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LATAKIA, 13 de junio.- Partidarios del presidente Bashar Al Assad han atacado en la mañana del martes al convoy de observadores de Naciones Unidas que pretendía comprobar lo ocurrido en la ciudad de Al Haffa, según ha comprobado este enviado especial, único periodista que viajaba en la caravana.
Es el peor incidente sufrido por los enviados de la ONU en zona bajo control del régimen de Damasco desde que llegaron a Siria hace dos meses. La oposición sospecha que en Al Haffa ha tenido lugar una nueva matanza y los observadores habían exigido poder comprobar lo que está ocurriendo en esa ciudad.
Por primera vez la ONU, que ha comprobado cómo el Ejército trata de recuperar los feudos opositores con tanques, artillería y helicópteros, califica el conflicto sirio abiertamente de guerra civil, según ha declarado en Nueva York el vicesecretario general para operaciones de paz, Herve Ladsous.
Media docena de vehículos de la ONU habían abandonado en la mañana del martes el hotel que tienen como cuartel general en la ciudad de Latakia con destino a Al Haffa después de haber recibido autorización del gobernador de la zona para desplazarse a asistir a la población atrapada en los combates y comprobar sobre el terreno cuál es la situación.
Iban escoltados por delante y por detrás por militares así como por dos coches de miembros de la inteligencia del régimen. Estaba previsto, según lo pactado con el gobernador, que los acompañasen hasta el último control militar de las fuerzas leales al presidente Bashar Al Assad a las a fueras de Al Haffa. En ese punto el convoy avanzaría hasta la zona que se halla bajo dominio de la resistencia y que lleva siendo duramente atacada desde hace días por el Ejército. Pero los observadores no han podido llegar hasta allí.
Los coches solo habían recorrido 9 de los 22 kilómetros cuando una masa de varios cientos de personas les han salido al paso armadas con palos y piedras en una maniobra que parecía perfectamente preparada. Lo ocurrido evidencia, una vez más, que el plan del enviado especial de la ONU y la Liga Árabe, Kofi Annan, no está sirviendo para frenar la sangría que, según datos de la insurgencia, arroja ya más de 10,000 muertos desde que estallara la revolución hace quince meses.
Apenas el lunes la ONU denunció que los sirios de ambos bandos usan a los niños como escudos humanos.
Ni los militares ni los otros funcionarios que supuestamente iban a dar seguridad a la caravana de observadores hicieron nada por impedir el ataque, que no causó heridos pero sí daños en los cristales y la carrocería de los coches. Es más, alguno de los vehículos destinado a dar escolta a los miembros de la ONU obstaculizó la huida de éstos cuando decidieron escapar del lugar ante el riesgo que corrían sus vidas en medio de la masa incontrolada de atacantes.
El convoy se rompió y los vehículos de la ONU salieron hacia Latakia -en cuyo grupo iba este periodista en un coche civil junto a un conductor-, hacia Alepo y hacia Tartus. Los observadores que tomaron estas dos últimas direcciones fueron ametrallados y solo en uno de los coches impactaron 22 balas, según informaron a ABC los observadores. Tampoco en este ataque hubo víctimas pero sí ha servido para que la ONU se replantee su presencia sobre el terreno.
El incidente fue visto de manera distinta por los medios oficiales sirios, que informaron de que los vehículos de la ONU atropellaron a dos personas en su huida, causándoles la muerte.
Un vehículo con observadores de la ONU pasa ante tropas del Ejército sirio el lunes en la ciudad de Homs.
La situación ha ido degenerando a lo largo del martes y, avanzada la tarde, la media docena de observadores de la ONU que todavía quedaban en Latakia tomaron la decisión de abandonar su cuartel general. Latakia es un feudo suní, secta a la que pertenece Assad y su círculo más próximo de poder.
A la salida de Latakia el convoy de la ONU fue escupido, golpeado e insultado. (MIKEL AYESTARAN)
Asid al Assad luce un tatuaje del líder del Régimen sirio Bashar al Assad. Enlace a Los leales mercenarios de Assad.