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MIAMI, Florida, Estados Unidos, 27 de julio.- Seis vecinos hacían cosas cotidianas, rutinarias, el viernes por la noche en Hialeah. Un padre estacionaba su auto después de la práctica de boxeo de su hijo. Una familia estaba reunida en su apartamento. Un esposo y su mujer, ambos administradores del edificio, tocaron a la puerta de un inquilino.
En algún momento, el inquilino sacó una pistola de 9mm.
Al final de la noche, los seis vecinos estaban muertos. También el hombre armado, identificado por la Policía de Hialeah como Pedro Alberto Vargas, de 42 años, muerto por un equipo policial SWAT que entró en el apartamento donde él mantuvo por horas como rehenes a otros dos vecinos.
Estas son las historias de las víctimas.
Samira e Italo Pisciotti
Los primeros en morir fueron Italo y Samira Pisciotti, el matrimonio que administraban el edificio en la 1485 West y 46 Street en Hialeah, donde Vargas y su madre, Esperanza Patterson, eran inquilinos del apartamento 408.
Italo y Samira Pisciotti.
Después de una aparente disputa, Vargas hizo entre 15 y 20 disparos, matando a Italo, de 78 años; y a Samira, de 68.
Su hija Shamira, que vivía en otro apartamento del edificio, dijo que sus padres estaban cuidando a su nieta de 9 años cuando comenzó el tiroteo.
“Vi el cadáver de mi madre”, dijo Shamira Pisciotti. “Ella murió en el momento en que le dispararon, pero parece que mi padre aún estaba vivo después que le dispararon”.
La nieta se quedó en el apartamento de los Pisciotti, “esperando a que regresaran”, dijo Carlos Almandoz, novio de Shamira Pisciotti y padre de la niña.
“Eran unos abuelos magníficos”, agregó. “Tenían una relación excelente con mis hijos. Los cuidaban mientras trabajábamos”.
La pareja había venido a Estados Unidos desde Colombia. Ellos habían administrado el edificio durante 20 años y estaban a un mes de celebrar su aniversario de bodas número 30, dijo Almandoz. Nunca habían mencionado problemas con alguno de los inquilinos del edificio.
Pedro Pérez, un inquilino del edificio, describió a Italo Pisciotti como una persona que a veces tenía una actitud beligerante cuando trataba con sus inquilinos.
A veces se intercambiaban palabras en voz alta en el pasillo, agregó.
En cambio, el inquilino del primer piso Gerardo Peraza dijo que los Pisciotti eran muy cordiales y era fácil conversar con ellos.
Carlos Gavilanes
Desde su balcón del cuarto piso, Vargas aparentemente siguió disparando. Una bala alcanzó a Carlos Gavilanes, de 33 años, quien caminaba hacia su complejo de apartamentos al otro lado de la calle junto con su hijo, a quien acababa de recoger de una práctica de boxeo.
Carlos Gavilanes, de 33 años.
“¡Corre! ¡Corre! ¡Corre!” le gritó Gavilanes a su hijo Carlos, de 9 años, según la madre del niño y novia de Gavilanes, Jennifer Kharrazian. Una bala ya había dado en la puerta principal del edificio en 1480 West y 46 Street, dijo Kharrazian.
Una vez que se dio cuenta que lo habían baleado, Gavilanes comenzó a dar tropezones, tratando de caminar por el pasillo, dijo su hijo a Kharrazian. Entonces Gavilanes cayó al piso.
“Mi hijo gritaba su nombre, y se cayó, y mi hijo estaba sobre su cadáver”, dijo Kharrrazian, con la cara llena de lágrimas.
Patricio Simono, de 64; Merly S. Niebles, de 51, y una joven de de apellido Pérez, de 17 años.
Patricio Simono
Merly S. Niebles
La joven de de apellido Pérez