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CIUDAD DEL VATICANO, 27 de mayo.- Hay una mujer entre los 'cuervos' del Vaticano. Es una laica qe trabaja en el Palacio Apostólico y filtraba cartas privadas de la Santa Sede con el fin de comprometer a algunos cardenales. Es un nuevo detalle que sale a relucir en el VatiLeaks, la fuga de documentos secretos vaticanos y que revela que la batalla feroz entre facciones detrás de los muros sagrados está en plena ebullición, mientras prosiguen las investigaciones de la Comisión Cardenalicia y de la Gendarmería. Los 'cuervos' son más de uno y diferentes, dice Marco Ansaldo en La Repubblica.
La mujer es una señora joven, casada, y que tiene otro trabajo fuera de la Santa Sede. No teme ser incriminada porque es ciudadana italiana. 'Quiere revelar -dice quien la conoce- la putrefacción que hay adentro. Esto, al final, hará bien a la Iglesia y reforzará al Papa, quien necesita apoyo'. La mujer, quien está al servicio del Pontífice y no tiene trato directo con el cardenal Tarcisio Bertone (el secretario de Estado del Vaticano), viajó a México y a Cuba en marzo, entre el séquito de Benedicto. Comenzó a trabajar en el Vaticano con Juan Pablo II y la conservó Joseph Ratzinger cuando fue electo, en 2005.
Tras el arresto de Paolo Gabrielle el viernes, el padre Federico Lombardi, director de la Sala de Prensa, no excluyó que pudiese haber más arrestos.
Mientras, Benedicto XVI declaró que 'el viento sacude la casa de Dios, pero la casa construida sobre piedra no cae'. (La Repubblica)
El escándalo de la publicación de documentos confidenciales de la Santa Sede, conocido como caso «Vatileaks», ha causado un profundo «dolor y estupor» en El Vaticano.
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- Rumores
En Roma todavía no dan crédito. ¿Cómo una persona como «Paoletto», considerado como parte de la «familia» vaticana –el entorno más cercano posible a Benedicto XVI, puede haber sido capaz de cometer semejante traición? Los rumores no se han hecho esperar.
- ¿Dinero?
La motivación económica jamás puede ser descartada. Sin embargo, al menos sobre el papel, Gabriele gozaba de una posición desahogada.
- ¿Convencimiento personal?
Otra teoría apunta a que, quizás, Gabriele actuó por convencimiento personal, debido a su desacuerdo con algunas de las medidas adoptadas por El Vaticano en los últimos tiempos.
- ¿Manipulado?
También se rumorea que «Paoletto» pudo ser manipulado por terceras personas. (larazon.es)
Los magistrados de la Santa Sede acusaron ayer formalmente a Paolo Gabriele, ayudante de cámara de Benedicto XVI, del cargo de posesión ilegal de documentos secretos y no se descarta la posibilidad de que contara con la ayuda de algún cómplice.
Desde que fuera detenido, el jueves por la noche, el ayudante de confianza del Papa, la persona que le atendía al Pontífice en labores de la vida cotidiana como servirle la comida, abrirle la cama antes de acostarse o tenerle lista la indumentaria necesaria para los actos, se ha pasado encerrado en una habitación de cuatro metros cuadrados y escoltado por cuatro personas, en lo que se conoce como las estancias de seguridad, construidas por Pío XI, lo equivalente a una cárcel.
Según las últimas informaciones, su actitud es de profundo silencio y oración y ha negado todas las imputaciones. Está acusado de un supuesto delito de «robo agravado» de documentos reservados de la Santa Sede, lo que equivaldría a un atentado contra la seguridad de la Santa Sede.
El portavoz Federico Lombardi explicó a través de un comunicado que ya se ha concluido una primera fase de «instrucción sumarial» bajo la dirección del promotor de Justicia del Vaticano (fiscal), Nicola Picardi, y que ha comenzado la fase de «instrucción formal» del juez instructor, Piero Antonio Bonnet, informa Efe.
Mientras «el imputado ha nombrado dos abogados de su confianza, dispuestos para actuar ante el Tribunal vaticano y se ha reunido con ellos. Podrán asistirlo en las próximas fases del procedimiento. Él (Gabriele) goza de todas las garantías jurídicas previstas por los códigos penales y de procedimiento penal en vigor en el Estado de la Ciudad de El Vaticano», explicó Lombardi.
Reservado y tímido. Más que dos rasgos, estas son –o quizás eran– las dos cualidades que hacían de Paolo Gabriele una persona querida en El Vaticano. Y precisamente por ello, la decepción ha sido mayor. «Paoletto», de 46 años, comenzó a servir a Benedicto XVI en 2006. Desde entonces vivía en un confortable apartamento en El Vaticano junto a su mujer y sus tres hijos. Gozaba de privilegios, algo poco usual en la Santa Sede: un alquiler bajo, no pagaba impuestos, descuentos en comida y gasolina... Y aquellos que le conocen aseguran que su fe está fuera de toda duda. (Fotos del Corriere della Sera y de La Repubblica)
Lógicamente, el único periódico del mundo que no publicó nada sobre el 'cuervo' fue L'Osservatore Romano.