573 palabras
El dibujante ruso Genndy Tartakovsky se ha ganado una reputación en el mundo de la animación gracias a su trabajo en series televisivas como “Las chicas superpoderosas”, “El laboratorio de Dexter” y “Samurai Jack”. Tartakovsky debuta como director de cine con “Hotel Transylvania”, una cinta que trastoca el mito del Conde Drácula y lo transforma, de Casanova chupasangre a papá consentidor y manipulador.
La historia se desarrolla en el Hotel Transylvania, un lugar diseñado para el descanso y relajación de los monstruos. El hotel fue diseñado y construido por Drácula, y en él vive el conde y su sobreprotegida hija Mavis. Por supuesto, todos los clientes son monstruos: el hombre lobo, Frankestein, el hombre mosca, la momia, el yeti, el hombre invisible y un sinfín de extraños personajes. Los humanos tienen prohibida la entrada.
Mavis es una joven deseosa de conocer el mundo e independizarse, pero la actitud controladora de su padre va frenando todos sus sueños. Drácula se ha encargado de que Mavis tenga miedo del exterior, pues así puede controlarla más fácilmente. Pero un día aparece, Jonathan, un despistado turista humano que pone en riesgo el prestigio del Hotel Transylvania. Para colmo Mavis y el joven se enamoran, lo que pone de muy mal humor al Conde. Drácula se empeñará en que no se descubra que el nuevo huésped es un humano y de paso buscará alejarlo de su hija.
Es interesante como el argumento toca el tema de los apegos paternos que intentan sofocar la individualidad de los hijos. El amor familiar se convierte en un asunto egoísta cuando Drácula considera a Mavis en un objeto de su propiedad. El filme es una comedia de enredos y situaciones chuscas e irónicas. Las míticas figuras de los monstruos del cine se van desmitificando con inteligencia y creatividad. El hombre lobo es un atormentado padre de familia acosado por su numerosa estirpe. Y un obediente ejército de zombies manejados por Drácula.
“Hotel Transylvania” tiene un guión que fluye a raudales, con personajes atractivos, dibujados con los trazos limpios que caracterizan a Tartakovsky. La trama es perspicaz, con situaciones bien encadenadas y gags ingeniosos. Aunque no puede evitar el cliché musical del que está minado casi todo el cine infantil.
Una excelente cinta de animación, firmada por uno de los mejores dibujantes de la industria del entretenimiento. Genndy Tartakovsky confirma su talento y demuestra que, tanto en la televisión como en el cine, aún tiene muchas ideas para dar. Lo mejor: su guión inteligente y la animación de Genndy Tartakovsky.
Lo peor: las canciones no molestan pero salen sobrando.