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Stefano Gennarini nos cuenta sobre la atmósfera de la conferencia que parecía un carnaval. Deberíamos agradecer especialmente al Nuncio de la Santa Sede ante la ONU, quien se mantuvo firme en la conferencia y encabezó a un extenso grupo de países que resistieron a los defensores del aborto.
Las últimas negociaciones del documento final de la Conferencia de la ONU sobre Desarrollo Sostenible culminaron apenas ayer con una extensa declaración de 283 puntos que probablemente sea olvidada de inmediato. Ahora es tiempo de que comience la fiesta oficial.
Al parecer, no cuesta mucho hacer que los brasileños bailen. Río bulle con cámaras, periodistas, delegados y gente se abre paso de un lado para el otro.
La mala noticia es que la conferencia dista mucho de ser el éxito esperado por los organizadores. Los líderes mundiales Barack Obama, David Cameron y Angela Merkel no asistirán. No obstante, se acordó un documento final y todo lo que resta por hacer a los líderes políticos es sonreír para las cámaras y efectuar declaraciones insulsas sobre el desarrollo sostenible.
El gobierno brasileño, anfitrión oficial, se esforzó mucho para garantizar una conferencia memorable. Las calles que circundan los hoteles donde se alojan los delegados y las famosas playas de Copacabana e Ipanema son patrulladas día y noche por personal militar. Los ómnibus transportan gente hacia y desde las playas y el centro de conferencias durante toda la noche. Se dice que el número de personas que asiste a la reunión ronda los cincuenta mil.
La buena noticia para los provida es que el control demográfico no forma parte del documento final. Veinte años atrás, cuando la Cumbre de la Tierra tuvo lugar en ese mismo centro de conferencias, el control demográfico era, con todo descaro, uno de los principales ejes. Veinte años después, a pesar de que en las negociaciones se expresaron inquietudes sobre la población, estas fueron rápidamente derribadas. De modo similar, pocas actividades paralelas estuvieron dedicadas a ese tema, y en su lugar, se centraron en la economía verde.
Los organizadores no escatimaron en gastos y se calcula que el costo final ascendió a quinientos millones de dólares. Los cinco pabellones con aire acondicionado de la sede central de la conferencia miden más de cinco canchas de fútbol y son abastecidos por 20 por ciento de combustible biodiesel brasileño. Todo es biodegradable. La lista de actividades paralelas de cada día está impresa en un trozo de papel reciclado en cada mesa de ayuda, lo cual hace que el papel de la conferencia tenga estilo.
Sin embrago, no todos están contentos con el énfasis puesto en la economía verde. Muchos lamentan que haya otro documento final débil que no toma medidas concretas contra el cambio climático. Las ONG ambientalistas creen que veinte años después de la Conferencia de Río ha habido pocos avances en la representación de lo que ellas consideran ser un futuro más verde. Estas agrupaciones se quejaron de su falta de acceso a la conferencia de negociación en sí.
Además, otros grupos se quejaron de lo que ven como un enfoque excesivo en la economía verde, y organizaron una reunión paralela titulada La Cumbre de los Pueblos, centrada en los derechos de la gente. Esta Cumbre en el centro de Río es como un túnel del tiempo. Hay personas recostadas en las calles, semidesnudas, por lo visto sin bañarse, que lucen rastas y cantan canciones de Bob Dylan. Otras vestidas de manera similar marchan a lo largo de la calle principal del centro de la ciudad gritando eslóganes ecomarxistas y tocando tambores. Otros, inmóviles, se reúnen en grandes carpas para escuchar a sus líderes predicar el nuevo evangelio marxista del cambio climático.
El temor de que la economía verde sea solo una nueva forma de dominio del mercado occidental puede no ser totalmente infudado. Los pabellones de la conferencia, que exhiben vehículos, aparatos, soluciones energéticas y nuevos programas verdes, son difíciles de distinguir de los esfuerzos de compañías multimillonarias en una feria de promoción comercial.
El trabajo duro de la conferencia concluyó para los delegados ayer, cuando acordaron un texto de 283 puntos que probablemente sea ignorado en las semanas y meses venideros. El resto de la semana ahora está dedicado a fiestas, oportunidades para sacar fotos, conferencias de prensa y protestas.