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México, 2012: todas las elecciones son importantes, pero la que se realizará el 1 de julio de 2012 es importante en sumo grado. ¿Por qué?
El gobierno que se realizó durante el tiempo que el PRI estuvo en el poder, representó una larga cadena de fracasos, uno tras otro. Al finalizar el gobierno de Salinas, en 1994, el país estaba realmente en la ruina total, pero con una careta o disfraz que tapaba toda la porquería. Nada de lo que parecía con Salinas, era verdadero o real; todo estaba simulado.
La crisis que le cayó a Ernesto Zedillo —a él le tocó quitar careta— no tenía parangón con ninguna de las anteriores. Recibió el país totalmente desbaratado. Pero tomó finalmente la decisión que sus antecesores se habían negado a acatar: renunciar al poder de decidir cuándo imprimir dinero y cuánto.
El país no tenía un dólar en la reserva, y sí decenas de vencimientos a corto plazo. Zedillo armó un plan de salvación y se lo expuso a Bill Clinton. Este, ni tardo ni perezoso, acudió al congreso para que el plan de apoyo a México fuera aprobado. Ya no se trataba de un crédito normal, del Fondo Monetario Internacional —por ejemplo—, sino de un préstamo casero: de una familia a otra.
A partir de mediados de 1995 y hasta terminar el sexenio, México se fue recuperando de las mentiras de Salinas. El país se hundió —por los errores del mal gobierno de Salinas y los anteriores— pero finalmente se fue levantando aplicando orden financiero y renuncia al poder de imprimir dinero. Este poder le fue entregado, por Zedillo, al Gobernador del Banco de México.
Por primera vez en la historia de México, el PRI no tendría mayoría en las elecciones federales de 1997. Entró en funciones el IFE: las elecciones serían ciudadanizadas, como supuestamente lo son hasta hoy, 2012. Pedro Ferriz de Con despotricaba en su programa de radio matutino en contra de Zedillo. Este, en forma inesperada, apareció en la cabina de Pedro, para explicar, con toda humildad, lo que estaba tratando de hacer. La actitud del locutor cambió a partir de ese día.
Zedillo tenía el poder total; aún no se había fraccionado. Su partido político, el PRI, era capaz de convertir todas las verdades en mentiras, y todas las mentiras en verdades. En eso, hasta hoy, 2012, continúan siendo expertos —y lo fueron durante los 12 años que el PAN ha estado en el gobierno federal.
Pero Ernesto Zedillo decidió que había llegado el momento de hablarle al país con la verdad, sin simulaciones. Y se propuso hacerlo a partir de ese día. Y probablemente lo logró en muchas cosas.
Es lamentable que los legisladores del PAN le hayan negado a Zedillo la aprobación de la ley que habría modificado la forma de funcionar de la Comisión Federal de Electricidad. Sin embargo, no se opusieron a la aprobación de la ley que creó el llamando FOBAPROA. Era eso o el caos monetario en el país. La gente cree que solo los “ricos” tienen dinero en los bancos. La realidad es que muchos no ricos son la mayoría de los propietarios del dinero que está en los bancos. ¿Qué habría pasado si una mañana los bancos hubiesen saludado a los cuentahabientes con un lo sentimos, pero ya no hay dinero?
El caos total se evitó, pero con una gran deuda para el futuro de México. Esta deuda ha sido pagada de acuerdo al plan, en forma puntual, por los gobiernos del PAN.
Zedillo, con su rompimiento con la mentira, deja el país con una reserva internacional de alrededor de 20 mil millones de dólares. Salinas la había dejado prácticamente vacía, pero haciendo creer que estaba en 16 mil millones.
Vicente Fox entra a gobernar México y se da cuenta de que el gobierno no tiene margen de maniobra. El compromiso del FOBAPROA se lleva todo lo que el gobierno federal necesitaría para invertir y provocar el desarrollo más acelerado de las regiones más pobres del país. Fox analiza, en conjunto con sus especialistas nacionales e internacionales, qué es lo que se podría hacer para contrarrestar el atolladero en que las mentiras de los antecesores de Zedillo habían metido al país.
Es entonces que decide solicitar del congreso, la aprobación de la ley fiscal que gravaría con IVA todos los productos y servicios en el país. Zedillo, para salir de la crisis, había subido el IVA de 10% a 15%. Fox estaba solicitando la ampliación de los productos y servicios que se gravarían con IVA, probablemente con diferentes tazas. El nivel de aprobación de Fox era, en ese momento, de arriba de 86%. Las naciones responsables saben que esos momentos son los que deben aprovecharse cuando es necesario que todos se pongan solidarios y acepten pagar más en impuestos.
Para que esa reforma se hiciera, era necesaria la aprobación del congreso. Se necesitaba de los votos de los diputados del PRI. En ese momento de la historia de México, Dulce Sauri Riancho, ex gobernadora de Yucatán, era la presidenta nacional del partido tricolor. Ella ha explicado en forma detallada cómo en forma “democrática”, decidieron darle en la madre al país, negándole a Fox la reforma constitucional que era necesaria debido a los errores y mentiras priistas de Salinas y todos los anteriores, errores que habían desembocado en el FOBAPROA, la única solución no catastrófica que se le podía dar al problemón creado por los mentirosos y simuladores.
¿Qué le quedaba a Fox y a Calderón? Arrastrar la deuda del FOBAPROA con los recursos del gobierno, en vez de usar esos fondos para que México creciera.
A pesar de esa negativa, Fox termina su sexenio con un modesto crecimiento anual y una reserva de 65 mil millones de dólares. La reserva significa solidez financiera de un país. Un país que no es sólido financieramente, no atrae capital de riesgo. Sin inversionistas que deseen arriesgar en México, el crecimiento económico —la disminución real de la pobreza— no se podrá dar. Al terminar el sexenio de Fox, México había visto que el poder adquisitivo real del salario se había incrementado en más de 4% por primera vez en 25 años.
No había ninguna razón para dudar que el panismo estaba haciendo bien las cosas. Por lo tanto, no había razón alguna para que ningún partido, sino el PAN, continuara gobernando México.
Felipe Calderón Hinojosa, un activo panista, pero un desconocido a nivel nacional, empieza en las encuestas con 16% de intención del voto. Lo hace contracorriente, contra los deseos del presidente en turno —de su mismo partido— y logra subir y subir y subir… Hasta encabronar al Peje, quien ya traía el complejo de que a huevo tenía que ser el próximo presidente. Es este encabronamiento del Peje tabasqueño que hacen que en la elección de 2006, 2.5 millones de votantes se abstengan de acudir a las urnas, al crear la duda contra Calderón con un estúpido, difamatorio y calumniante asunto conocido como Hildebrand: ¡nada qué ver!
Calderón sube al poder con poco poder. Antes de comenzar su negociación para la aprobación de las reformas que el país necesitaba, decide que ha llegado la hora de dejar de simular que se combate a los delincuentes organizados en torno a las actividades de la producción y distribución de sustancias que alteran la mente humana, provocando adicciones e idiotez humana.
Calderón pacta con el Ejército Mexicano y con la Armada, para que se activen y ayuden a México a liberarse de los corruptores que ya habían penetrado hasta los más íntimos rincones de la sociedad mexicana: iglesias, gobiernos de todos los niveles, escuelas, familias, etc.
A partir de comenzar esa lucha, se comienza a oír en México, todos los días, cuántas personas habían muerto por balaceras. Jamás fue este un tema de interés ni de las televisoras ni de los periódicos. Pero había que tergiversar los hechos: el PRI, escondido detrás de los medios estúpidos o vendidos, se dedica a inyectar en el público la idea de que los criminales son quienes combaten a los criminales. “No es la estrategia correcta”, canturrean por todos lados, pero nadie sugiere una diferente. Fox, desde su Blog se dedica a decir, todos los días, que la solución radica en convertir el asunto de los estupefacientes en un negocio que pague impuestos.
Las actitudes de Fox deben representar, para el mexicano, una señal de que el panismo tiene algo que se llama libertad total de expresión. Nadie le debe a nadie ninguna obligación con respecto a lo que sí se puede y a lo que no se puede decir. Esto es muy diferente en el sistema PRI: en este solo puedes hablar si tienes permiso de tus superiores.
A pesar de la negativa que se le da a Calderón en la aprobación de las reformas constitucionales necesarias, es el gobierno de Calderón el que a nivel mundial logra salir triunfante de la peor crisis internacional en la historia del capitalismo (2008-2009). Se burlan cuando anuncian que sería un catarrito (lo dijo Carstens, secretario de Hacienda de Calderón). Pero eso resultó. En tanto otras economías del mundo se caen en pedazos, en México, lo único que cae todos los días, son las estúpidas mentiras del priismo y de medios que no entienden nada de lo que informan, o bien, también buscan que a México le vaya lo más mal que se pueda.
A unos cuantos meses antes de terminar el sexenio de Calderón, la reserva de divisas de México se encuentra en alrededor de 150 mil millones de dólares, dejando atrás, pero muy atrás aquellas cifras ridículas con las que terminaban los gobiernos priistas sus “encargos”.
México necesita, ya, reformas constitucionales para que PEMEX sea más eficiente, para que la CFE no se lleve billones en subsidio, para que el gobierno federal cuente con recursos no inflacionarios —a través de una Reforma Fiscal—; necesitamos una reforma educativa para que los mexicanos jóvenes puedan formarse mejor en sus escuelas, cosa que un sindicato corporativista —creado por el PRI—, demagógico y súper peligroso, impide que suceda.
¿Quién está detrás de todos los males de México? ¡Es obvio que EL PRI! No hay de otra. ¿De dónde salió el PEJE? ¡Del PRI! ¿Entiende el Peje lo que realmente necesita México? ¡No! ¿Quién es la única que podría ser presidente de México para que continuemos avanzando como país? ¡Josefina Vázquez Mota, con el Partido Acción Nacional, PAN, y nadie más!
Tenemos menos de 35 días para hacer que los que están junto a nosotros entiendan esto. ¡No nos apendejemos, porque nos llevar la pejada o la copeteada! (Y quién sabe cuál sea peor).
Lo más triste es que, ¡no hay errores en las encuestas, sino en la mente de los encuestados! ¡No saben nada de nada! ¡Tenemos que auxiliarlos!