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Aparatos espaciales que la Unión Soviética envió a Venus en la década del 1980 captaron imágenes de objetos movedizos que podrían tener “rasgos de seres vivos”, consta en un artículo publicado esta semana en la revista rusa Astronomicheskiy Vestnik (“Noticiario de Astronomía”).
“Se detectaron objetos de tamaño notable, de 10 a 50 centímetros, que aparecían, mutaban o desaparecían, y cuya presencia (…) en las imágenes difícilmente se explica por las interferencias”, señala Leonid Ksanfomaliti, colaborador jefe del Instituto de estudios espaciales de la Academia de Ciencias de Rusia y autor del artículo que la revista publicó “a modo de discusión”.
Imagen captada por una nave rusa no tripulada. Con un poco de imaginación, se puede ver un alacrán.
El científico Leonid Ksanfomaliti, del Instituto de Investigación Espacial Rusa.
La superficie de Venus es tan caliente, que podría fundir el plomo.
Investigadores soviéticos realizaron una serie de exitosos estudios de Venus en los años 1970-80 y obtuvieron las primeras imágenes de su superficie, invisible desde la Tierra a causa de una densa capa de nubes que está presente de forma permanente en la atmósfera venusina. Las naves no tripuladas Venera-9 y Venera-10, en 1975, así como Venera-13 y Venera-14, en 1982, grabaron con cámaras fotométricas varios panoramas televisivos de Venus.
Ksanfomaliti analizó nueve panoramas transmitidos en marzo de 1982 y descubrió varios objetos que aparecen y desaparecen en las imágenes, en particular objetos similares a un “disco”, un “jirón negro” y un “alacrán”.
El Mekon, líder del norte de Venus, según la tira cómica británica Eagle.
Algunos de estos objetos están presentes en las primeras secuencias pero desaparecen luego (según la hipótesis del científico, a causa del fuerte ruido que produjo el módulo de aterrizaje en los primeros minutos después del descenso); otros, como el supuesto “alacrán”, habrían quedado enterrados bajo partículas del suelo que levantó la nave al aterrizar, y tardado un tiempo en salir a la superficie.
“Sin discutir las ideas actuales de que la vida no es posible en las condiciones de Venus, me atrevo a suponer que algunos de los objetos descubiertos, a juzgar por su morfología, tienen rasgos de seres vivos”, escribe el articulista.