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Sólo la historia nos tiene que juzgar y ésta, sin duda, tiene el veredicto de culpables para todos los que han sido cómplices en mantener por tantos años un sistema judicial como el que "gozamos" en México.
Durante los últimos 21 años han pasado por la cámara de diputados unos 3500 mexicanos, muy bien pagados. Su trabajo fue legislar. Es obvio que no hicieron su trabajo. Se han comportado como legítimos delincuentes culpables probados por la historia.
Se trata, en 21 años —no hablamos de los años anteriores porque podríamos suponer ignorancia y patriotería "nacionalista" y demás "chuladas"— de 7 legislaturas, 3500 mexicanos cuya única razón de ser contratados fue su obligación de legislar. Es obvio que su tarea no fue hecha en lo que respecta a los sistemas judiciales del país.
Los 2 gobiernos panistas a nivel federal y N gobiernos panistas en N estados no han podido tocar ese "poder judicial" infinitamente ineficiente, injusto, corrupto, falso, caro y destructivo. En Yucatán el ilustre diputado de apellido "Hadad" —Antonio, todas las personas decentes, y algunas indecentes de la sociedad yucateca no lo podrán olvidar— fue el punto clave para que no se le pudiera tocar —ni con el pétalo de una rosa— a elemento alguno del poder judicial, ya habiendo demostrado con detalle sus aficiones corruptas y su incansable persecución de la injusticia sin adjetivos.
Hoy no hay yucateco que no tenga con claridad en la consciencia los casos Medina-Abraham, Wafé Kuri Torre y Cecilia Flores. Son ejemplos de lo que se hace, vía el poder ejecutivo entrometiéndose con el poder judicial, para que a ese nivel se simule justicia en la misma forma en que ese partido político, el PRI, simula la mayor parte —si es que no todo en absoluto— de lo que "hace", que realmente, sólo anti-hace.
Tradicionalmente el poder judicial ha sido usado para controlar. La petición generalizada de la sociedad es detener la delincuencia, no simular que se está combatiendo. Los mayores fracasos que se han tenido en el combate al "crimen organizado" han sido debido a que la parte que le corresponde al poder judicial resolver, invariablemente se ha comportado exactamente al contrario de como se comporta en la película Presunto culpable: cuanto acusado de crimen organizado les es presentado a los jueces, es liberado por esos mismos jueces que están, todos los días, metiendo gente inocente a la cárcel.
La cosa, conciudadanos, está muy clara. Sólo un ciego no lo puede ver. Este asunto sólo se puede resolver si la sociedad se radicaliza y detiene todo hasta que ese "crimen organizado" —el que criminalmente imparte injusticia— de alto costo directo para el contribuyente, sea completamente erradicado.