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Jueves 24 de mayo.- Los expertos médicos de la FIFA informaron este jueves de que en los últimos cinco años han contabilizado en todo el mundo la muerte por problemas cardíacos de 84 jugadores de futbol mientras disputaban un partido o se entrenaban.
Estos datos los ha recopilado la Comisión Médica de la FIFA con la información remitida por 129 de las 208 federaciones asociadas al organismo futbolístico y es el punto de partida para crear un registro detallado que pueda servir para prevenir futuras muertes.
Piermario Morosini falleció el 14 de abril en un partido entre su equipo, el Livorno, y el Pescara. No había desfibrilador en el estadio.
La media de edad de los futbolistas afectados era de 24,9 años y hasta ahora sólo 19 federaciones nacionales tenían un registro médico sobre este tipo de fallecimientos, por lo que esta cifra no indica el número de todos los futbolistas afectados, sino sólo aquellos casos que han sido contabilizados.
"Este es el punto de partida, desde ahora cada miembro asociado va a registrar este tipo de incidentes e informarnos para que podamos analizar cuales son las patologías detrás de las muertes", subrayó el profesor Jiri Dvorak, Jefe Médico de la FIFA y presidente de su Centro de Evaluación e Investigación Médica.
Mediante la creación de un registro internacional unificado, Dvorak destacó que se podrá conocer mejor las causas de las muertes y se podrá prevenir mejor que éstas suceda.
Un gran problema relacionado con las muertes súbitas es que solo en el 55 por ciento de los partidos de futbol a escala global hay un desfibrilador, número que en el caso de los entrenamientos se reduce al 28 por ciento, según los datos de la FIFA.
"Tener un desfibrilador en cada campo es cuestión de vida o muerte", resaltó el presidente de la Comisión Médica de la FIFA, Michel D'Hooghe, quien anunció que pedirá a Comité Ejecutivo que la presencia de estos artefactos sea obligatoria en todos los terrenos de juego.
El reciente caso de Fabrice Muamba, el centrocampista de los Bolton Wanderers, que sufrió un paro cardíaco durante un partido de Copa de Inglaterra, es un ejemplo de la necesidad de contar con desfibriladores en todos los estadios, explicó D'Hooghe.
La muerte súbita como las que sufrieron el ex sevillista Antonio Puerta o el camerunés Marc-Vivien Foé también se reducen con exhaustivos controles médicos a los futbolistas antes de cada torneo o partido importante, aunque eso tampoco elimina del todo riesgo de sufrir un fallo cardíaco, según Dvorak.
"Ochenta y cuatro casos de muerte súbita no es un resultado alarmante en relación a la población que practica futbol", y si se extrapolasen la media de muertes entre la población por este tipo de problemas cardíacos a los 300 millones de personas que practican futbol se registrarían unas 1.500 muertes anuales, sostuvo Dvorak.
Es por ello que el deporte sirve para "hacernos conscientes del elevado número de personas anónimas que pueden estar muriendo porque desconocen algunas patologías que les afectan".
Los facultativos también indicaron que a medida que avancen los estudios trataran de indagar en el factor genético de este tipo de dolencias, ya que puede ser una de las claves en la prevención de posibles muertes.
El Congreso Médico de la FIFA concluyó este jueves en Budapest a pocas horas del inicio oficial en la misma ciudad del Congreso anual de la FIFA, que durará hasta mañana. (EFE)