555 palabras
A los dos años, Heidi ya sabía leer sin que nadie la hubiera enseñado. También podía contar hasta el número 40.
Al observar estas capacidades, sus padres notaron que se trataba de una niña con una inteligencia inusual.
Su padre, Matthew Hankis, dio a conocer que desde el mismo minuto en que nació hizo intentos por hablar, aunque obviamente no podía vocalizar nada.
—Y cuando empezó a hablar, antes de cumplir un año de edad, ya decía frases completas.
Relató que en una ocasión pusieron a la bebé frente a la computadora portátil a mirar el canal CBeebies —dirigidos a niños menores de seis años— y minutos después la encontraron navegando a través de la página web.
Agregó que en un principio Hedi daba clic en las imágenes que le gustaban, pero luego entendieron que había aprendido a leer el texto y a seguir instrucciones.
Señaló que cuando su hija cumplió dos años ya era capaz de leer libros escolares, de sumar y restar.
El presidente ejecutivo de la organización MENSA, en Reino Unido, John Stevenage, cree que los padres de Heidi identificaron correctamente su potencial.
Explicó que la asociación, fundada en Inglaterra en 1946, busca proporcionar un ambiente positivo para el desarrollo de sus miembros más jóvenes, ya que para los niños superdotados a veces es díficil encontrar un lugar donde se sientan cómodos.
Comentó que por esta razón, muchos de ellos prefieren rodearse de gente mayor que de niños de su edad.
Para Heidi eso no ha sido un problema porque hasta ahora ha interactuado bien en su guardería y está ansiosa de acompañar a sus compañeros que ya están en el colegio.
—Tenemos que encontrar la manera de tenerla motivada porque es extremadamente básico hacerlo. La enseñarán a colorear mientras ella ya será capaz de leer libros diseñados para niños de 8 años.
Sin embargo, el padre de la menor dijo estar relajado porque Heidi continuará haciendo lo que quiera hacer.
Según la organización MENSA, los signos de un niño superdotado incluyen una memoria poco común, aprender a leer a mediana edad, intolerancia hacia otros niños y la consciencia de los acontecimientos mundiales. También hacen preguntas todo el tiempo.
En 2009, Oscar Wrigley, de dos años de edad, se convirtió en el miembro más joven en unirse a la asociación con un coeficiente intelectual (CI) de 160. El CI de un adulto promedio es de 100.
Fuente: bbc.co.uk