4156 palabras
En este escrito se intenta demostrar que las personas estamos diseñadas para comer exclusivamente alimentos vegetales. La mejor evidencia: nuestro cuerpo. Somos muy similares a los otros herbívoros y drásticamente diferentes de los carnívoros y de los auténticos omnívoros.
Nuestros dientes 'caninos' lo son sólo de nombre. Otros herbívoros (gorilas, caballos, hipopótamos) tienen "caninos", y los chimpancés, que son casi completamente vegetarianos, tienen colmillos impresionantes.
Nuestros ancestros de hace cuatro mil años eran casi exclusivamente vegetarianos (99%).
Somos omnívoros porque podemos comer carne (capacidad útil para la supervivencia, si es que no hay otra cosa que comer), pero esto no quiere decir que sea natural que la carne constituya parte de nuestra dieta diaria. Los gatos pueden comer vegetales (lea usted los ingredientes de la gatina), pero eso no los convierte en omnívoros).
Los primates más parecidos a las personas son vegetarianos y sólo comen carne cuando la necesidad se impone. Y si tienen la posibilidad de elegir, prefieren comer termitas.
Nuestros dientes, saliva, jugos estomacales e intestinos son similares a aquéllos de los herbívoros y con marcadas diferencias de los carnívoros y de los verdaderos omnívoros.
El lector carnívoro ya tiene media docena de objeciones a todo esto antes de leer el resto del artículo; por eso hay que tomar en cuenta que uno de los rasgos de la naturaleza humana es querer sentir que lo que estamos haciendo es correcto, adecuado y lógico. Cuando nos encaramos con algo que sugiere que nuestra conducta no es la mejor, nos resulta incómodo. Podemos: a) considerar que nuestras opciones pueden no haber sido las mejores, hecho que resulta extremadamente perturbador, o b) rechazar la evidencia, de manera que no nos tengamos que sentir mal por lo que hacemos (éste es el enfoque más cómodo). Es lo que en psicología se llama disonancia cognitiva.
Así pasa con el vegetarianismo. Los argumentos antivegetarianos son extremos. Una persona que nunca sugeriría una cosa tan fantástica como que las plantas piensan y sienten dolor, de repente sacará un argumento como éste cuando perciba que su costumbre de comer carne es cuestionada. Es la naturaleza humana.
"Los humanos siempre hemos comido carne"
La gente piensa que una cosa es cierta simplemente porque da por supuesto que lo es. Todos crecimos pensando que nuestros antepasados eran carnívoros, pero ¿de dónde hemos sacado esta idea? ¿Qué dicen las pruebas al respecto? Los primeros humanos eran vegetarianos.
El Dr. John A. McDougall, una autoridad sobre la relación entre dieta y enfermedades, asegura que nuestros antepasados primitivos comían primordialmente vegetales.
Los pueblos prehistóricos empezaron a cazar animales en época relativamente reciente; no el suficiente para adaptarnos mediante la evolución.
Hay otro hecho importante nunca reconocido por los defensores de la carne: los humanos nos guiamos por ideas más que por instintos. Los otros animales están programados para saber qué es la comida. Nosotros, no. Podemos escoger qué queremos comer aunque sea contrario a la salud, tal como millones de personas están demostrando cada día cuando comen en McDonald's.
Si nuestros antepasados comían carne, simplemente elegían.No actuaban por instinto. ¿Podemos suponer que los hombres de las cavernas eran verdaderos expertos en nutrición? Si es así, ¿qué otras decisiones importantes sobre nuestras vidas pondríamos en manos de un hombre de las cavernas?
El antropólogo Robert W. Sussman sostiene que, en la prehistoria, los primates, incluido el hombre, no eran asesinos agresivos, sino pieza de caza: parte del menú de los predadores. La idea del hombre cazador provendría del paradigma aceptado por la ideología judeo-cristiana del pecado original, que atribuye una maldad que nos es inherente.
Sussman y la investigadora Donna L. Hart descubrieron que el Australopithecus afarensis no tenía dientes adaptados para comer carne. No podían comer carne. Si no podían comer carne, ¿para qué iban a cazar?
Los primeros hombres no pudieron comer grandes cantidades de carne hasta que descubrieron el fuego y aprendieron a cocerla. Sussman recuerda que las primeras herramientas fueron fabricadas no hace más de dos millones de años y las primeras hogueras datan de hace 800,000 años.
Algunos homínidos cazaban, pero no transcurrió el tiempo suficiente para una adaptación evolutiva.
En cualquier caso, la idea de que nuestros ancestros decidieran imitar a otros animales y comer carne no demuestra que sea natural para nuestra especie. Dado que los humanos no actuamos por instinto, el argumento histórico pierde fuerza.
En la mayor parte de los casos en que una persona se atraganta y muere, la causa es la carne. Los auténticos carnívoros y omnívoros no sufren ese tipo de accidentes.
"La vitamina B12 está en la carne"
La vitamina B12 no la producen los animales, sino las bacterias. La dieta cárnica es rica en B12 porque las bacterias proliferan en la suciedad (y la carne es sucia). Los vegetarianos necesitan el suplemento vitamínico si sólo comen vegetales limpios, porque si están sucios, obtendrán B12. De todas formas, la cantidad de esta vitamina que requiere un ser humano a lo largo de toda su vida es más peqeña que cuatro granos de arroz.
"¿Y la evolución?"
Por supuesto que no. Cualquiera que declare que hemos evolucionado por comer carne a través de habilidades de caza recientemente desarrolladas sólo demuestra de qué forma tan pobre entiende la evolución, que sucede en un período mucho más largo.
"¿Y los otros primates?"
Nuestros parientes más cercanosnos dan pistas sobre nuestra dieta ideal porque nuestras anatomías son similares. Muy pocos comen una cantidad significativa de animales; y los que lo hacen, casi siempre consumen insectos y no vacas, cerdos o pollos.
Jane Goodall con un amigo.
Jane Goodall, famosa por su extenso estudio sobre los chimpancés, descubrió que era muy extraño que comieran otros animales. Los críticos se aferran al hecho de que Goodall descubrió que los primates ocasionalmente comen carne. Pero aquí la palabra clave es 'ocasionalmente'. Si comiéramos carne de forma tan infrecuente como los otros primates, tendríamos una salud mucho mejor. A la misma Goodall aparentemente no la impresionó que los primates comieran carne ocasionalmente: Jane Goodall es vegetariana.
¿Qué comen los chimpancés? Fruta, semillas, hojas y flores constituyen el 95% - 99% de su dieta. El resto: termitas y carne.
Los defensores de la carne alegan que los chimpancés son omnívoros. Los chimpancés no comen ni res, ni cerdo ni pollo. La idea de que la dieta estadounidense, cargada de carne, se puede justificar por el hecho de que los chimpancés coman un 5% de termitas es bastante divertida.
Según la investigación de los científicos de Harvard, si la carne que comen los chimpancés fuera de buey, serían 10 gramos. Esto es aproximadamente 1/7 de una zanahoria. Sí, aquí tienen el "omnivorismo" demoledor de los chimpancés.
Si los primates comen carne escasamente, puede ser porque son inteligentes y, como los humanos, capaces de elegir, de actuar fuera del instinto. Como los estudiosos Sally Grande and Stephen Leckie han expresado: "Se sabe que los chimpancés matan, pero este comportamiento no es necesariamente dietético, sino ritualista."
Eugene Khutoryansky, defensor de la ética vegetariana, advierte: "Comer carne es ciertamente natural, en el sentido de que hay otros animales que también lo hacen. De hecho, a veces lo hacen hasta nuestros parientes vivos más próximos, los chimpancés. Sin embargo, hay muchas otras cosas que también son naturales. Por ejemplo, los chimpancés machos a veces violan a las hembras de su tribu, a veces hacen la guerra organizada contra otras tribus contra las cuales compiten por el territorio. Un chimpancé macho, en un momento de rabia, a veces coge a un bebé próximo y le aplasta el cráneo contra una roca. Y los chimpancés alguna vez comen carne, y alguna vez practican el canibalismo, aunque haya comida abundante de otras fuentes.
Por lo tanto, comer carne ciertamente es absolutamente natural. Sin embargo, el hecho de que sea natural no implica que sea éticamente permisible. Si creyéramos que comer carne es éticamente permisible simplemente porque hay otros animales que también lo hacen, esto implicaría que no es incorrecto violar, practicar el canibalismo o el infanticidio, hechos que ocurren de manera rutinaria en el reino animal".
Omnívoro es el animal que consume a diario grandes cantidades de plantas y animales.
No hay duda de que los humanos somos capaces de digerir carne. Pero el simple hecho de que podamos digerir animales no quiere decir que lo tengamos que hacer, o que sea bueno para nosotros. Podemos digerir cartón, pero esto no quiere decir que lo tengamos que hacer.
Cuantos más alimentos animales ingerimos, más sufre nuestra salud.
Los cazadores masai de Kenia, que centran su dieta en la carne, tienen la peor esperanza de vida en todo el mundo.
McDougall cuenta cómo la habilidad de digerir comidas animales no hirió nuestra supervivencia como raza, aunque nos lo hace pagar con la duración de nuestra vida:
"Indudablemente, todas estas dietas cárnicas fueron adecuadas en una época de reproducción exitosa. Para tener y criar descendencia, sólo es necesario que vivas de 20 a 30 años y, casualmente, la esperanza de vida media era esa. Las pocas poblaciones de cazadores-recolectores que han sobrevivido hasta el siglo XXI están confinadas a las regiones más remotas, como el Ártico y las selvas de América del Sur y de África. Su esperanza de vida también se limita de 25 a 30 años y la mortalidad infantil es del 40% al 50%. Las sociedades de cazadores-recolectores afortunadamente sobrevivieron, pero, considerando su ardua lucha y la corta duración de su vida, yo no las situaría entre las sociedades más exitosas.”
Cualquier individuo que matara un animal con sus manos y se comiera su cuerpo crudo sería considerado un trastornado.
A los verdaderos carnívoros les entusiasma la idea de comerse los animales de presa enteros. A los humanos, no. Nos interesa comer las partes del cuerpo sólo porque han sido separadas del animal original y procesadas, y porque hemos crecido comiéndolas, hecho que lo hace parecer perfectamente normal. Es sorprendente cuánta desconexión hemos sido capaces de aprender sobre la diferencia entre los animales y la comida. Tal como GoVeg lo explica:
A los carnívoros les gusta matar a otros animales y comer su carne cruda; les excita el olor de la sangre y la emoción de la caza. A la mayoría de los humanos, por otro lado, les repugna la visión de carne cruda y no pueden tolerar oír los gritos de los animales cuando los están destripando y matando. La sangrante realidad de comer animales es innatamente repulsiva para nosotros; más constatación de que no estamos hechos para comer carne.
La diferencia más significativa entre los carnívoros naturales y los otros animales son los dientes.
Pregúntese: cuando ve animales muertos al lado de la carretera, ¿está tentado a detenerse para comer un bocado? ¿Le hace salivar la visión de un pájaro muerto? ¿Sueña despierto que mata vacas con las manos y se las come crudas? Si ha contestado "no" a todas estas preguntas, ¡felicidades! Es usted un herbívoro humano normal, le guste o no. Los humanos sencillamente no fuimos hechos para comer carne. No tenemos ni las características físicas de los carnívoros ni el instinto predador que los conduce a matar a la presa y devorarla.
Sírvale Usted a una persona un plato de cerdo o pollo crudo o hervido y notará su repugnancia. En cambio, ante estos alimentos, los felinos empiezan a salivar de inmediato y devoran lo que se les sirve.
Por ejemplo, los gatos son obligadamente carnívoros. Rechazan los alimentos dulces (carbohidratos) por los sensores en la lengua. Los seres humanos somos herbívoros, pues nuestra lengua no tiene sensores para los aminoácidos (que están en la carne), sólo para los carbohidratos (pongamos, un plátano). Si comemos carne es porque está sazonada.
Los perros son auténticos omnívoros: acaban tanto con los plátanos como con la carne.
Los carnívoros (el león, el perro, el lobo, el gato...) tienen muchas características únicas que los alejan de todos los otros miembros del reino animal. Todos ellos tienen un sistema digestivo muy simple y corto –sólo tres veces la longitud de sus cuerpos. Esto es porque la carne se descompone muy rápidamente y los productos de esta descomposición envenenan con rapidez la corriente sanguínea si se quedan demasiado tiempo dentro del cuerpo. Por esto se desarrolló un tracto digestivo corto, para permitir la expulsión de las bacterias putrefactivas de la carne en descomposición, y estómagos con diez veces el ácido clorhídrico de los animales no carnívoros (para digerir tejido fibroso y huesos). Junto con las garras afiladas, todos los carnívoros, debido a que tienen que matar principalmente con los dientes, poseen mandíbulas fuertes y caninos alargados y puntiagudos para perforar piel dura, clavar y lacerar carne. No tienen muelas, que los animales vegetarianos necesitan para triturar la comida. Contrariamente a los cereales, la carne no se tiene que masticar para predigerirla; se digiere principalmente en el estómago y los intestinos. Un gato, por ejemplo, prácticamente no puede masticar.
Los herbívoros hacen un ligero movimiento mandibular de un lado a otro para 'machacar' la comida, en contraposición al movimiento exclusivo de arriba abajo de los carnívoros.
Mientras, los herbívoros comen hierba y hojas (el elefante, la vaca, la oveja, la llama, etc.), muchas de ellas gruesas y voluminosas. La digestión de este tipo de comida empieza en la boca con la enzima ptialina en la saliva. Estas comidas se trituran para que se mezclen con la ptialina. Por este motivo, los animales que comen hierba y hojas tienen 24 molares. Carecen degarras y dientes afilados; sorben el agua, en contraposición a los carnívoros, que la beben lamiéndola. Puesto que no comen alimentos que se descomponen rápidamente, pueden mantenerlos más tiempo circulando por el cuerpo. Sus sistemas digestivos son mucho más largos –intestinos de diez veces la longitud del cuerpo.
Hay estudios que demuestran que una dieta carnívora tiene efectos extremadamente perjudiciales para estos comedores de hierba y hojas. El Dr. William Collins, del Centro Médico Maimónides de Nueva York, descubrió que los carnívoros tienen una “capacidad casi ilimitada de asimilar grasas saturadas y colesterol”. Pero, si se añade diariamente media libra de grasa animal a la dieta de un conejo, al cabo de dos meses sus vasos sanguíneos quedan cubiertos de grasa y le da arteriosclerosis. El sistema digestivo humano tampoco está diseñado para digerir carne, y cuanta más comemos, más nos enfermamos.
Los omnívoros muestran características anatómicas que le facilitan comer tanto carnes como vegetales. Según la teoría evolutiva, la estructura del aparato digestivo del carnívoro es más primitiva que las adaptaciones herbívoras. Ésta es exactamente la situación que encontramos en el oso, el mapache y ciertos miembros de las familias caninas.
Los osos (omnívoros) exhiben características anatómicas coherentes con una dieta carnívora.
Por ejemplo, los osos, que se clasifican como carnívoros, son omnívoros anatómicos clásicos. Aunque comen algunos animales, son sobre todo herbívoros con 70-80% de su dieta comprendida por plantas (la excepción es el oso polar, cuya alimentación primaria es la grasa de foca.) No digieren bien la vegetación fibrosa y por lo tanto, su alimentación es altamente selectiva: hierbas, tubérculos y bayas. Muchos científicos creen que los osos hibernan porque su principal alimento no está disponible en los fríos inviernos del norte (la hibernación de los osos polares es durante el verano, cuando las focas son inasequibles.)
Los plantígrados tienen el intestino delgado corto, como el de los carnívoros puros, y el colon es simple, liso y corto. Conservan las garras alargadas de los carnívoros.
Sólo vea la tabla de arriba. Claramente, los seres humanos no somos carnívoros por fisiología –nuestra anatomía y nuestro sistema digestivo demuestran que tenemos que haber evolucionado durante millones de años viviendo de fruta, frutos secos, cereales y verdura.
Además, es obvio que nuestros instintos naturales no son carnívoros. La mayoría de las personas dejan que otros les maten la carne y les repugnaría tener que hacerlo ellas mismas. En vez de comer carne cruda, como todos los carnívoros, los humanos la hervimos, cocemos o freímos y la disfrazamos con todo tipo de salsas y especias para que no se parezca nada a su estado crudo (excepto el filete a la tártara y el carpaccio, que son refinamientos).
Los científicos y los naturalistas, incluido el gran Charles Darwin, padre de la Teoría de la Evolución, están de acuerdo en que los primeros humanos eran comedores de fruta y verdura y que durante la historia nuestra anatomía no ha cambiado. El gran científico sueco Carlos Lineo afirmaba: “La estructura externa e interna del hombre, comparada con la de los otros animales, evidencia que la fruta y la verdura suculenta constituyen su alimento natural.”
En cuanto al 'argumento de los ojos' --que los depredadores tienen los ojos delante de la cabeza para la visión binocular, mientras que los animales de presa los tienen a los lados, lo cual indicaría que somos depredadores-, ignora el hecho de que los animales a los que más nos parecemos, los otros primates, tienen ojos delante de la cabeza y son casi exclusivamente vegetarianos.
Los carnívoros, como el gato, necesitan muchas más horas de sueño que los herbívoros.
Los herbívoros vivimos más tiempo, como los elefantes. Los leones, tigres y lobos se acaban pronto.
Las pruebas médicas son contundentes e indiscutibles: a más comidas de origen animal, más enfermedades del corazón, cáncer y diabetes. Esto se ha demostrado exhaustivamente, sin ningún tipo de duda. Si fuera natural que comiéramos estos alimentos, no nos matarían. Dean Ornish y John McDougall han probado exhaustivamente que los alimentos de origen animal nos enferman y que podemos recuperar la salud convirtiéndose al veganismo (abstención no sólo de carne sino de cualquier alimento de origen animal, como lácteos y huevos).
BARCELONA, España, agosto 2004.- Los ecologistas de PETA (Personas por la Ética en el Trato a los Animales) contribuyeron a elevar las tórridas temperaturas de la Rambla. Con el lema 'Vegetarianos son mejores amantes', dos de sus miembros simularon hacer el amor para animar a la gente a apartar la carne, el pescado y todo lo que tenga origen animal de sus comidas. Y es que, según la asociación, comer carne puede provocar impotencia. Y además, "despierta más pasión el que tiene compasión" por los animales.
John Robbins escribió en Diet for a New America sobre cómo los vegetarianos tienen mucha más resistencia y aguante que los que comen carne:
En Yale, el Profesor Irving Fisher diseñó una serie de pruebas para comparar la resistencia y fuerza de carnívoros y vegetarianos. Seleccionó hombres de tres grupos: atletas carnívoros, atletas vegetarianos y sedentarios vegetarianos. Fisher comunicó los resultados de su estudio en el Yale Medical Journal: "De los tres grupos comparados, los que comían carne demostraron menos resistencia que los que se abstenían (vegetarianos), incluso cuando estos últimos llevaban una vida sedentaria."
En general, la puntuación media de los vegetarianos estaba por encima del doble de la puntuación media de los que comían carne. Fisher llegó a la siguiente conclusión:
"...la diferencia de resistencia entre los que comían carne y los que se abstenían se debe completamente a la diferencia de dieta… hay pruebas contundentes de que una dieta sin carne es propicia para la resistencia."
Enlace a lista de vegetarianos famosos
Enlace a lista de veganos famosos
La anatomía humana es mucho más similar a la de los herbívoros que a la de los carnívoros.
Los humanos somos omnívoros en cuanto que somos capaces de comer carne, pero no es 'natural' para nosotros.
Una excepción no invalida la evidencia.
(Fuente principal del texto;Michael Bluejay yMilton Mills.)