ayuntamiento de Mérida, no ha tenido la mínima capacidad para conducirse como una autoridad que sabe hacia qué metas debe arribar, cuáles objetivos son los necesarios a cumplir, como preámbulo de un buen servicio a la comunidad que prometió servir con honestidad, diligente prontitud, profesionalismo, eficiencia, eficacia y transparencia.
De esta forma vemos cómo en cada declaración pública, en cada uno de sus hechos jurídicos y acciones oficiales, la contradicción siempre se hace presente.
Basta recordar la desatinada declaración que hizo a un noticiero nacional de radio, respecto a los sucedido el pasado 4 de julio, en la zona cero, donde hasta el día de hoy se construye el ilegal e ilegítimo túnel deprimido, cuando Araujo Lara se atrevió a decir que en la mal llamada glorieta de la Paz, "...No había pasado nada.."
Araujo Lara, como parte del impulso a la preservación, conservación y difusión del patrimonio histórico y cultural de la Ciudad de la Paz (¡?), esta señora inauguró una muestra de más de 30 objetos que forman parte de Las Piezas del Mes en el Museo de la Ciudad. Bueno, hasta ahí diríamos que el exhibir ciertos objetos de hace 105 años, tiene cierto mérito anecdótico, mas no de interés histórico, ya que para ello dichos artefactos tendrían que haberse estudiado por varios especialistas en la materia, entre los que destacan los antropólogos sociales, físicos, historiadores, etc.
Pero además declara que se ha instalado en el Parque del Centenario una moderna Cápsula del Tiempo, con diversos objetos de ciertos productos representativos donados por las empresas yucatecas y que forman parte del consumo de los meridanos.
He aquí lo sorprendente e inaudito que desnuda el discurso de Angélica Araujo, y deja al descubierto sus mentiras, o bien su cinismo. La nota dice: " Entre los artículos que se muestran figuran botellas vacías del licor maya Xtabentún, una caja de talco 'Dos Caras', un envase de la bebida Sidra Pino, un balero y un kimbomba, piezas de madera elaboradas por artesanos de la comisaría de Dzityá, y envolturas de botanas La Lupita y galletera Dondé".
Si lo que explica la presidenta municipal Angélica Araujo Lara fuera verdad, la pintura mural del emblemático y famoso talco "Las Dos Caras" y que se encuentra, deteriorado y a punto de perderse, en el segundo piso de la casona de la esquina de la calle 65, con 58, ya hubiera sido rescatada. Pues representa una parte de la cultura popular, no solo de los meridanos, sino de los yucatecos, durante todo el siglo XX. ¿Dónde está el rescate de acervo cultural meridano?
Pero, el engaño y la demagogia también se hacen patentes, cuando dice que se depositó un envase de la Sidra Pino. ¿De qué sirve depositar solo un simple envase, si la empresa está cerrada y sus obreros se mantienen en huelga exigiendo sus derechos laborales, desde hace más de 5 años?
Si a la presidenta municipal realmente le interesa preservar, como valor representativo de la cultura popular de Mérida y como exponente de lo que fue la industria yucateca, durante los últimos 50 años del siglo XX, ya hubiera intervenido y mediado para que no desaparezca esta representativa fábrica de refrescos. Otra vez, ¿Dónde queda el interés sobre esos valores culturales que dice proteger la señora Araujo?
Las mentiras, son como el agua: siempre encuentran por donde aflorar y, en el caso de la primera edil de Mérida, sus constantes mentiras la desacreditan en cada momento que abre la boca, como en el caso de la proliferación de moscos, y que la achaca al exceso de lluvia. El INEGI, desde principios de 2011, en su página web publicó los pronósticos donde se anunciaban que este año habría abundantes precipitaciones pluviales. Esta es otra mentira más, que denota que no existe la mínima planeación en la administración municipal y que todo lo que ahí se hace es producto de la improvisación, las ocurrencias y necesidades de negocios para beneficiar a sus allegados, principalmente a Pedro Espadas Cervantes, pareja y padre de las hijas de Angélica.
De igual manera se incluyeron monederos electrónicos de grupos de descendencia libanesa que han creado empresas y empleos en Mérida, monedas representativas del Centenario y Bicentenario y un calendario de la librería Burrel, entre otros.
Por su importancia cultural e histórica, estos artículos han sido seleccionados como Las Piezas del Mes de octubre en el Museo de la Ciudad, resultado de un trabajo conjunto de las direcciones de Desarrollo Urbano, Servicios Públicos y Cultura del Ayuntamiento de Mérida.