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MADRID, 10 de julio.- Durante mucho tiempo, leyendas y cuentos populares se han referido a unos extraños sonidos provocados por las auroras boreales, unos ruidos que se han considerado producto de la imaginación de las gentes, asombradas ante la aparición de estas fantasmales sábanas sobre el cielo nocturno en zonas polares. Pero los científicos admiten que este fenómeno no es silencioso y que, en efecto, los murmullos, crujidos y crepitaciones que les acompañan no son una fantasía. Por primera vez, investigadores de la Universidad Aalto en Finlandia han localizado dónde se crean los sonidos asociados con las luces del norte. No están lejos. Se forman, como promedio, alrededor de 70 metros por encima del nivel del suelo. En el vídeo al que lleva este enlace, se oye cómo suena una aurora.
Impresionante aurora boreal en Noruega.
Los investigadores localizaron las fuentes de sonido mediante la instalación de tres micrófonos en un lugar de observación. Después compararon los sonidos captados por los micrófonos y determinaron la ubicación de la fuente de sonido. Las mediciones simultáneas de las perturbaciones geomagnéticas, realizadas por el Instituto Meteorológico Finlandés, mostraron un patrón típico de las luces del norte.
«Nuestra investigación ha demostrado que, durante una aurora boreal, la gente puede escuchar los sonidos naturales del fenómeno. En el pasado, los investigadores pensaban que las auroras estaba demasiado lejos para que la gente escuchara realmente los sonidos que producen. Esto es cierto. Sin embargo, la fuente de los sonidos asociada con las auroras boreales está causada probablemente por las mismas partículas energéticas procedentes del Sol que crean las luces del norte muy lejos en el cielo. Estas partículas o la perturbación geomagnética producida por ellas parece crear un sonido mucho más cerca de la tierra», explica el profesor Unto K. Laine, de la Universidad de Aalto.
Los detalles sobre cómo las auroras crean los sonidos son todavía un misterio. Los sonidos no se producen con regularidad cuando las luces del norte aparecen. Los sonidos grabados no amplificados pueden ser similares a crujidos o explosiones sordas que duran sólo un período corto de tiempo. Otras personas que los han escuchado los han descrito como un chisporroteo lejano. Debido a estas diferentes descripciones, los investigadores sospechan que hay varios mecanismos detrás de la formación de estos sonidos. Son tan suaves que uno tiene que escuchar con mucha atención para distinguirlos del ruido ambiental. (ABC)