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Es una tradición en el género de viajes y aventuras partir en busca de alguien desaparecido, llámese capitán Grant, Livingstone o Kurtz. Ahora el literato viajero Gabi Martínez (Barcelona, 1971) se lanza en su nuevo libro tras un extraño aventurero moderno real, Jordi Magraner. Era éste un francés nacido en Casablanca de orígenes valencianos que se adentró en las montañas del Hindu Kush buscando al yeti. Acabó enamorado de esos parajes de grandeza, leyenda y riesgo, convertido en alguien tan asombroso como la propia criatura que persiguió, y asesinado.
En Sólo para gigantes (Alfaguara, 2011) Martínez traza el retrato de Magraner, un tipo extravagante y odioso, y rastrea con verdadera obsesión en su biografía hasta afrontar él mismo algunos de los peligros que el perseguidor del yeti arrostró y que en última instancia le supusieron la muerte degollado -junto a un niño indígena que era su discípulo- en un Pakistán recóndito en el que medraban los talibanes. Un libro hipnótico y oscuro, crónica de una fascinación -o dos- que nos lleva a parajes remotos y majestuosos, el kiplingesco Nuristán, donde no para de cocinarse, siglo tras siglo, la aventura, y que nos traslada también a lo más recóndito y tenebroso del alma humana.
Jordi Magraner, de 43 años, un investigador español que pasaba largas temporadas en Pakistán para buscar al mítico «hombre de las nieves», fue degollado el viernes junto a una empleada de 12 años. Aunque por ahora la Policía no avanza hipótesis, sí se sabe que otro trabajador de 20 años ha desaparecido. Magraner había recibido amenazas por sus creencias cristianas. (5 de agosto de 2002 / ABC)
Pocas veces se encuentra uno a alguien tan afectado por su propio libro. Martínez parece literalmente sorbido por su historia. Enjuto, atormentado, diríase que la aventura de Magraner y él han colisionado en alguna encrucijada existencial. "Hablas del yeti y sale la sonrisa", empieza sin sonreír un ápice en el frondoso jardín del acogedor hotel barcelonés Alma, un lugar muy adecuado no solo por las plantas sino porque alma, es sabido, es el nombre de la versión rusa del yeti. "A mí alguien que parte en busca del yeti, el barmanu como se lo conoce en hindi, ya me cae simpático de entrada. Pero cuando ves que eso es sólo la punta del iceberg de una vida fascinante te ves arrastrado a meterte en esa historia, que es de las que merece la pena contar". El libro, "novela de no ficción", se mueve en los márgenes de la realidad pero el autor recalca que con una historia tan increíble como la de Magraner "no necesitas inventarte nada".
Justo hace una semana, una expedición en Siberia afirmó que tiene pruebas de la existencia del abominable hombre de las nieves, que mediría de 2 a 3 metros y sería inteligente y curioso, pero muy tímido. Enlace a la nota
Martínez señala que todos sus libros, escribirlos, le han cambiado, pero ninguno como éste, como viajar tras los pasos del naturalista. Magraner tiene facetas muy turbias que producen aversión, incluso un ramalazo fascista. Y está la cuestión sexual. "Yo era consciente al escribir sobre él de que había aspectos de su personalidad intranquilizadores para el lector y reprobables. Pero a la vez hay también muchos positivos. Por ejemplo, su colaboración decisiva para abrir una ruta de ayuda humanitaria a través de las montañas gracias a su relación con Massoud, el león del Panjshir, o su empeño en defender las tradiciones locales de los paganos kalash, rodeados de musulmanes. Por eso entré en la historia. Ofrecía una oportunidad excepcional para explorar la condición humana, en lo bueno y en lo malo".
Martínez subraya que Magraner era un hombre de acción y un personaje total que tuvo el privilegio de vivir cambios históricos en los parajes más extraordinarios del mundo. Alguien que fue en busca de un sueño (aunque, claro, no encontró al yeti) y que vio cómo la coyuntura internacional convirtió su paraíso en un infierno. No era lo mismo deambular por los parajes más abruptos de la frontera entre Pakistán y Afganistán vestido de camuflaje, con gafas de infrarrojos y con un rifle (de dardos) en los ochenta que seguirlo haciendo tras el 11-S.
El escritor Gabi Martínez, cuya obra debe de llegar pronto a México.
Gabi Martínez resigue la vida del personaje hasta su misterioso asesinato en 2002, con 43 años. Sus sueños de grandeza y montañas vírgenes, su interés por las ciencias naturales derivado hacia la criptozoología (sus tesis sobre el yeti se basan en Bernard Heuvelmans, el autor de Sur la piste des bêtes ignorées), sus expediciones, sus fracasados intentos por lograr respetabilidad en los círculos científicos, su progresiva inmersión en la sociedad kalash, su conocimiento de aquellas lejanas latitudes y gentes que lo convirtieron en alguien a tener en cuenta en la zona.
En la historia de Magraner hay un progresivo desengaño y un embrutecimiento. Hubo acusaciones de pedofilia. "Es una de las hipótesis que se barajaron como causa de su asesinato, como el espionaje o el tráfico de drogas. Yo me limito a recogerla".
El crimen permanece sin esclarecerse. "La investigación policial fue lamentable. Hay interés en que no se sepa más del caso". ¿Cuál cree que fue el motivo de que lo asesinaran? "Era un personaje incómodo. Era fácil para algunos pensar que el zoólogo era en realidad un espía. Estorbaba y se lo sacaron de encima". (JACINTO ANTÓN / EL PAÍS)