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LA HAYA, 10 de julio.- El primer testigo de la acusación en el proceso contra el ex general serbio-bosnio Ratko Mladic, un joven musulmán bosnio, revivió ayer en el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia el horror de la limpieza étnica que sufrieron él y su familia por parte de las tropas serbio-bosnias.
El testigo, Elvedin Pasic, de 34 años, explicó en una declaración interrumpida con frecuencia por las lágrimas que todos los miembros varones de su familia fueron asesinados, «después de la primera noche» de haber sido detenidos por los serbios.
El exgeneral Ratko Mladic está acusado del genocidio de Srebrenica y de crímenes de guerra y contra la humanidad
«No hay duda en mi cabeza de que, después de la primera noche en la escuela (que las tropas serbio-bosnias usaban como centro de detención), todos fueron asesinados», indicó en medio de sollozos Pasic, que tenía solamente 14 años cuando estalló la guerra de Bosnia (1992-1995).
El testigo se refería a unos 150 musulmanes que fueron detenidos en condiciones brutales por las fuerzas serbio-bosnias en 1992, poco después de comenzar la guerra, y tras verse obligados a huir de sus casas escapando de los ataques serbios.
Musulmanas lloran a sus familiares muertos en la Guerra de Bosnia. Mañana miércoles, a 17 años de la masacre de Srebenica, enterrarán a 520 víctimas de un total de ocho mil. (Amel Emric/Associated Press)
Describió cómo militares serbio-bosnios destruyeron sus propiedades y sus hogares y mataron a los que permanecían en sus casas. Visiblemente emocionado, habló del momento en el que su padre, con un arma en la mano, les ordenó a su madre y a él que abandonasen la casa por la ventana.
«Las balas nos pasaban cerca (...) y allí donde fuéramos parecía que no éramos bienvenidos», contó en un perfecto inglés, ya que después de la guerra se refugió en EE UU.
Al volver al pueblo, «no quedaba nada en nuestra casa, todo había desaparecido, habían disparado al perro y, de los ancianos que se quedaron, cuatro fueron quemados y a otro le habían disparado mortalmente», relató.
El joven revivió la pesadilla de haber tenido que huir con su padre, hasta que finalmente se vieron obligados a rendirse ante los militares serbio-bosnios y fueron detenidos en una escuela convertida en prisión.
«Nos hicieron tumbarnos en filas sobre el barro mojado, levantaron a mi padre, que dijo que no tenía a ningún familiar en el grupo para protegerme, le pegaron y luego llevaron a los hombres al segundo piso de la escuela, mientras que los niños y las mujeres tuvimos que entrar en un autobús», explicó el testigo.
Mostró su convencimiento de que el resto de varones de su familia pereció en el centro de detención.