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Lucia Muchova analiza un nuevo informe de la Organización Mundial de la Salud sobre los partos prematuros y descubre que la ONU hace caso omiso de uno de los factores clave: el aborto de embarazos previos. C-FAM ha desarrollado un conjunto de conocimientos que se remonta a quince años atrás y se sirve de Friday Fax para diseminar por todo el mundo, esta clase de conocimiento experto sobre asuntos de la ONU desde una perspectiva provida.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de publicar un importante estudio que analiza el creciente y perjudicial fenómeno médico del nacimiento prematuro.
El Informe de Acción Global sobre Nacimientos Prematuros, estima que más de 1 de cada 10 niños nacidos en 2010 fueron prematuros, es decir que tuvieron menos de 37 semanas completas de gestación. Se calcula que esto representa 15 millones de partos prematuros y que 1 millón de muertes se relacionan directamente con el nacimiento precoz.
El nacimiento precoz se reconoce como la mayor causa de muerte neonatal del mundo y la segunda causa principal de mortalidad infantil. Esto plantea difíciles retos para los padres, para los médicos y para la sociedad en general, ya que los bebés prematuros suelen afrontar mayores riesgos de padecer discapacidades de por vida y requerir atención y apoyo médico permanente. Según en informe de la OMS, los índices de nacimiento prematuro han aumentado en casi todos los países.
Los motivos de este incremento no están del todo claros. El reconocimiento del problema a través de una medición de datos mejorada probablemente desempeñe una función, especialmente en los países en desarrollo. Las causas subyacentes, no obstante, pueden estar relacionadas con el aumento del uso de tratamientos para la infertilidad, mayor frecuencia de nacimientos por cesárea, mayores índices de diabetes y tensión arterial alta o infecciones entre las madres.
Pero se omite a sabiendas un factor importante en la lista: el aborto. La sección Referencias del informe de la OMS menciona dos estudios que demuestran un incremento en el riesgo de parto prematuro asociado con el aborto. Sin embargo, en el cuerpo del informe de 126 páginas no se dice absolutamente nada sobre el aborto.
En un informe de C-FAM que pronto será publicado, el dr. Byron Calhoun (médico) revela una tendencia común en la literatura de investigación sobre los nacimientos prematuros que consiste en excluir, con conocimiento, el vínculo entre el aborto y este fenómeno. No menos de 127 estudios individuales de mujeres de todo el mundo demuestran que tanto el aborto provocado como el espontáneo se asocian con el incremento en el riesgo de parto prematuro. Varios metaanálisis de múltiples estudios ilustran el mismo patrón. Los abortos múltiples pueden aumentar el riesgo de nacimiento antes de término en más de un 200 por ciento. Y, no obstante, nada de esto se menciona en el informe de la OMS.
En cambio, se presta atención a factores como el espaciamiento de los nacimientos y los embarazos de adolescentes que se asocian con incrementos mucho menores del riesgo de parto prematuro. Para abordarlos, el informe demanda más planificación familiar y educación sexual. Organizaciones como el Fondo de Población de la ONU y Women Deliver ya se han comprometido a garantizar el abastecimiento constante de anticonceptivos en países seleccionados y a ubicar la planificación familiar a la cabeza de la agenda internacional para reducir el número de nacimientos prematuros. Un crítico dijo a Friday Fax: En vez de reducir el número de abortos, al parecer, su estrategia es reducir el número de niños nacidos. Menos bebés equivalen a menos nacidos prematuramente.
Puede que esto mejore las estadísticas, pero los factores estrechamente relacionados con la incidencia de nacimientos antes de término quedarán desatendidos. El hacer caso omiso del vínculo entre el aborto y los partos prematuros deja incompleto cualquier análisis de estos últimos y quizás sea así ideológicamente. Asimismo, genera una brecha en las recomendaciones de políticas que apuntan a reducir el índice de partos prematuros. Brindar a las mujeres y a toda la comunidad mundial información precisa sobre la relación entre el aborto y el nacimiento antes de término sería un comienzo provechoso.