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BUENOS AIRES, 10 de mayo.- Al aprobarse en el Senado la ley de "muerte digna", Argentina entró a formar parte de una pequeña lista de países que ya han aceptado esta práctica. La lista está encabezada por Holanda, Bélgica y Luxemburgo, los países que tienen la legislación más clara al respecto.
Holanda es sin duda el país donde más tiempo se ha debatido el asunto de manera pública y abierta. Los primeros intercambios comenzaron en 1969 y se materializaron en el año 2001 cuando se aprobó la Ley de comprobación de la terminación de la vida a petición propia y del auxilio al suicidio, que entraría en vigencia el 1 de abril de 2002. Tiene la legislación más completa y clara de todas.
Doña Lilian Clark, madre de Gustavo Cerati (en coma desde el 15 de mayo de 2010), declaró ayer: "Yo nunca me planteé la alternativa de la 'muerte digna', porque confío en que Gustavo va a salir, así que no lo tengo en mis pensamientos".
Para tener derecho a la eutanasia (y también a la muerte digna), la persona debe residir en Holanda; el médico que asiste a la persona debe estar convencido de que el paciente hace el pedido de forma voluntaria, que ha sido meditado en profundidad y expresa los deseos del enfermo. El paciente debe ser plenamente capaz y debe haber reiterado su deseo de terminar con su vida. Pero no sólo ello, además, la persona debe sufrir un padecimiento insoportable y sin esperanzas de mejorar. No tiene que haber cura ni tratamiento posible. También es condición que esté al tanto de su situación médica y haber sido informado al respecto. Un segundo profesional debe corroborar que se hayan cumplido con todos los pasos anteriores. Una vez que la segunda opinión avala por escrito la eutanasia, el suicidio asistido debe realizarse con máximo cuidado y profesionalidad.
La ley holandesa aclara que no es aplicable a personas que sufran depresión o ansiedad ni a ancianos que crean que ya no tengan ganas de vivir y los médicos pueden recurrir a la objeción de conciencia.
El segundo país en aprobar una ley de "muerte digna" (y eutanasia, que viene del griego "eu" o "bueno" y "thanatos" o "muerte") fue Bélgica. En mayo de 2002 aprobó una ley que despenalizó la eutanasia y otra sobre cuidados paliativos. Fue el primer país católico que logró sortear la oposición de la Iglesia y aprobar la norma.
La ley belga exige que el paciente sea mayor de edad o menor emancipado, capaz y consciente de su deseo. El pedido, al igual que en Holanda, debe ser voluntario, reflexionado y reiterado. También prevé que las personas dejen por escrito, cinco años antes, un documento de "voluntades anticipadas". El enfermo también debe padecer sufrimientos físicos o psíquicos constantes que no tengan cura y que sean causados por una patología grave e incurable.
Camila Sánchez, de 3 años, desde que nació está en estado vegetativo permanente. Su madre, Selva Herbon, se puso al frente de una cruzada en el Congreso para que se sancione esta ley. La intención de esta mujer es terminar con la agonía de su hija.
Antes de proceder a la eutanasia, el médico tiene que informarle al paciente sobre la existencia de cuidados paliativos; dejar que pase un "tiempo razonable" y volver a explicarle las opciones. Tiene que pedirle a su entorno que lo aconseje y recopilar datos de las personas que están a cargo del enfermo. Debe consultar con otro médico independiente que, como en Holanda, tiene la obligación de visitar al paciente y redactar un informe en el que diga si está a favor o en contra. Allí, debe dejar pasar al menos un mes antes de preguntarle por última vez al paciente si mantiene su idea. Recién ahí puede llevar a cabo la eutanasia. Tras ayudar a morir al paciente, el médico debe elevar un informe a una comisión federal formada por ocho médicos para que evalúen su proceder.
En febrero de 2008, Luxemburgo se convirtió en el tercer país europeo en aprobar una ley de muerte digna. Fue un debate ajustadísimo en el Parlamento que logró aprobar la norma por 30 votos a favor y 26 en contra.
Para que los médicos no sean condenados por ayudar a un paciente a morir, el enfermo tiene que se ser mayor de edad o menor emancipado, debe tener un diagnóstico irreversible y un sufrimiento físico o psíquico "constante e insoportable sin perspectiva de mejora" y exponer de manera voluntaria y reiterada, sin presión externa, su deseo de morir. Al igual que las otras dos leyes europeas, la norma exige que el doctor informe adecuadamente al enfermo sobre su situación y sus posibilidades de tratamiento. También deberá consultar a otro profesional sobre el carácter grave e incurable del padecimiento. Quienes quieran anticiparse al momento pueden firmar lo que se llamó un "testamento vital" en el que la persona deja constancia por escrito de su voluntad. El mismo se archiva en un registro controlado de la Dirección de Salud pública.
En Suiza la eutanasia es legal como "ayuda a morir" a quién quiere abandonar sin más sufrimientos el "Valle de las Lágrimas". De hecho sólo hay dos entidades que lo practican: Dignitas y Exit. El enfermo debe enviar una serie de documentos que avalan su estado y luego que revisan un abogado y un médico. Luego, mantienen una entrevista con la persona para asegurarse de que entiende el alcance de su pedido. El paciente debe viajar a Zúrich para morir. Allí se le ofrece un vaso con un cóctel de poderosos barbitúricos que debe tomar por si solo, sin la ayuda de nadie.
En Gran Bretaña la eutanasia es un delito, pero la Corte Suprema decidió en 2009 que los oficiales sanitarios deben tener en cuenta el deseo "explicito" de un paciente de no prolongar su vida si está gravemente enfermo. También el Colegio Médico británico estableció normas más abiertas y hay un creciente movimiento en Gran Bretaña en favor de la "muerte dulce". Incluso, en marzo pasado, el Tribunal Superior de Londres falló a favor Tony Nicklinson, un ex jugador de rugby que quedó parapléjico tras sufrir un derrame cerebral y pidió amparo legal.
En 2011, el gobierno de España presentó un proyecto para aprobar una ley de muerte digna, que luego fue enviado al Parlamento para su tratamiento y aprobación.
En América Latina, hasta ahora, el único país que permitía la eutanasia era Colombia. El 15 de mayo de 1997, la Corte Constitucional colombiana despenalizó el homicidio "por piedad", hasta ese entonces sancionado con seis meses a tres años prisión. Se aplica al caso de los enfermos terminales que expresen su voluntad libre de poner fin a su vida. Los médicos que los asistan quedan exentos de responsabilidad legal.
En Estados Unidos, son tres los Estados que permiten la muerte dulce, como también se la llama. Oregon, a través de un referéndum apoyado por el 51% de la población aprobó la Oregon Death with Dignity Act (ODDA, sus siglas en inglés), que legalizaba el suicidio asistido. En 1995 fue declarada inconstitucional, pero dos años más tarde fue aprobada nuevamente, esta vez con el 60% de votos.
En 2008 se aprobó la Washignton Death with Dignity Act (Acta de muerte con dignidad de Washington, su traducción literal). A finales de ese año, el 5 de diciembre, un juez del Estado de Montana, dictaminó que los enfermos terminales tienen el derecho a la libre administración de dosis letales de medicamentos recetados por un médico, sin que pueda haber sanción legal contra los profesionales. Un año más tarde, la Corte Suprema de ese Estado sostuvo que el suicidio asistido es legal es en ese distrito. (CLARÍN)