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BRASIL, 11 de junio.- Miles de arco iris, centenares de preservativos gigantes, 700,000 reales repartidos entre los asistentes, multitudes de todas etnias y colores y una fiesta enorme.
La mayor parada gay del mundo se celebró este domingo en las calles de São Paulo, desfilando por la mayor avenida de América Latina, la avenida paulista, en un clima de jolgorio total que no fue empañado por los skinheads que habían amenazado con boicotear el acto.
Ayer hubo una fiesta de colores, brillos y plumas en Sao Paulo durante el 16 Desfile del Orgullo Gay, uno de los mayores del mundo.
Con el lema “La homofobia tiene cura: educación y criminalización”, la marcha comenzó pasado el mediodía en la avenida Paulista, que recibió una avalancha de drag queens, diablitos, mujeres maravilla, marineros, plumas y lentejuelas.
Un total de tres millones de personas desfiló por las calles de la enorme metrópolis, miles de ellas disfrazadas. Pero 2100 de los que iban vestidos de policías sí eran, en efecto, agentes del estado velando por la seguridad del encuentro, menos reivindicativo y más alegre que otras marchas como, por ejemplo, la de Nueva York. El lema de esta decimosexta edición fue contundente: "La homofobia tiene cura: educación y criminalización".
"La reivindicación depende de cada uno, cada cual lo hace como puede y busca sus propios derechos, pero todos tenemos la misma intencion, salir a la calle y demostrar que no somos una minoría", reclama Jõao, uno de los participantes.
Las fuerzas del orden, para garantizar la tranquilidad del desfile.
“La situación de los homosexuales está mejorando, la comunidad gay vive ahora un poco mejor y hemos conseguido más espacio”, comentó Ana Paula, una drag queen que vino desde el estado de Pernambuco, en el noreste de Brasil, para participar de la parada.
Otro de ellos, Felippe, pone el foco en el carácter de un pueblo, el de Brasil, "que recibe muy bien a las personas". Por eso, como escaparate internacional, cree que "es muy importante que el mundo sepa que recibimos igual de bien, de manera pacífica y civilizada, a heteros y a gays".
Por último, Jowk, a sus 67 años y disfrazado de Uma Thurman, destaca que "el desfile ha cambiado mucho". "Empezó com una pequeña marcha con reivindicaciones y ahora es el más grande del mundo. Se esperaban cinco millones de personas, algo impactante para quienes lo hemos visto crecer", recuerda. (EL MUNDO / MILENIO / FOLHA)