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Si te pregunto qué es una república amorosa, ¿qué me puedes responder? Lo vas a pensar y vas a hacer algunos razonamientos y probablemente tengas una respuesta si le dedicas algo de tiempo al tema.
Pedrito Miguel piensa y escribe que una república amorosa es una pías "que deja de lado la rifa de oportunidades y establece la certeza de los derechos".
Ese es el primer párrafo de Pedrito Miguel. Esperemos que el joven tenga a bien leer el comentario que nos permitimos hacerle hoy (llevaron a la puerta de nuestras casas un ejemplar de un impreso que lleva el nombre de Regeneración); le pedimos que extienda de buena voluntad qué es lo que quiere decirnos con "dejar de lado la rifa de oportunidades" a cambio de establecer certeza de los derechos.
La importancia de este asunto es mayúscula. Esta postura ideológica representa la de uno de los 2 candidatos presidenciales ya "seleccionados" por sus partidos. Esta postura, por desgracia, sí es un peligro para la sociedad. Un peligro idéntico al que representan los cuerpos armados de gente que decide dedicarse al crimen, en vez de competir en lo que Pedrito llama "la rifa".
El único parecido entre la vida real y una rifa —si me permiten su atención, Pedritos de México— es que ambas contiendas deben darse en igualdad de circunstancias. El que compra boleto de rifa, acepta que puede o no sacarse premio; y espera que habrá mecanismos supervisados que aseguran igualdad de oportunidades. Así son las rifas.
En la rifa, todos los boletos son iguales. En la vida real, cada persona es un boleto y cada persona es diferente. La vida hoy exige una educación hacia la competitividad y la intrínseca falta total de certeza de los resultados. Solo una fórmula electoral demagógica puede ofrecer certeza. Con honestidad, un político puede hablar de igualdad de oportunidades: algo por lo que luchará. Pero, ¿asegurar certeza de éxito?
Don Guardiano y su equipo se quedaron cortos en el campanazo número 6: es mucho más importante la dama de los logotipos que alimentar twits o facebooks para la góber. Y es más profundo el monto de billetiza que se adjudicará progresivamente conforme este quinquenio llegue a su fin.
Son ingénuos quienes creen que la ninia logotípica se limita a coordinar la campaña del candidato priista: su fuerza y alcance abarcan mucho más.
Resulta que todos y cada uno de los candidatos del partido que la "contrató" (el PRI, por favor), deben —no es opcional, sino obligatorio de toda obligatoriedad, disciplina de partido— comprar con ella hasta la última camiseta, tajador, cuaderno, diseño, impresión, letrero... ¡lo que sea! Si es para la campaña y es del tricolor, ¡la ninia de los logotipos tendrá beneficio!