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La cosa está brava. Muchos comunicadores le sueltan los perros bravos a Patrón Laviada, el ex gobernador. Lo muerden por todos lados. Envía su carta y antes de lo que canta un gallo, está la respuesta publicada, como para que la respuesta pueda ser vista por más gente.
Otro comunicador lo acusa de “cacique familiar”. Debe referirse al hecho de que no sólo toma ese rol dentro de su familia sino que, además, pretende desempeñar el mismo rol en el partido político. La consigna es general: ya no necesita al Por Esto! o a sus enemigos “naturales”. Los golpes y las pedradas le caen de todos lados. ¿Por qué? Nos lo preguntamos con buena intención, sin vueltas, sin rodeos, sin simulación. ¿Por qué le caen al ex gobernador Patrón Laviada?
Durante su gobierno la gente del D.F. comentaba con sus parientes residentes de Yucatán “lo triste que seguramente era vivir en un estado gobernado por esa mafia Patrón Laviada”. “¿Qué? ¿De qué hablas? Nada qué ver. Ninguna mafia. Es un magnífico gobernador; ha puesto miles de cosas en orden. Es una magnífica administración…” Esa era la respuesta del residente foráneo de Yucatán.
¿Quién estuvo detrás de esa salvaje y brutal campaña mediática en contra de un gobernador que seguramente puede probar documentalmente que administró un sexenio transparente y con estricto apego a la ley? No se trata de Patrón Laviada: él, como persona, honestamente, es lo de menos. Lo serio aquí es que el triunfo electoral de 2001, los resultados del gobierno 2001-2007, son ambos temas que han sido sistemáticamente mezclados con asuntos que no tienen nada qué ver con ese buen gobierno y con el movimiento cívico que lo logró.
Las trilladas “divisiones” dentro del PAN no desbaratan los resultados del sexenio 2001-07. Y sin embargo, lo único que se desliza a grupos sociales de todos los niveles y ubicaciones es la triste y falsa afirmación esa de que “todos son iguales”. No, no lo son. Pero los que sabemos que no son iguales, nos estamos convirtiendo rápidamente en una minoría en grave peligro de extinción.
Urge que algún partido apele a la ética pura y simple, a la política honesta, abierta, inclusiva, transparente, democrática, con un solo objetivo: gobernar con estricto apego a la ley y en beneficio equilibrado de todos los ciudadanos, sin un ápice de simulación.
La política, por definición, es asunto de todos.