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LONDRES, 15 de febrero.- La crisis europea por los productos alimenticios congelados que contienen carne de caballo se extiende para transformarse en una alerta sanitaria seria. Ocho caballos testeados en Gran Bretaña dieron positivo por la presencia de la droga Plenybutazone y seis de ellos probablemente han entrado a la cadena alimentaria en Francia en las últimas semanas, según reveló la agencia sobre estándares de alimentos británica (FSA). Fue el mismo día que la policía británica detuvo a tres implicados en el trafico ilegal y Francia acusó a la empresa Spanguero de haber puesto etiquetas de res a productos que ellos sabían que era carne de caballo, y le quitó la licencia.
La droga antidolor aplicada por los veterinarios a los caballos es conocida como “Bute”. Si bien la encontraron en las carcasas de los caballos en el frigorífico británico, no estaba en la lasagna y los productos de la marca Findus, cuya proveedora es Comigel, desde Luxemburgo.
Por si fuera poco, los británicos acaban de detectar carne de caballo en los desayunos escolares y en restaurantes. (THE SUN)
El ministro de Agricultura británico, David Heath, anunció el resultado de los test y explicó que la agencia FSA “trabaja con las autoridades francesas para buscar sacar la carne de la cadena alimentaria”.
“Es absolutamente inaceptable, pero ha sido encontrado “Bute” en la carne de caballo. Nosotros estamos investigando y el que encontremos que haya violado la ley deberá lidiar con ello”, declaró el ministro Heath.
Sally Davies, la máxima autoridad oficial médica británica, explicó que “los rastros detectados probablemente no dañen a ningún ser humano, chico o feto”. Según su explicación, “una persona deberá comer 500 hamburguesas de carne de caballo para ingerir una dosis que lo dañe”. Si la droga entra a la cadena alimentaria, “será menos del 1 por ciento de una dosis que puede dar efectos adversos”.
Los caballos tienen un pasaporte europeo para impedir que el “Bute” ingrese en la cadena alimentaría humana. Pero seis de las carcasas de caballos que dieron positivo fueron facturadas en el frigorífico británico Potter Partners de Taunton en Somerset y enviados a Francia.
Los otros dos animales con “Bute” aún estaban en el High Peak Meat Exports, en Cheshire, sin haber sido exportados. Ellos son parte de los 9,000 caballos que son eliminados en Gran Bretaña cada año. Una cifra que se ha incrementado porque, con la crisis económica, muchos propietarios que practicaban equitación han abandonado a sus animales al no poder mantenerlos.
De ahora en más, ningún caballo podrá salir de un frigorífico inglés y de Irlanda del Norte si antes no ha sido testeado por los laboratorios, en un proceso que se ha reducido de 14 días a 48 horas.
La ruta de la carne de caballo en este escándalo es el mejor mapa para explicar hasta dónde la crisis fuerza a las empresas a buscar precios más competitivos, sin respetar las reglas impuestas por la Unión Europea.
La sociedad francesa Spanguero habría comprado 42 toneladas de carne de caballo congelada a Draap, una sociedad chipriota, cuyo propietario es un holandés que ya había sido condenado por vender carne inapropiadamente. (CLARÍN)