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Un terremoto de magnitud 7.2 en la escala de Richter sacudió ayer el este de Turquía, causó por lo menos 264 muertos y más de mil 300 heridos, según el último parte emitido por el ministro Interior, Idris Naim Sahin.
El sismo desató escenas de pánico debido al derrumbe de decenas de edificios que quedaron reducidos a pilas de escombros y metal retorcido. Decenas de miles de habitantes corrieron hacia las calles mientras gritaban e intentaban comunicarse por celular con sus parientes. En medio de la destrucción, los sobrevivientes utilizaron sus manos como palas en un intento desesperado por rescatar a personas que quedaron atrapadas o heridas bajo los escombros.
El temblor se produjo a las 13:41 de la región oriental montañosa de Turquía y el epicentro ocurrió en la aldea de Tabanli, a 17 kilómetros de Van, según el Servicio Geológico de Estados Unidos.
El país fue azotado por un fuerte terremoto.
El ministro Sahin precisó que en la ciudad de Van murieron al menos 100 personas y otras 117 en el distrito de Ercis.
Las autoridades turcas temen que la cifra aumenta drásticamente con las horas ya que aún hay cientos de personas bajo los escombros y mucha preocupación por varios pueblos de la región que han quedado totalmente destruidos.
Sólo en Ercis, al menos 55 edificios han quedado totalmente dañados.
Operación de rescate de personas en un edificio colapsado después del terremoto en Van.
Cientos de edificios y estructuras quedaron arruinador por el terremoto
El presidente turco, Recp Tayyip Erdogan, pidió a los ciudadanos que "no entren en los edificios que han sufrido daños", debido al peligro de que sigan produciéndose réplicas, como la de 5.7 grados que se registró diez horas después del temblor principal.
Erdogan aseguró que las tareas de rescate continuarán toda la noche y que se van a instalar casas portátiles y tiendas de campaña para albergar a quienes hayan perdido sus hogares para protegerlos de las bajas temperaturas.
"No dejaremos a nuestros ciudadanos solos en el frío invierno", prometió el primer ministro, que también agradeció el apoyo y la ayuda enviada desde distintos países, como Azerbaiyán, Bulgaria e Irán, y la de otros Estados que también se han comprometido a ayudar en las tareas de salvamento.
Un grupo de socorristas intenta rescatar a los heridos por el sismo.
El terremoto tuvo su epicentro a poca profundidad, unos cinco kilómetros, lo que hizo que sus efectos en la superficie equivalieran al de uno de 8 ó 9 grados de magnitud, como indicaron los expertos del Centro Sismográfico Kandilli de la Universidad del Bósforo (Estambul).
El profesor Mustafá Erdik, director del centro Kandilli, estimó que unos 4000 edificios pueden haber resultado dañados, 600 de ellos de forma irreversible, y que unas 50 construcciones se han desplomado completamente.
Además, calculó que entre 700 y 1000 personas pueden haber perdido la vida.