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Las cosas se han ido aclarando en el caso Tres Marías. Los acontecimientos se desarrollaron en una forma que se puede sustentar con llamadas telefónicas grabadas y la adopción correcta de la Policía Federal de un caso de secuestro —más bien, asalto con secuestro exprés— un día antes.
La camioneta con placas diplomáticas estaba siendo conducida hacia su destino, llevando en su interior personas que en alguna forma, no son ciudadanos comunes y corrientes. Era necesario guardar totalmente en secreto la identidad de las personas que iban en el vehículo. Por ello reaccionaron no obedeciendo las órdenes de los supuestos policías.
El primer vehículo que les ordenó que se detuvieran fue un carro sub-compacto, conducido por policías federales debidamente uniformados y portando armas de grueso calibre, lo mismo que la placa de identificación. Estos fueron los encargados de darle, al vehículo diplomático, la orden de detenerse.
En lugar de obedecer la orden, el vehículo diplomático trató de ganar velocidad y huir.
Ante la desobediencia a las órdenes de la autoridad armada, los policías federales comenzaron a disparar. Fueron 7 de los 12 detenidos los que llegaron a disparar. 5 de los policías no dispararon en momento alguno.
La camioneta diplomática solo se detuvo cuando ya le fue imposible continuar, por razones mecánicas.
Fue allí mismo que se dieron cuenta del problema y del error —ambos lados— y que el asunto pudo haber quedado resuelto. Pero no fue así. ¿Por qué?
Veamos. Los policías federales, efectivamente, procedieron a llevarse, para ser atendidos en hospitales, a los testigos que después podrían salvarlos, a ellos mismos, de las acusaciones que se les imputan. Se trata de los dos hombres heridos —uno en una pierna, el otro en un brazo— que son, supuestamente, personas que fueron contratadas por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) para algún trabajo del cual, obviamente, no se hablará públicamente.
¿Por qué no obedecieron? La respuesta parece fácil: en México, hoy, es difícil creer lo que se ve. No se sabe, realmente, si un vehículo es oficial o está disfrazado de oficial. Con la cantidad de delincuentes fuertemente armados, llenos de dinero, es fácil pensar que ocupantes que se hacen pasar de Policías Federales dentro de un vehículo civil, no sean creídos. Quienes iban dentro de la camioneta con placas diplomáticas tomaron la decisión de no obedecer porque dudaron que la identidad de los federales fuera correcta.
Ahora bien, ¿por qué la desesperación por detener el vehículo de parte de los policías federales? Es obvio que están armados para eso: para perseguir a quienes se niegan a obedecer la orden de detenerse. La orden ya había sido dada y en vez de acatarla, se lanzaron a una carrera de la cual, como hemos visto, perdieron. Lo grave es que pudieron haber perdido la vida. Es lo que sucede cuando la desconfianza total se ha hecho presa de la gente de un país, tanto de los locales como de los visitantes.
Los federales, además, sí tenían una fuerte razón para la acción de persecución y el sometimiento de los que no estaban acatando la orden de detenerse. El día anterior, 2 personas habían sido secuestradas y se les habían robado objetos de valor y tarjetas bancarias, obligándolos a entregar sus NIPS. Las personas habían sido soltadas, vivas. Había una grabación de la esposa de una de estas personas —un funcionario del INAH— quien había denunciado lo que había sucedido. Este también lo denunció cuando los federales le ofrecieron acompañarlo y hacer un recorrido por la zona a ver si encontraban algo que reconocieran como sus plagiarios.
Lo más parecido, para los policías federales, a los plagiarios, fueron los que se encontraban en la camioneta de la Embajada de los Estados Unidos, que se negaron a detenerse cuando se les dio la orden.
Puede decirse que, efectivamente, los policías federales, quizás no con la eficiencia que se esperaría de ellos, ni con el tacto y la delicadeza que habrían sido necesarios, decidieron demasiado rápido balear un vehículo que no tenía armas para repeler la agresión.
¿Existe entre los cuerpos armados de México un Código de Ética para actuar respetando al máximo los derechos humanos fundamentales?