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WASHINGTON D. C., 25 de enero.- Con la vista puesta en su reelección en noviembre próximo, el Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, pronunció anoche su tercer discurso del Estado de la Unión, en donde el tema dominante fue la economía y en el cual mantuvo, en general, un tono conciliador hacia sus adversarios políticos.
Eso sí, el mandatario se dirigió directamente a la clase media, subrayando así las diferencias que lo separan de sus rivales republicanos.
En esa línea, puso sobre la mesa, como idea principal en su alocución, la necesidad de "mantener viva" la promesa de que su país ofrezca oportunidades económicas para todos: "Es el asunto definitivo de nuestra época".
El discurso del Estado de la Unión tuvo su momento emotivo cuando, antes del discurso, el presidente de EEUU se fundió en un sentido abrazo con la congresista demócrata Gabrielle Giffords, herida gravemente el pasado año en un tiroteo en Tucson y que esta semana ha anunciado que dejará su escaño para centrarse en su recuperación.
"Ningún desafío es más urgente. Ningún debate es más importante. Nos podemos conformar con tener un país donde a un número cada vez menor le va muy bien, mientras un número creciente de estadounidenses apenas tiene para sobrevivir. O podemos restaurar una economía donde todos tienen una oportunidad justa, donde cada uno hace su parte y todos juegan bajo las mismas reglas", afirmó Obama.
"Lo que está en juego no son los valores demócratas o los republicanos, sino los valores estadounidenses. Tenemos que recuperarlos", agregó el Presidente.
Obama les pidió a sus compatriotas que piensen en un país "que lidere al mundo en educación. Que atraiga a una nueva generación de manufactura de alta tecnología y con empleos bien remunerados. Un futuro donde tengamos control sobre nuestra energía y en el que nuestra seguridad y prosperidad no esté atada a la inestabilidad mundial. Con una economía donde el trabajo duro tenga su recompensa y la responsabilidad sea recompensada".
Al respecto, enfatizó que "no debemos olvidar que millones de estadounidenses que trabajan duro y respetan las reglas merecen un gobierno y un sistema financiero que haga lo mismo".
Consciente de la respuesta de sus rivales republicanos, que le acusan de dividir al país y quitarles el dinero a unos para dárselo a otros, Obama les respondió directamente: "Podéis llamarlo guerra de clases tanto como queráis. Muchos estadounidenses lo llaman simplemente sentido común". Acompaña al Presidente de EE. UU., la secretaria de Estado, Hillary Clinton.
El tono populista adoptado en los últimos meses le está dando resultados. Obama afrontó el discurso con un 50% de aprobación popular, el mayor porcentaje de los últimos meses.
"Es hora de aplicar las mismas reglas de arriba abajo: ni planes de rescate ni dádivas ni escapatorias. Un país construido para durar debe insistir en que cada uno asuma sus responsabilidades", señaló el mandatario.
En el cuarto año de un mandato caracterizado por duros enfrentamientos con los republicanos, aseguró que "colaboraré con cualquiera en el Congreso para dar impulso (a estas ideas)".
"Combatiré la obstrucción con acciones y me opondré a cualquier intento de volver a las políticas que nos llevaron a esta crisis", recalcó.
Barack Obama destacó entre los logros de su gobierno el ponerle fin a la guerra de Irak, terminar con la amenaza de Al Qaeda y asegurar una alianza con Afganistán que evitaría nuevos ataques en suelo estadounidense.
"Por primera vez en nueve años, no hay estadounidenses luchando en Irak. Por primera vez en dos décadas, Osama bin Laden no es una amenaza a este país", indicó.
El Presidente norteamericano anunció, además, la creación de una nueva unidad para combatir las prácticas de competencia desleal en el mercado internacional, apuntando en forma directa a países como China, recordando que ha presentado querellas comerciales contra ese país a un ritmo doblemente superior al del gobierno anterior "y esto ha marcado una diferencia".
Este discurso, que marca el inicio de su campaña, encuentra a Obama en un momento en que la tasa de desempleo es la más alta que enfrenta un mandatario que busca la reelección.
Pese a ello, las últimas cifras de mejora en la economía han hecho que Obama registre un alza en las encuestas, con un índice de apoyo de alrededor de 46%. Además, según el promedio de los sondeos difundido por Real Clear Politics, aventaja a sus principales rivales republicanos: vencería a Newt Gingrich, con el 51% de los votos contra 40%, y a Romney, por 47% a 45%.
Obama visitará ahora Iowa, Arizona, Nevada, Colorado y Michigan, estados clave de cara a las elecciones de noviembre.