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Hugo Chávez apareció ayer en pantalla, en medio de una reunión de negocios con delegados bielorrusos. El sábado, se le vio, por la mañana, regalando electrodomésticos a familias pobres y presidiendo un Consejo de Ministros por la tarde. El viernes, Chávez habló por teléfono hasta la medianoche a través del programa de opinión La Hojilla, que transmite la estatal Venezolana de Televisión. Y el jueves, el presidente venezolano batió récord con cuatro apariciones a través de las radios y televisiones del Estado, después de haber estado ausente de los medios por casi una semana, desde que el 23 de septiembre volvió de Cuba tras someterse a una cuarta sesión de quimioterapia para tratarse el cáncer que padece. Cada día se le ve más calvo, más hinchado, más amarillo. Y cada aparición él repite que está mejor, que su salud se está recuperando.
“Yo le pido a Dios que nos siga dando vida, salud y energía. A mí, en lo personal, que estoy en el duodécimo día del último ciclo de la quimioterapia. No estoy grave, para nada”, dijo el sábado, mientras repartía cocinas, y neveras y aires acondicionados chinos en el Palacio de Miraflores. Es así como el propio presidente y su Gobierno intentan acallar los constantes rumores sobre la gravedad de su salud. La semana pasada, un diario de Miami informó que Chávez sufría una complicación renal y por ello había sido hospitalizado de emergencia. Al día siguiente, Chávez se mostró en los jardines del Palacio de Gobierno, jugando béisbol con sus ministros.
Desde que Chávez admitió su enfermedad, el 30 de junio pasado, pocas certezas se tienen acerca de la gravedad de su estado. Durante los últimos tres meses, el presidente se ha negado a revelar qué órganos de su cuerpo han sido afectados por el cáncer. Se molesta cuando, en las pocas ocasiones que se expone a ruedas de prensa, los periodistas le preguntan. “Ya he dicho suficiente”, es siempre su respuesta airada, insultante.
Hugo Chávez, el lunes en el palacio de Miraflores. / CARLOS GARCÍA RAWLINS (REUTERS)
Sin embargo, en las encuestas más recientes también comienzan a aparecer los nombres de otros dirigentes que el chavismo identifica como posibles candidatos de la revolución en caso de que el presidente-comandante no pueda competir. En la lista está el actual vicepresidente ejecutivo Elías Jaua; el gobernador del Estado Barinas y hermano del presidente, Adán Chávez; y el canciller Nicolás Maduro.
La oposición, en tanto, elegirá a su representante a las presidenciales en las elecciones primarias convocadas para el próximo 12 de febrero. Al menos cinco líderes de la Mesa la Unidad Democrática, la alianza opositora de más de 20 partidos contra Chávez, ya han anunciado su participación en el proceso.
Hasta que esa elección no ocurra, Chávez seguirá siendo, en los hechos, el único candidato que está en abierta y doble competencia: por mantenerse seis años más en la presidencia y para ganarle unos años más de vida a la enfermedad. (EL PAÍS INTERNACIONAL)