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Domingo 27 de mayo.- Las propuestas de Josefina Vázquez Mota en materia de seguridad fueron evaluadas por los lectores del diario Reforma y obtuvieron la mayor calificación.
--Presencia del Ejército en las calles: ¿sirve o estorba?
La seguridad es, sin duda, la principal preocupación de las familias mexicanas. Ofrecerle la certeza a la ciudadanía y las familias mexicanas de que pueden vivir en paz y tranquilidad es la principal responsabilidad a la que debe abocarse el nuevo gobierno. Para lograrlo, se requiere de una política de Estado con los recursos suficientes y con una estrategia integral de combate y sometimiento a la ley de los grupos del crimen organizado.
Reitero que en la tarea por dar tranquilidad y paz a nuestras comunidades vamos a enfocarnos en los delitos que más lastiman a las personas: la extorsión, el secuestro, el robo y los homicidios.
Debemos responder a la exigencia de los ciudadanos de que los delitos sean castigados, sea quien sea el responsable y sea quien sea el político que lo encubra.
Yo no pactaré con los criminales.
Lo que ha fallado hasta ahora en materia de seguridad en México han sido algunos gobernadores que no han podido o no han querido enfrentar a los delincuentes con policías más fuertes y confiables. Los estados más violentos son o han estado gobernados hasta muy recientemente por el PRI.
Por ejemplo, en San Luis Potosí hasta ahora se ha realizado el control de confianza a menos del 7% del personal de sus policías. En el Estado de México es el 11% y en Veracruz 14%.
Por eso voy a crear la Policía Nacional, formada por al menos 150 mil policías.
En los casos en que las autoridades locales y los gobernadores no cumplan con dar seguridad a sus poblaciones y no realicen la certificación de las policías por miedo o por corrupción, la Policía Nacional estará ahí para proteger a los ciudadanos.
Y los recursos de seguridad pública que ahora se van inútilmente a esos estados serán para financiar las operaciones de la Policía Nacional en ese estado.
Las propuestas de Josefina son las que obtienen mayor aprobación en el periódico Reforma.
--Se persigue a los carteles, pero no les merman sus recursos. ¿Cómo resolverlo?
Para detener el accionar de los carteles y delincuentes, debemos atacar su principal instrumento de operación, los recursos financieros y materiales que han conseguido con su actuar ilícito. Por ello, me comprometo a hacer de la lucha contra el lavado de dinero un instrumento central del combate a la delincuencia. Impulsaré la investigación de las cuentas bancarias de los delincuentes y de quienes los apoyan. Realizaré investigaciones exhaustivas a negocios para evitar que sean utilizados para lavar dinero.
Esto será posible mediante la introducción de la Cédula de Identidad Nacional, que se ligará al sistema Bancario y al Registro Público de la Propiedad para poder seguir la ruta del dinero de los delincuentes. Promoveré la aprobación de la Ley contra el Lavado de Dinero y mejoraré el diseño institucional y capacidades de la Unidad de Investigación contra el Lavado de Dinero. Asimismo, impulsaré mecanismos para agilizar la extinción de dominio para que los criminales y quienes los ayudan pierdan los bienes que han adquirido como producto del crimen.
--Se capturan capos, sus relevos son más violentos: ¿cómo romper el ciclo?
La respuesta debe ser integral:
i. Reconstruyendo el tejido social de los mexicanos.
ii. Generando oportunidades de educación y sobre todo empleo.
iii. Regenerando la conciencia cívica del ciudadano y haciendo hincapié en la del delito.
iv. Imponiendo mayores penas a los narcotraficantes y desmitificando su labor.
Me comprometo a impulsar una nueva etapa en la lucha contra la inseguridad y el crimen organizado en todos los rincones del país, actuando en distintos frentes simultáneamente.
--Legalizar drogas y/o tenencia de armas: ¿solución o espejismo?
El problema del tráfico ilegal de drogas y la violencia y criminalidad asociados no es un asunto que tenga una solución nacional. De nada sirve despenalizar las drogas en un país cuando en la gran mayoría de las naciones en el mundo o en la región se prohíbe su producción, tráfico y consumo. Despenalizar las drogas sólo tendrá efecto cuando se asuma como un asunto multilateral y se despenalice en los principales centros de consumo.
De nada serviría legalizar el consumo de drogas en nuestro país sin una concientización efectiva de los mexicanos sobre el consumo de estas sustancias.
Por ende, y por el momento, es sólo un espejismo.
--Estados Unidos: tráfico y consumo sin violencia generalizada; México: tráfico y consumo victimizando a la población. ¿Por qué?
En México el crimen organizado y los narcotraficantes penetraron la estructura social y el andamiaje institucional del país. Cuando el deterioro en ciertas regiones del país exigió un mayor involucramiento del gobierno federal, se hizo evidente el tamaño del reto.
Para transitar hacia un México con paz y seguridad, propongo:
Participación ciudadana, condición para consolidar la paz y la seguridad. Se requiere promover una política nacional de participación ciudadana en la seguridad y pacificación del país. Son los ciudadanos organizados quienes junto a los policías pueden identificar y actuar de forma temprana contra potenciales actividades delictivas.
Una Policía Nacional que cuide a los ciudadanos. La seguridad de los ciudadanos no puede esperar a que estados y municipios resuelvan las dificultades que enfrentan con sus policías locales. Estableceré una Policía Nacional de por lo menos 150,000 policías federales que permitirá reducir la violencia, apoyar a las entidades federativas que están en situación crítica y recuperar territorios que están dominados por los criminales.
Capacitación policial y formación de policías. Fundaré tres grandes academias de capacitación policial, con la participación de las universidades de mayor prestigio y los académicos más calificados del país.
Haré de la lucha contra el lavado de dinero un instrumento central del combate a la delincuencia.
Promoveré ante el Congreso la instauración de la cadena perpetua a políticos que hayan ayudado, y se hayan beneficiado de ello, a las organizaciones criminales.
Y no hay mejor política de prevención de la criminalidad, que la educación. Es imprescindible que nuestros jóvenes permanezcan en las aulas y no en las calles. Con este fin, haré efectiva la obligatoriedad de la Educación Media Superior y duplicaré el número de becas a jóvenes en Educación Media Superior y Superior.