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El Dr. Álvaro Cámara Ayuso, ginecológo y obstreta del Hospital "Ignacio García Téllez" del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) dio a conocer que un poco más de la mitad de las mujeres sí ha tenido orgasmo en algún momento, pero el porcentaje restante, nunca lo ha tenido. Esta situación puede tener su origen en creencias, cultura o religión; hasta hoy existen tabúes para que las mujeres puedan desarrollar sanamente su vida sexual.
—Desde el punto de vista genético no existe nada que en un momento dado pudiera impedir que una paciente tenga orgasmos. Estos son, más que nada, el resultado de una serie de estimulaciones que van a resultar en un momento de placer máximo —gran satisfacción— tanto desde el punto de vista físico como mental: es el conjunto lo que las conduce al placer físico.
—El impedimento para que una mujer sienta un orgasmo sería una enfermedad desde el punto de vista mental o psicológico: eso le evitaría darse cuenta de que está siendo estimulada para llegar al placer máximo. Podría ser también porque esté tomando medicamentos como antidepresivos, sedantes o algún otro tipo de sustancias que depriman al sistema nervioso central. Ello ocasionará que la estimulación no sea satisfactoria.
—Todo lo relacionado al sexo está en el cerebro.
Dr. Álvaro Cámara Ayuso, gineco-obstreta del IMSS.
Por otra parte, el cirujano urólogo, experto en andrología y medicina sexual del Hospital "Ignacio García Téllez" del IMSS, Dr. Alfredo Medina Ocampo, explicó que si el hombre no tiene problemas psicológicos o psiquiátricos, siempre va a tener orgasmos porque hay, además de lo neurofisiológico, una serie de sustancias en el sistema nervioso central que son transmisoras de una serie de impulsos nerviosos. Así se manejan las sensaciones, las emociones y las percepciones.
Precisó que todo esto conlleva a una serie de acciones dentro del cuerpo, que producen, en primer lugar y desde el punto de vista anatómico o estructural orgánico, la contracción de la uretra posterior, de la próstata y vesícula seminales que cerrarán el cuello de la vejiga para la primera fase, que es la emisión, en la que se vierten los líquidos seminales en la uretra posterior y, seguidamente, la fase de eyaculación.
—En la eyaculación se contraen los músculos estriados que producen un estímulo aferente, ascendente del sistema nervioso al cerebro, la zona especifica que interpreta neuronalmente el placer. Eso es lo que llamamos "orgasmo". Todo ese conjunto de neurotransmisores, que están actuando en el cerebro, producen lo que se llama orgasmo masculino.
Opinó que si en la relación sexual además de obtener placer, hay afinidad, apego, gusto y amor, se genera una sensación sublime, incomparable. "Se disfruta muchísimo más" —opinó el especialista— "cuando no es solamente físico sino que hay emotividad, un sentimiento, un apego, un interés o un amor por la pareja".
Dr. Alfredo Medina Ocampo, cirujano urólogo, experto en andrología y medicina sexual del IMSS.
Dijo que es extraordinariamente raro encontrar pacientes hombres que tengan problemas en experimentar orgasmos. Sin embargo, la eyaculación precoz puede llevar a un daño psicológico y emocional al hombre y también a su pareja, ya que el paciente no logra la sensación de placer porque está preocupado, disgustado, deprimido y frustrado porque no es capaz de controlar su eyaculación —su actividad sexual.
Al respecto, la psicóloga del Hospital Ignacio García Téllez del IMSS, Cindie Echeverría Benitez, manifestó que en las nuevas generaciones hay un cambio de mentalidad. Ya se ve como necesario el tener un orgasmo. Se "deja atrás" lo que realmente es una relación, enfocándose al contacto sexual por sí mismo.
—Ahora se busca el orgasmo por sí mismo. Este ya no es la culminación del hecho sino el fin único. Entonces, si no lo consigo, como mujer "no soy plena". Y si soy hombre y no lo consigo, tengo algún problema; quizá "no soy lo suficientemente hombre".
Cindie Echeverría Benitez, psicóloga del IMSS.
Manifestó que actualmente hay una cultura de consumismo que limita la experiencia sexual: la gente va con esa presión y no disfruta la experiencia. No hay un verdadero contacto con la persona porque el principal pensamiento es "tengo que conseguir un orgasmo, y si es simultáneo, muchísimo mejor".
Señaló que los jóvenes se sienten tan presionados en tener relaciones sexuales para alcanzar el orgasmo que si una mujer les "hace ojitos", piensan que tienen que ligársela y tener sexo. Lo peor de todo es que el muchacho ni siquiera se siente atraído o en ese momento no está de humor porque está cansado; lo hace porque es lo que él piensa que se espera de él. Si no lo hace, "no es lo suficientemente hombre".
—A final de cuentas esa persona se va a sentir mal porque ni siquiera lo disfrutó.
—Con la mujer esta pasando lo mismo. Se está induciendo a conseguir un orgasmo. Si sus amigas y ella salen un fin de semana y las muchachas tienen relaciones con otros jóvenes, ellas se ven forzadas a hacer lo mismo, aunque no lo deseen.
Opinó que "para tener una relación sexual no es necesario el amor, pero al menos hay que decidir estar con una persona y conectarte en ese momento con ella". Si no, no vale la pena hacerlo.
Señaló que el sexo no es malo, pero no significa que lo hagas con cuanta persona se te pase en frente. Se tiene que vivir con responsabilidad, con conocimiento y con respeto hacia la otra persona y hacia ti mismo.
Dijo que para ver un equilibrio entre la cerrazón a la sexualidad en el que vivió la sociedad antigua y la "apertura" actual, tendrían que pasar dos generaciones más para que se vea un cambio. Sin embargo, este equilibrio depende de un cambio cultural, que puede o no darse.
Finalmente, recomendó ser "un poquito egoísta" durante las relaciones sexuales, ya que si se está en el punto del orgasmo, "hay que disfrutarlo".
—Si la otra persona no terminó, es tu momento. No se trata de olvidarte de la pareja: quizá se inicie otra vez el juego y ya te concentra en que la otra persona tenga orgasmo. Si era tu momento y por esperar al otro lo dejaste pasar, ya no lo recuperas. L.I.