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Capaz de penetrar el caparazón que protege a los mitos hasta sus entrañas más íntimas, el periodista y escritor John Carlin desgrana en su libro 'Rafa' a un Aquiles moderno cuya fortaleza y debilidad reside en el "equilibrio familiar", y que si en algo se parece a Nelson Mandela es en "su admirable respeto por todos los demás".
Una afirmación que, como admite el propio periodista en una entrevista concedida a Efe, seguramente sonrojaría a Nadal, acostumbrado desde su infancia a un régimen espartano representado en su tío y técnico Toni, así como en un núcleo familiar, base incontestable de su éxito.
Y es que, 'a priori', el hilo argumental de 'Rafa. Mi historia' (editado por Urano en castellano y Columna en catalán) puede parecer la final de Wimbledon en 2008, cuando el tenista español venció al suizo Roger Federer, en un partido para la historia.
'El periodista John Carlin retrata al tenista como un Aquiles moderno cuya fortaleza y debilidad reside en el equilibrio familiar.
Sin embargo, alternando capítulos escritos en primera persona por el tenista, con otros en los que Carlin se inmiscuye en sus entresijos más recónditos, el verdadero "cordón umbilical" del libro acaba siendo su familia, el clan, el refugio del mito.
"Es la columna vertebral, el cemento que lo junta todo. La base de todos sus cimientos los da la familia y esto incide de manera fundamental en su éxito. Es imposible entender el fenómeno Nadal como campeón mundial sin ver la importancia que tiene su familia en su estado emocional", explica el periodista británico.
Una conexión que el propio Nadal relata en el libro, cuando confiesa el "impacto devastador" que le causó la separación de sus padres en 2009, que puso de manifiesto "la conexión umbilical" entre la estabilidad del circulo familiar y la de su juego.
La mitad biografía, mitad autobiografía que acaba de publicarse.
Aún así, Carlin ha rehusado pensar que, ante las recientes informaciones que apuntan a una reconciliación del matrimonio, se pueda pensar que "ahora vencerá a Djokovic (número uno actual) en el próximo partido. "Nada es tan matemático", ha recordado.
Un "Aquiles contemporáneo", en palabras del escritor, que además tiene su fragilidad física localizada en el escafoides de su pie izquierdo, donde padece una lesión congénita.
"Me llamó la atención su capacidad de seguir jugando pese a sentir dolor, a imponer una concentración mental para superarse. La mente sobre la materia, algo casi zen", opina. "Pero no sé si querrá seguir jugando (hasta los 30 años) si siente que está en decadencia, si no está al máximo nivel".
En todo caso, es esa imperfección lo que le hace fascinante a ojos de los aficionados, que observan cómo, a pesar de estar en la cima del tenis, Nadal sigue actuando en cada partido como si fuera "un David contra Goliat", sin importar si el rival es inferior.
"La gente se identifica más con él que con el gigante", asevera Carlin. "Rafa es el sufridor, una imagen épica, más todavía cuando juega contra Federer, que es un talento natural de los dioses. Nadal es el ser humano que se enfrenta al dios. Y gana".
En esa filosofía de vida "casi militar" ha tenido una influencia capital su tío Toni, su técnico desde niño, quien utilizó "métodos muy duros porque entendió que podía soportarlo. Ha habido roces, pero es una relación de profundo respeto que nunca se romperá", dice Carlin.
El escritor, no obstante, va más allá. "Si Toni no hubiera existido, nunca habría existido el Rafa tenista. Seguramente hubiera jugado a fútbol. Es imposible concebir el uno sin el otro", añade.
En ese sentido, Carlin ha reconocido que una de las cosas que más le sorprendieron de Nadal fue el "silencio reverencial" en sus entrenamientos, casi como una referencia litúrgica, como si "cada entreno fuera Wimbledon", fruto de esa exigencia desde pequeño.
Rafa Nadal golpea la bola seguido por su técnico, Toni Nadal. (ROLDÁN SERRANO)
Y, sobre todo, "lo buena gente que es", un tipo acosado por multitudes pero que sigue "normal" y que entiende que "lo que ha logrado es muy especial, pero que él no es nada especial".
Por ello, comparándolo con el carismático líder sudafricano y Nobel de la Paz Nelson Mandela, que Carlin desmenuzó en el libro ´El factor humano´, el periodista ha admitido que "les une esa forma de ser tan respetuosa y elegante con todo el mundo, sin importar quién. Eso me parece admirable en Rafa y Mandela", ha sentenciado.
La novia
Xisca es una denominación adoptada por los medios, como la de Rafa; es María Francisca en el código familiar y "Mary" lo que le susurra su pareja desde los 16 años. Xisca, entre sus amistades desde el colegio de monjas de La Pureza —falda escocesa y jersey azul— es otra, Xisca Bauzá.
Antes de marcharse a vivir un año a Londres para trabajar en gestión empresarial y practicar el inglés que estudió con una beca en la escuela de idiomas de Manacor, María Francisca Perelló Pascual, la muy vista pero ignota novia de siempre de Rafael Nadal, aceptó posar por primera vez y lejos de la mirada pública. "Al natural, en su juego de sombras, tiene mucha personalidad, es guapísima y tímida", apunta el pintor Riera Ferrari, que la retrató en tonos sepia en su taller L'Auba de Manacor el lunes 3 de octubre. Ella reconoció: "Ahora nos veremos menos con Rafael".
De esa joven morena, universitaria, de 23 años, con una perla de Manacor por pendiente, se conoce su imagen, su figura estilizada, esbeltas piernas, ojos grandes y oscuros de mirada profunda y largas pestañas. "Es guapa, sencilla, elegante y humilde", dice Margalida, de Xaloc, la librería de barrio adonde Xisca acude a comprar el ¡Hola! La descripción se reitera entre quien la conoce. "Nunca hizo ningún comentario del noviazgo y yo no me atrevería a hacérselo. Se la ve tan discreta que se avergonzaría".
En el feudo mallorquín de Nadal y su novia ?Manacor y su colonia de veraneo, Portocristo?, sus familias tienen su propia biografía: el abuelo del tenista, Rafael Nadal, Guixó, negociante como sus hijos, dirige óperas y zarzuelas; y el de Xisca, Bernat Perelló, Patró, maestro de obras a la antigua, restauró el campanario de la iglesia local y formó artesanos de la piedra en la escuela de la Torre dels Enagistes, al lado del macrocentro de tenis que poseerán los Nadal
Bernat Perelló, el padre de Xisca, "ha preferido hacer una buena casa antes que hacerse rico con el boom", observa un banquero. La madre, María Pascual, es funcionaria en actividades del Ayuntamiento. Se mantienen en la discreción.
María, como su hija, cuida mucho su físico y juega al tenis. Con otras veteranas que inició el entrenador de Rafa, el tío Toni, en el club de Manacor, celebran partidas y cenas sociales. "En el grupo de la madre está una tía de Rafa, Marilén Nadal. Las dos nunca han hecho un comentario sobre la pareja, ni han mostrado especial complicidad en público", dice Júlia, otra tenista.
Xisca, escrutada por las cámaras, aparece contenida en los palcos de jugadores de las eternas finales por el mundo de Rafa, al lado de la madre del jugador, Ana María, y la hermana Maribel, su amiga, más emotivas. Con todo, su naturalidad es evidente en el sinfín de fotos y vídeos que se han publicado de la pareja. Abundan besos y abrazos, captados en la playa, sin posados ni pactos con reporteros. Sin fugas, escándalos ni montajes. Rafa y Xisca no son personajes a destripar por la prensa rosa. "No cotizan alto precisamente por su normalidad. Además, él la protege mucho", observa Pedro Prieto, un paparazzi.
Este verano, ella fue contratada por Mapfre, una de las 10 marcas que anuncia el tenista, y estuvo en el complejo de la Copa del Rey de vela de Palma. "Gracias, no tengo nada que decir", respondió, incómoda, a decenas de periodistas. En el papel de estrella invitada estaban ese día Anne Igartiburu, Inés Sastre o Judit Mascó.
"Xisca es una chica al margen de la vida deportiva y la fama que acarrea. Se aparta. No apareció en un extenso reportaje que le hizo ¡Hola! a Nadal. Las novias de los grandes tenistas no tienen nada que ver con las de los cracks futbolistas", opina Tomeu Terrasa, cronista amigo de Nadal. "Los dos se aman muchísimo, eso se nota y se sabe", agrega el pintor Riera Ferrari. "Cuando Rafael grabó el vídeo de Gitana con Shakira, Xisca estaba delante. Es fantástica esa pasión y fidelidad".
Rafa, que conduce en Mallorca un exclusivo Aston Martin gris, va al cine y sale de marcha nocturna por pubs de su zona (Cúbic, Bauxa, 84 o Makokis) con su núcleo de amigos desde la infancia, como Joan Suasi, y otros tenistas ?Tomeu Artigues o Tomeu Salvà?, con los que disputa el torneo de fútbol playa de Cala Romántica. Cada verano, Nadal invita a su pandilla de vacaciones; este año han navegado por aguas baleares con una nueva lancha de pesca. "La pareja tiene las mismas amistades y hacen vida independiente en Mallorca", indica Pedro Fullana, de la SER y de Manacor. "No han cambiado su manera de ser pese a los éxitos y la atención mediática".